En pocas palabras: arruinó al País buscando una exaltación muy personal del Presidente, dizque “buscando la tan anhelada Paz”.
Luego de haberse prendido todas las alarmas relacionadas con la economía del País, específicamente la Deuda Externa y el gasto desbordado, el Gobierno resolvió entrar en un proceso de austeridad, y se dejaron venir los recortes para el Deporte y la Ciencia y la Tecnología. “Pero no temáis, Cárdenas está aquí”, está claro que los recursos para la “mermelada, el boato y la propaganda, lo mismo que los “compromisos” del mismo Gobierno con las Farc, no tendrán ningún recorte.
Esto no es de extrañar porque el Gobierno acostumbró a la población a una dieta con base en “sapos”, lo que trae a la memoria, el experimento de someter a una rana a un baño de agua hirviendo, en contraste al comportamiento que resulta al someterla a un aumento gradual de temperatura del agua. Es el cuento del “Elefante y la hormiguita. “El que entendió, entendió”.
Pero también hay que analizar muy profundamente: ¿Cómo se llegó a esa situación? El Gobierno le endilga la responsabilidad, en gran parte, a la caída del precio del petróleo, pero no se fija en “la viga (su gran responsabilidad) que tiene en el ojo”. En pocas palabras: arruinó al País buscando una exaltación muy personal del Presidente, dizque “buscando la tan anhelada Paz”.
Gradualmente, poco a poco, la institucionalidad del País se vino al suelo, en casi todos los órdenes. En otras palabras: la ruina moral, institucional, legal, económica, etc.
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La Separación de poderes es una patraña. Además, es claro que se utilizó a la Justicia para perseguir a la oposición, y así por el estilo.
Abundan las leyes, decretos, disposiciones, conceptos, etc. Y sin embargo:”Se obedece pero no se cumple”. Los escándalos del cartel de “contratismo”, permiten preguntar: ¿Qué pasó con la Ley 80? Otro, de los muchos ejemplos, trata de que recientemente se informara que el 54% de los vehículos no disponen del certificado de la revisión Técnico Mecánica. ¿Qué ha pasado? ¡Corrupción “ventiada”! ¿Por qué? ¿Será que las disposiciones son irreales y de imposible cumplimiento? o ¿Será que se propicia el negocio de tramitadores e intermediarios chanchulleros?
Con frecuencia condenan al Estado y, específicamente al Ejército, por actos cuya responsabilidad es de la guerrilla, lo que contrasta con informaciones como las que dicen: “La Nación no deberá pagar a los “tumbados” por pirámides ilegales”, porque dizque “alertó a la población”, cuando la evidencia fue que no prestaron atención oportuna a “lo que todo el mundo sabía”. En otras palabras el concepto de “fallas en el servicio” se aplica a los militares pero no a los superintendentes y a tantos altos dignatarios del Gobierno. ¿Cómo se explica, por ejemplo, respecto a los Derechos Humanos, lo que sucede en las cárceles? ¿Será “una falla en el servicio” del Ministro de Agricultura la reaparición de la Aftosa? Y abundan los cuestionamientos similares.
El gasto excesivo en la propaganda del Gobierno merece un análisis más profundo. Ciertamente, en el pasado abundan ejemplos del uso de la propaganda. Se ha dicho que Goebbels fue un “maestro” al demostrar que repitiendo y repitiendo una mentira, haría que la gente llegara a creer en ella.
Por ejemplo, si se consideraran únicamente las propagandas cinematográficas de la Segunda Guerra Mundial, esta hubiera terminado en 15 días.
Esto es lo que ha venido ocurriendo en Colombia, con el “embeleco” de la Paz, en donde el tal “arruinado pero austero” Gobierno, “no se fija en gastos”, recurriendo a toda clase de excesos de propaganda, financiando a la “gavilla mediática”, y a la repartición de la “mermelada” que le queda, con la diferencia que la mayoría de la comunidad, al juzgar por las encuestas, no se ha “tragado ese sapo”.
Se desata, curiosamente en el exterior, el “escándalo de Oderbrecht” y está “salpicando” a “todo el mundo”, pero de nuevo: “no temáis aquí está el Fiscal”, quien, aparentemente, se encargará, mediante “cortinas de humo” o distractores, para que el “salpique” no llegue hasta el Primer Mandatario. Cabe, además, preguntar: ¿No habrán otras firmas con comportamientos similares?
Con los “últimos” escándalos que vinculan expresidentes de la CSJ y algunos parlamentarios, se ha desatado una ola de fariseísmo que se “desgarra las vestiduras”. ¿Es que la comunidad no sabía, o por lo menos intuía, cómo se manejan los intríngulis jurídicos? ¿Se desconocían, por ejemplo, las andanzas del anterior fiscal?
Finalmente. ¿Será que la comunidad, tampoco se ha dado cuenta de la infiltración de las rémoras mamertas en todos los estamentos del quehacer nacional e internacio