Son 58 artistas empíricos de todo el país quienes han logrado exhibir sus obras en la quinta edición del Salón BAT, muestra itinerante que estará en la Cámara de Comercio hasta el próximo 14 de noviembre.
El arte, que podría haberse considerado por años una expresión alejada del público común, en la actualidad ha pasado a ser más cercana a los problemas sociales cotidianos de las comunidades regionales, tal y como lo indican expertos nacionales.
Muestra de ello son los espacios creados en el ámbito nacional de manera independiente para que artistas empíricos puedan mostrar sus obras sin la necesidad de ser reconocidos o de tener un proceso académico resaltable.
De ahí partió, en el 2004, la necesidad de la Fundación BAT Colombia de iniciar una muestra itinerante con personas talentosas, quienes no habían podido exhibir sus obras por falta de recursos, apoyo y reconocimiento.
Ana María Delgado, gerente de la Fundación BAT, explicó: “Nosotros empezamos basados en el Salón Bigott de Arte Popular que se realiza en Venezuela, de allí comenzamos a trabajar con la dirección de arte del Ministerio de Cultura a través del curador nacional Eduardo Serrano y con el paso del tiempo fuimos encontrando más aliados como la Conferencia Episcopal de Colombia, que nos han permitido financiar la muestra itinerante en varias ciudades del país”.
El objetivo central es que los artistas populares de las diferentes regiones logren tras la muestra hacerse un espacio en la industria del arte y puedan con ello vender sus obras y crearse un nombre en el país, ya que paradójicamente, como afirmó el curador, han sido más reconocidos en el exterior que en su propio territorio.
Para Antioquia, la quinta edición del Salón BAT de Arte Popular, que este año tienen como tema: Colombia pluriétnica y multicultural, en homenaje al maestro nariñense Eduardo Muñoz Lora, llegó a la Cámara de Comercio de Medellín para exhibir 58 obras, resultado de una convocatoria nacional en la que se inscribieron 1.667 de artistas de todo el país.
La exposición está compuesta por las obras ganadoras, las menciones y algunas otras que se exhibieron en el Gran Salón en el Centro Cultural Gabriel García Márquez de Bogotá; entre las que se encuentran tallas en madera, esculturas, pinturas, fotografías, videos, instalaciones, entre otras técnicas.
“Lo bonito de estas exhibiciones con artistas empíricos es que ellos mismos se han dado cuenta de que sí cuentan con la posibilidad de dar a conocer su trabajo, que son valorados y tenidos en cuenta, que sus materiales, su historia y sus técnicas son valiosas para el país y ahora hay una cantidad de coleccionistas de arte contemporáneo o ‘culto’ que está comprando obras de arte popular”, comentó la gerente de la Fundación BAT.
Son seis los artistas antioqueños que hacen parte de la exhibición: Draison Murillo, segundo premio Fundación BAT, con su obra Pelea, Crimen y Castigo, 15 años tras las rejas; Mauricio Alejandro Giraldo, con su obra Mercado a orillas del río; Wilson Gutiérrez Lozano, con su obra Sueños de la calle; César Augusto Agudelo Martínez, con su obra En Medellín lo invisible es colgado del cielo, seleccionada por el público; Berenice Angie Cerquera, con su obra El asiento de la paz, y Jorge Alonso Zapata Sánchez, con su obra Espera interminable.
Por su parte, Draison Murillo, quien quedó entre las siete obras premiadas por la fundación, narró cómo fue el proceso de creación de la obra que exhibe: “Mi obra, que me llevó tres años de construcción, la hice tras salir de la cárcel en la que estuve por 15 años, en ella plasmo la cruda realidad por la que me tocó pasar. Estos espacios son muy importantes por ejemplo para gente como yo porque nos impulsa a creer en nuestro talento y a hacer cosas más creativas y positivas en nuestras vidas, ojalá se den más eventos así porque los artistas empíricos no tenemos ninguna clase de apoyo de las instituciones”.
Igualmente, Jorge Alonso Zapata, quien recibió una mención, expresó que el espacio le ha permitido mostrarle al público su obra, la cual retrata una realidad muy cercana a la vida colombiana que son las dificultades a las que se someten las clases bajas al momento de someterse a tratamientos médicos “interminables” que se ven escabrosos debido a las pocas acciones de las entidades de salud.
El curador nacional Eduardo Serrano, quien además fue jurado de la convocatoria, comentó que considerando que la curaduría de arte popular es muy distinta a la de arte académico, sin dejar de lado que ambas se nutren constantemente una de la otra, se tuvieron en cuenta para seleccionar las obras a exhibir varios puntos importantes como que los artistas estuvieran sujetos al tema de esta edición y que sus obras plasmaran a cabalidad lo que pretendían expresar.
“La cultura popular nunca será académica, por eso lo que buscamos es que refleje la manera de pensar del pueblo, la manera de pensar, el gusto del pueblo, la forma de solucionar sus problemas y la manera de acercarse al arte”, dijo Serrano.
De la misma manera, añadió que por lo general el arte popular solo logra ser difundido en la familia del artista, sus conocidos, vecinos o sus mismas veredas o barrios, por lo que nunca tienen una pretensión como lo harían los artistas académicos.
“Las obras populares expresan mundos particulares y mundos muy ricos, por eso es importante hacerlos parte del medio y buscar esa aproximación de la ciudadanía. Siempre lo importante será que la obra logré trasmitir y reflejar su significado”, finalizó el curador.