Cuando Petro pide a Ardila que le “venda su empresa”, de hecho, lo está amenazando
El señor Petro ofreció, si llegaba al poder Colombia Humana, es decir, él, “comprarle” el ingenio Incauca al empresario Carlos Ardila Lulle para “hacer una demostración de cómo se desarrolla el norte del Cauca”, porque según el candidato, se necesitan 30.000 hectáreas para trasladar a las comunidades “para producir diversidad de productos e industrializar”. Ah, y de paso, si Ardila no quiere, no hay problema, se las “comprarán” a otros (http://www.elpais.com.co/elecciones/elecciones-presidenciales/revuelo-en-redes-sociales-por-propuesta-de-petro-de-comprar-incauca.html)
Con esta afirmación, en menos de un minuto de intervención, Petro amenazó con expropiar a los dueños de la industria del azúcar del Occidente del país, lo cual puede causar gozo en la galería del populismo irredento, pero también, generar un grave conflicto social de incalculables consecuencias y causar la debacle económica en los departamentos cañicultores del valle geográfico del rio Cauca.
Comencemos con Incauca, situada en El Ortigal, norte del departamento del Cauca. En diciembre de 2015, tenía 44.900 hectáreas brutas sembradas en caña, siendo el 76% tierras de terceros, las cuales pertenecen a 878 proveedores. Es decir, estos poseen 34.124 hectáreas, con un promedio de 38,86 por propietario, y la empresa 15.776. Incauca, además, genera 5.732 empleos entre directos y contratistas. Su economía de escala y su innovación permiten los siguientes récords de producción: mediante la técnica de molienda de caña con azúcar desviado a alcohol, produce 4’276.185 toneladas en 2017; 115’19.625 litros de alcohol de mieles en 2015; 9’759.136 Quintales de azúcar en 2009 y 258.749 Mw-h de energía en 2015. También produce edulcorantes a partir de la estevia y compost (http://www.incauca.com/es/nosotros/record-de-produccion/).
Es de anotar que Incauca es una de las grandes productoras de bioetanol, un combustible limpio a partir de la caña, que precisamente ayuda a mejorar la contaminación de los combustibles fósiles, con lo que la idea de Petro, de eliminar la industria de la caña de esta empresa para sembrar productos alimenticios, contradice su perorata sobre preservar el medio ambiente y combatir el cambio climático.
Vea también: La posmanipulación de la opinión
Cuando Petro pide a Ardila que le “venda su empresa”, de hecho, lo está amenazando. Si llegara al gobierno, el verbo “vender” perdería todo su significado; de hecho, bajo una coacción como la que ejercería, Petro fijaría el precio que quisiese y las condiciones de pago que deseara. Sería una expropiación al estilo venezolano, de una empresa que ya ha sido perseguida por Santos por no ser santista. Y es verdad lo que dice, Ardila no se arruinaría, pero los miles de colombianas que trabajan con él sí. Al desarticular esta empresa dejaría sin trabajo, a más de 5.700 obreros agrícolas y sin ingresos a su entorno familiar, y arruinaría a más de 878 propietarios pequeños y medianos (y a sus familias). Esto sin hablar de la pérdida de la infraestructura productiva en uso, del conocimiento adquirido, del hecho de que la tierra se está destinando para su mejor uso, como demostraré más adelante, y de las cifras de producción señaladas.
Y como Incauca tiene 15.776 hectáreas propias y Petro habla de que necesita 30.000 para su experimento, requeriría de otro tanto para realizarlo. Pues bien, como señalé, amenazó con “comprarles a otros”, es decir, a otras empresas cañicultoras. Veamos las cifras de esta agroindustria, para que se entienda el impacto social que tendría desordenar y desarticular esta actividad a gran escala, que trabaja en asocio de pequeños y medianos industriales.
Según Asocaña, el sector abarca 47 municipios en el norte del Cauca, el Valle del Cauca y el sur de Risaralda. En esta región hay 225.560 hectáreas sembradas en caña para azúcar, de las cuales, el 25% corresponde a tierras propias de los ingenios -56.390- y el restante 75% -169.170- a más de 2.750 cultivadores de caña, con un promedio de 61.5 hectáreas por propietario.
Ellos “abastecen a 13 ingenios de la región (Cabaña, Carmelita, Manuelita, María Luisa, Mayagüez, Pichichí, Risaralda, Sancarlos, Tumaco, Ríopaila-Castilla, Incauca y Providencia). Desde 2005, cinco de los trece ingenios tienen destilerías anexas para la producción de alcohol carburante (Incauca, Manuelita, Providencia, Mayagüez y Risaralda” (asocana.org). La producción mensual de bioetanol está en unos 38 millones de litros mensuales, lo que alivia el peso de la contaminación por combustibles fósiles.
Más arriba decía que estas tierras tienen condiciones climáticas y geográficas que las hace óptimas para el cultivo de caña, pues permiten sembrar y cosechar caña todo el año, algo que ninguna otra región del mundo, salvo el norte del Perú y Hawái, puede hacer. A ello se suma la innovación aportada por el Centro de Investigación de la Caña, Cenicaña, que hace que esta industria sea líder mundial en productividad: 14 toneladas de azúcar al año.
Y en cuanto a la generación de riqueza para el país y la región, Asocaña afirma que "La agroindustria de la caña representa cerca del 0,7% del PIB total y 3,7% del PIB agrícola del país. En el Valle representa el 38% del PIB agrícola del departamento y en el Cauca el 25% del PIB industria”. En contraste, “sólo las comunidades indígenas del Norte del Cauca poseen más de 100 mil hectáreas, de las cuales sólo aprovechan el 10% y gran parte de ellas están sembradas en cultivos ilícitos" (asocana.org)
Esto es lo que pone en riesgo la propuesta de Petro. Destruir la gran industria agraria, que trabaja de la mano con pequeños y medianos propietarios y que aporta muy importantes cifras a la economía regional y nacional, y que, además, contribuye a la equidad y a la descontaminación del medio ambiente, aminorando la intensidad del cambio climático en Colombia. Con hechos, no con discursos incendiarios que contradicen la realidad y que traerán la ruina al país.
Además: Con prudencia pero con decisión
Si Petro llegara a la Presidencia, sería un desastre para Colombia. Fortalecer la agroindustria de la mano de los grandes y pequeños propietarios, con base en innovación, que genere empleo digno y masivo y ayude a la generación de riqueza nacional, como propone Duque es la verdadera salida al problema agrario colombiano. El resto es Venezuela…o Cuba, que alguna vez pretendió una zafra de 10 millones de toneladas de caña y ahora produce 800,000…