La vigencia de autocracias que se disfrazan de dictaduras provoca un deterioro tan severo de la democracia, que se convierte en amenaza para el futuro de la paz global
El mundo despide el 2017 con justificadas razones para preocuparse por la suerte de democracias sometidas a hipertrofia del poder ejecutivo, especialmente el presidencial, y un progresivo retroceso de capacidades e independencia de los órganos legislativo y judicial, que van renunciando a su potestad de contener desmanes y exabruptos de los gobiernos. Aunque los síntomas se expanden de Yemen a Rusia, pasando por Turquía, las insuficiencias que se registran en países cuyo destino afecta a Colombia nos exigen profundizar nuestro análisis en dos países americanos que sufrieron severos deterioros de sus democracias. La próxima semana abordaremos la realidad nacional.
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El régimen chavista aceleró el tránsito a la tiranía renunciando a antiguas posturas que pretendían cuidar las formas democráticas, al menos las más notorias y defendidas por la comunidad internacional. Tras la burla al diálogo que impulsaron el Vaticano y Unasur, con apoyo del Psoe español, el gobierno de Nicolás Maduro enfiló, valiéndose de todas las armas, contra los derechos humanos, cualquier sombra de equilibrio de poder que hubiese sobrevivido a Hugo Chávez, el territorio y la inmensa mayoría opositora, arrasada en las urnas gracias a la persecución y el fraude.
En el campo humanitario, los resultados de la arremetida del tirano Maduro y su camarilla se cuentan en los 157 muertos y 15.000 heridos en las marchas que la oposición realizó hasta agosto, y a las que renunció para contener la masacre; en los 268 presos políticos reconocidos por la ONG Foro Penal, así como en la hambruna que sufren quienes se resisten a tener el “carnet de la patria” oen la escasez de gasolina, en un país acostumbrado a derrocharla.
La instalación de la Asamblea Constituyente que hizo elegir el 18 de agosto, en una jornada que los propios operadores denunciaron por fraudulenta, le ha servido al tirano para arrasar con las instituciones. Con las atribuciones que ella le ha dado, persiguió e impuso el exilio al Tribunal Supremo de Justicia elegido por la Asamblea Nacional, a la fiscal general y se permitió revocar al poder legislativo, que estaba mayoritariamente integrado por la oposición; así como convocar a las elecciones regionales y municipales, también ensombrecidas por el fraude y la abstención de la mayoría de partidos opositores. En su más reciente, improvisada y temible decisión, el régimen impuso la eliminación de la Alcaldía Metropolitana de Caracas y el Distrito de Alto Apure. Habiendo perdido la vergüenza, su personera en la AC, Delsy Rodríguez, reconoció que el paso se dio porque en ambas municipalidades, el gobierno “se apartó de la orientación político-administrativa que señala la ley”.
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Tras la posesión de Donald Trump, el mundo esperaba que el Congreso de Estados Unidos demostrara su entereza ejerciendo control sobre el advenedizo que poco conoce de reglas de juego, democracia y concertación. Sin embargo, ese respetado órgano ha callado frente a controversiales decisiones internas del gobernante y ha sido tolerante con intervenciones internacionales que le han quitado respetabilidad al país como guía de la política global y amenazan la estabilidad del orbe.
Vea sobre las decisiones de la ONU y Estados Unidos
La determinación de llevar la embajada de Estados Unidos a Jerusalén, a pesar de las múltiples resoluciones que desde 1967 ha proferido la ONU llamando a que el destino de la ciudad santa sea definido en negociación de Israel y Palestina, incentivó unfuerte rechazo de la Asamblea General, que en sesión extraordinaria reiteró la obligación de los otros Estados a respetarel estatus actual de la antigua urbe. Ahondando en su soberbia,Trumpysuembajadora,NikkiHalley,amenazaronalospaísesvotantesyalapropiaONUconunaretaliacióneconómica, por el "irrespeto" de no seguir su parecer. La amenaza produjo ciertos resultados pues 21 delegaciones se ausentaron y 35, entre ellas Colombia, se abstuvieron de votar. Pero aún así, 128 países votaron a favor del rechazo, incluyendo Gran Bretaña, Japón, Francia y Alemania, junto al esperado de Rusia. Apenas siete países acompañaron a Estados Unidos e Israel en el rechazo a la decisión mayoritaria. La pérdida de liderazgo de la Casa Blanca en poder del incontrolado autócrata puede tener enormes, y preocupantes impactos, no sólo en lo relacionado con la paz en el Medio Oriente, sinocuando necesite convocar a amigos y hasta a contradictores, a que sumen a su favor en el empeño de contener al tirano Kim Jong-un, cuyo amenazante poder debe ser contenido por la comunidad de naciones, que sólo es posible unificar mediante renuncias a anacrónicas pretensiones imperialistas de lado y lado.
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El mundo no puede seguir dando la espalda a las actuaciones de mandatarios con el talante de Maduro o Trump, pero también Erdogan o Putin, entre los sobresalientes, pues ellos encarnan mutaciones de las autocracias, que provocan un deterioro tan severo de la democracia, que se convierte en amenaza para el futuro de la paz global.