Esta herramienta, según analistas, es una hoja de ruta para que el estado conozca sus pobladores e identifique sus vacíos para llenarlos de manera adecuada.
El censo poblacional que definirá los atributos particulares de los colombianos inició este martes, y así, comienza a transitarse el largo camino hacia el reconocimiento de los diversos aspectos presentes en el territorio tales como: población discapacitada, edad y sexo de los ciudadanos, identidad étnica, migración entre regiones, estratos socio-económicos y número de excombatientes, entre otros.
Pasaron trece años desde el último estudio realizado para caracterizar a los habitantes cafeteros. Ahora, este instrumento de identificación tendrá la misión de ayudar al país a recopilar datos de sus habitantes en medio de lo que algunos analistas llaman época coyuntural tras la dejación de las armas por parte de la extinta guerrilla de las Farc, cuyos exmilitantes también serán incluidos dentro de la sociedad civil.
Según el director del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), Mauricio Perfetti, con este censo será posible establecer cuántas personas residen actualmente y demandan servicios públicos en Colombia. “A partir de estos datos que arrojan transformaciones demográficas se posibilita la atención a grupos específicos de la población y la generación de políticas públicas”.
“Si bien este es un proceso muy costoso, que a su vez requiere un esfuerzo estatal bastante grande, es algo totalmente necesario. Los dos últimos censos se hicieron en 1993 y 2005, pasaron por periodos muy particulares del país y cambiaron sustancialmente los indicadores de necesidades insatisfechas”, subrayó el politólogo Jairo Segundo Grisales Restrepo.
Este politólogo también hizo hincapié en que es necesario contar con este tipo de estudio a la hora de plantear proyectos de interés social y políticas públicas: “Es muy pertinente realizar el censo en este momento, dado que han cambiado los indices de necesidad en varios municipios, sobre todo en los que fueron escenario del conflicto armado, especialmente entre 2006-2008, a raíz de tanto desplazamiento”.
“En esta época de desmovilización es absolutamente necesario hacer la caracterización poblacional para conocer la situación en la que estamos, y en esa línea lógica, saber desde que perspectiva abordaremos los problemas. Reitero que es un proceso oneroso, su costo es de $350.000 millones. Pero se debería hacer cada diez años, sólo así podríamos evaluar el impacto de cada administración”, expuso Grisales Restrepo.
A juicio del profesor de finanzas Raúl Armando Cardona, el precio que el Estado paga por un censo poblacional es alto, pero prefiere verlo como una inversión, y no como un gasto. “Esta es una encuesta de primera mano y de fuente fidedigna que permite recoger información precisa respecto al número de población y tasas de mortalidad y natalidad, e incluso, cuál es el movimiento de las personas que ingresan o salen de una ciudad a otra, o del mismo país”.
En cuanto a la frecuencia con la cual debería aplicarse esta caracterización, dijo el economista que lo más lógico sería hacerlo con un espacio de diez años máximo. “Realizar el censo en lapsos de tiempo cortos tampoco es lo indicado. Esta es una medición que se hace a largo plazo con el objetivo de actualizar la situación de los ciudadanos y que además posibilita agregar nuevas variables”.
“Para que este instrumento sea eficaz una vez concluya la etapa de recolección de datos, se necesita seriedad del Estado. Es decir, que no suceda lo mismo que sucedió en censos pasados, cuando se alteró la muestra. Cómo se cambió la muestra, por ejemplo al preguntarle a un ciudadano si había trabajado en la última semana, si alguien respondía que si por haber hecho un mandado, se registraba como una persona activa laboralmente”, replicó Grisales.
Y precisó: “Con estos censos se diseñan las políticas, pero también se examinan, de nada sirve esta herramienta si no podemos observar que pasó después de la fase de estudios y ejecución. Esto es esencial para cualquier gobernante que asuma la jefatura de Estado, debe ceñirse a este instrumento que marca la ruta de acción para el desarrollo”.
Este estudio pasará por dos fases, la virtual que arrancó este martes e irá hasta el 8 de marzo. En este punto las familias responden a las preguntas realizadas por el censo electrónico y, posteriormente llega la etapa de puerta a puerta. Aquí los censistas tienen identificados los hogares que contestaron el cuestionario virtual, e irán a esos domicilios a partir de abril.
El director del Dane, Mauricio Perfetti, recomendó a los ciudadano cautela con los inescrupulosos, pues los funcionarios encargados del censo están identificados con gorras, chalecos y carné de la entidad. La etapa de puerta a puerta iniciará en los departamentos que concentran el mayor número de población: Cundinamarca, Antioquia, Valle del Cauca, Santander, Bolívar, San Andrés y Norte de Santander.