Impulsada por la necesidad de sobrevivir al neo-proteccionismo de Donald Trump, la integración entre siete países sudamericanos con gobiernos liberales y México da un poderoso salto que cada país deberá cuidar.
Desde sus dignidades como presidentes Pro-témpore de la Alianza del Pacífico y Mercosur, las cancillerías de Chile y Argentina, respectivamente, han acordado dar inicio a la agenda de integración de los dos mayores bloques de integración económica en Latinoamérica. La decisión que fue anunciada durante el encuentro del Foro Económico Mundial en Buenos Aires, tiene antecedentes en la propuesta de Michele Bachelet a su regreso a la Presidencia de Chile, cuando todavía Mercosur estaba dominado por el bloque pro-chavista. Además del precedente, observadores internacionales describen en este paso la respuesta a la necesidad que tienen las naciones de configurar alianzas y grupos que les permitan defenderse del proteccionismo norteamericano que encarna el gobierno Trump.
La iniciativa ha tomado por sorpresa a la opinión pública de los países miembros de ambos bloques que todavía tienen grandes preguntas por sus posibilidades. Ella reta a gobiernos y agentes económicos que necesitarán poner a dialogar dos instancias que tuvieron orígenes y se han desarrollado en forma diferente, para que la integración permita avanzar en un bloque económico regional construido entre países dispares en tamaños, como pueden serlo México y Paraguay, así como competidores por mercados estrechos, como son Brasil y Colombia. El bloque regional es promisorio para sus integrantes, sobre todo si logra consolidarse como espacio para el diálogo e intercambio de las economías liberales de Latinoamérica con el Atlántico (Unión Europea y Reino Unido), así como con las poderosas economías asiáticas, en el Pacífico.
A pesar del inmenso poder de sus integrantes, sobre todo Brasil y Argentina, Mercosur siente la necesidad de remozarse tras el regreso de gobiernos liberales a esas dos naciones y después de imponer la suspensión a Venezuela, por incumplimiento a la carta democrática que orienta a ese bloque económico.
Producto de decisiones pragmáticas con que Perú y Colombia se unieron a Chile y México para superar la agresiva campaña con que Hugo Chávez ahogó a la Comunidad Andina de Naciones, la Alianza del Pacífico tiene en este nuevo proceso la oportunidad para poner a prueba, y consolidar, los pasos dados en integración de bolsas, mercados y personas, construida gracias a la voluntad de los gobiernos y los pueblos que la conforman.