El curioso caso de Víctor Ibarbo

Autor: Juan Felipe Zuleta Valencia
11 marzo de 2017 - 09:52 PM

Tan pronto retornó al Cagliari para afrontar el resto de la temporada de la Liga italiana, Víctor Ibarbo volvió a coger sus maletas con destino a Japón. El Sagan Tosu será su nuevo equipo.

Tottori, Japón

Decir que Víctor Ibarbo parece más un turista que un futbolista no es faltar a la verdad. Su retorno al Cagliari, equipo que es dueño de su ficha y donde llegó hace seis años proveniente de Nacional, no duró ni siquiera un mes, luego de su fallido paso por el fútbol griego donde el Panatinhaikos se deshizo rápido del colombiano por bajo rendimiento.

A Grecia Ibarbo había llegado luego de su fugaz regreso a Nacional que se anunció con bombos y platillos como una de las más importantes contrataciones en el fútbol colombiano y culminó sin pena ni gloria cinco meses después. Y ciertamente Nacional no sintió en lo absoluto la ausencia de Ibarbo, pues su producción en el esquema de Reinaldo Rueda estuvo muy lejos de colmar las expectativas.

Antes de su efímera estancia en Colombia y Grecia, Ibarbo hizo un par de pasantías en Roma y Watford de Inglaterra, todo en una sola temporada, lo que incluso lo llevó a tener problemas con Fifa una vez intentó pasar a un tercer equipo en un solo año, lo cual está prohibido por el ente deportivo. Lo que pasa es que es una regla de inusual cumplimiento porque pocos jugadores en el planeta llegan a la situación de cambiar de equipo tres veces en un año.

Pues bien, luego de esos periplos que sin duda fueron provechosos para la suma de millas, Víctor Ibarbo volvió al Cagliari, equipo en el que más tiempo ha permanecido. Una vez allí manifestó que su salida del equipo había sido un error, que allí se sentía como en casa y que tenía pensado asentarse defitinitivamente y explotar todo su potencial allí. Pero su ímpetu solo le dio para jugar tres partidos y los tiquetes de ida sin retorno con destino a Japón desmontaron su emotivo discurso.

Ahora recala en la liga japonesa, con un contrato a préstamo por el resto de la temporada en el Sagan Tosu, equipo que marcha catorce en la liga local. 

Cerca de cumplir 27 años, Ibarbo está lejos de los que pudieron ser sus mejores tiempos. Su físico y cierto aspecto en su estilo de juego hicieron a muchos hinchas de Nacional rememorar los incios de Faustino Asprilla en el Verde; torpe, por momentos y poco criterioso. La diferencia es que el Tino explotó pronto y se convirtió en un jugador insignida para el fútbol colombiano. Pionero del balompié nacional en Europa. Ibarbo, por otro lado, se quedó en promesa y por ahora sigue su tranquila travesía por algunas ligas del mundo.

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