La decisión es una hoguera que el centralismo enciende para que en ella ardan las buenas y pacíficas relaciones de dos pueblos hermanos.
La Resolución 1069 del 19 de septiembre de 2017, por medio de la cual el director del Igac convocó el próximo 10 de octubre al acto de amojonamiento de Belén de Bajirá, acción que sucede a una decisión en firme sobre límites, cayó como baldado entre el pueblo antioqueño, que mantiene su confianza en la seriedad del compromiso asumido por el presidente Santos acerca de que el Gobierno Nacional esperaría un pronunciamiento del Consejo de Estado antes de cualquier pronunciamiento sobre ese diferendo limítrofe.
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Ante este nuevo asalto del director del Igac a la confianza de los antioqueños, el gobernador Luis Pérez ha pedido al presidente Santos aclarar la confusión creada por un funcionario que pretende realizar un acto ilegal, en tanto significa adoptar los límites que están en controversia. La no realización del evento del 10 de octubre es la mínima respuesta que el Gobierno debe ofrecer a Antioquia, para notificar la desautorización al funcionario referenciado.
Puede ocurrir, sin embargo, que el presidente y el ministro del Interior no desautoricen a su subalterno y, consecuentemente, permitan la ilegal fijación de límites. En tal caso, estaremos ante una nueva comprobación de que Guillermo Rivera persiste en la defensa de sus tratativas con la dirigencia que levantó el paro cívico de Chocó a cambio de dar ese zarpazo a Antioquia.
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El reconocido diferendo de los departamentos por la soberanía de Belén de Bajirá cuenta con claros mecanismos legales, por supuesto el Congreso, para su solución institucional, que las dos partes y el Gobierno Nacional han de respetar. Asaltar los procedimientos, y apoyarse para ello en la virulencia del lenguaje y las manifestaciones de algunos sectores, ha atizado un conflicto que no tiene por qué presentarse entre pueblos cuyos destinos están estrechamente ligados. Convertida en hoguera regionalista, esta discrepancia sólo sirve a los intereses del poderoso centralismo que en esta situación es personificado por el doctor Santos y su ministro del Interior.