Bien importante este debate en el país, donde la diferencia de creencias se ha vuelto parte de la dañina polarización.
“Una investigación científica sobre el universo puede ofrecer una perspectiva única, compartida por creyentes y no creyentes, que ayude a alcanzar una mejor comprensión religiosa de la creación”. Papa Francisco
Un debate entre el reconocido científico Richard Dawkins, conocido como “el ateo más notorio del mundo”, y el prestigioso teólogo, Gerardo Remolina S.J, que se llevará a cabo a finales de este año en la Pontificia Universidad Javeriana, es una magnífica noticia. Bien importante este debate ahora en el país, donde las diferencias en creencias se han vuelto una muy seria parte integrante de la dañina polarización que vivimos.
Dos episodios recientes muestran la intolerancia e incapacidad de diálogo entre distintos credos. El primero, más sencillo, fue cuando una columnista de El Colombiano, en un escrito equilibrado y respetuoso, declaró su ateísmo o agnosticismo y, en seguida, recibió una reprimenda o descalificación de otro columnista y un lector. ¿No se pude admitir que no se tenga la misma fe? En el otro episodio, el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, declaró su ateísmo respetando a quienes creen. De inmediato el exprocurador, Alejandro Ordoñez, condenó al ministro y al Gobierno culpando al ateísmo de las políticas gubernamentales. Definitivamente estamos en presencia de un muy dañino integrista, fundamentalista católico.
Bien distinta la posición del papa Francisco, siempre gran partidario del diálogo y encuentro interreligioso; en una conversación dijo: "Todos tenemos el deber de hacer el bien" y agregó "Sólo hagan el bien y encontraremos un punto de encuentro", esto lo decía el Papa cuando alguien expresaba: "Pero no creo. Soy un ateo". Entre nosotros parece haber varios o muchos extremistas, convencidos de ser los dueños del bien por eso tan repetido y bien peligroso de “los buenos somos más”.
A propósito, el invitado al debate o conversatorio, Richard Dawkins, luego del horrendo ataque de extremistas religiosos, el 11 de setiembre en Estados Unidos, expresaba que muchos de nosotros veíamos la religión como algo inofensivo. Si la gente necesitaba una muleta religiosa para consuelo, ¿dónde está el daño? EL 11 de septiembre cambió todo eso, fe revelada no es inofensiva, puede ser algo letalmente peligroso pues da a la gente una confianza inquebrantable en su propia justicia. Peligrosa porque les da el falso valor de quitarse la vida y elimina de forma automática barreras normales para matar a otros. “Peligroso, ya que enseña a los demás enemistad etiquetadas únicamente por una diferencia de la tradición heredada.” En su ateísmo, Dawkins, coincide con la abierta condena de la jerarquía católica al fanatismo e integrismo religioso.
El jesuita Remolina, recientemente publicó el libro “Los fundamentos de una ‘ilusión’ ¿Dios y la religión, ilusión o realidad?” Del que él mismo dice: “Una de las formas como con frecuencia se ha cuestionado la realidad de Dios, y de nuestra relación con Él, ha sido calificarla como una ilusión. Este término tiene diversos significados: puede ser la imaginación de algo inexistente que se asume como si fuera real, y que no es más que un sueño engañoso (ilusión subjetiva); pero puede ser también el anhelo y la esperanza de alcanzar algo que es posible y realizable como compleción de la propia existencia (ilusión objetiva). Vale la pena considerar algunos ejemplos de la tendencia a calificar a Dios como ilusión subjetiva y, al mismo tiempo, llamar la atención sobre los fundamentos antropológicos de una posible ilusión objetiva.”
Dawkins, es autor de varios textos uno titulado “El relojero ciego”. Sobre este tema se había pronunciado el lúcido cardenal Carlo María Martini diciendo que el proceso del ateísmo moderno fue preparado y acompañado aún por creyentes al presentar a Dios como relojero del universo, enorme ser denotado únicamente por su potencia, inmenso y omnívoro, esto es que se alimenta de todo. Siempre son bienvenidos debates entre fe y ciencia, como el de ahora.