Miguel Lora Escudero, más conocido como Happy Lora, fue el primer boxeador colombiano en conseguir el título mundial en peso gallo.
La carrera de un deportista es una montaña rusa, con ascensos y descensos que no son fáciles de manejar. Cuando se es deportista y se es primero, llegan las medallas doradas y todos están ahí para apoyar, tomarse fotos y celebrar los triunfos, porque esos triunfos no son sólo suyos o de su equipo, son de todo un país que vibró con esa victoria. Pero cuando se pierde las cosas se ponen color de hormiga, las felicitaciones se cambian por críticas, todos sienten que se pudo haber hecho mejor y entonces se experimenta el sabor amargo de la derrota, un viaje que casi siempre se hace acompañado de la soledad.
Miguel Lora es hoy un hombre de 56 años, que supo llenar de alegría al país. Happy, como todos le conocen, ganó el título mundial gallo en 1985, el mismo que defendió con éxito en siete ocasiones durante tres años hasta que perdió el 29 de octubre de 1988 en Las Vegas, frente al mexicano Raúl Jíbaro Pérez, por decisión unánime. Una carrera impecable con 37 victorias y sólo 3 derrotas en 40 peleas como profesional, que hacen que Happy siga siendo hoy un ídolo del deporte colombiano, no sólo por sus actuaciones dentro del cuadrilátero sino por su manera de comportarse fuera de él.
En la actualidad, reside en su ciudad natal Montería. No pasa por ninguna necesidad pues supo aprovechar las oportunidades económicas que tuvo como boxeador, montó algunos negocios, compró propiedades y ahora vive como soñó.
“Ahora estoy disfrutando, dedicado a mi familia, mis hijos, mi nieta y mis hermanos. Me llaman a dar conferencias de vez en cuando para inspirar a jóvenes y niños, doy charlas en colegios y centros educativos y me tienen mucho en cuenta por haber sido un deportista íntegro y disciplinado”.
Es que lamentablemente, en un mundo como el del boxeo, son más los casos de deportistas que malgastaron su éxito, que los que supieron pensar a futuro, en su bienestar y en el de los suyos.
“La gente que no me ve hace 30 años se queda impresionada, me dicen Happy estás igualito, pareces un pelao”, comentó Lora a El Mundo en medio de risas pero haciendo alusión a la buena forma que mantiene. No olvida que el cuidado personal y el deporte son el soporte de una vida sana y tranquila, por lo que no se aleja del todo de los gimnasios.
Miguel está seguro que cuando una persona actúa bien se siente bien, un secreto que según él se construye con tres elementos: “Disciplina, buen humor y don de gentes”.
Tras su retiro en 1993, Happy incursionó en otros mundos, probó suerte como actor y cantante pero al final entendió que lo suyo es el boxeo. Por eso, aunque hoy está alejado del ring, dedicado a otros asuntos, siente el deseo y la intención de seguir aportando todo su conocimiento para que una disciplina que supo darle tantas alegrías al país tenga mayor popularidad y siga mostrando al mundo entero el talento y la capacidad de los pugilistas cafeteros.
Una motivación especial
Happy no esconde que el buen nivel del deporte colombiano es una motivación especial y por eso aplaude la gestión que se está llevando a cabo: “Jamás en mi vida había visto tanto éxito como en estos 8 años. En mi época Colombia no obtenía tantos triunfos como los ha tenido últimamente. No había la cantidad de deportistas que hay ahora, destacando de manera simultánea en el ámbito mundial, jamás habíamos tenido tanto éxito internacional”.
Por eso agradece a la vida haber sido parte de esos luchadores que abrieron el camino y le mostraron a las nuevas generaciones que a través del deporte se pueden alcanzar muchos sueños y darle alegrías a un país.
“Afortunadamente no recibí tantos golpes en el boxeo, usted me ve el rostro y dice bueno pero tú no pareces boxeador, tú tienes es cara de actor”, cuenta con la alegría de ese hombre que cada segundo le hace honor a su apodo, Happy, y a quien parecen no pasarle los años.
El metal se oxida pero el cariño no
Capítulo aparte en su vida es el reconocimiento que recibe por parte de Coldeportes 24 años después de su retiro. ”Nos han tenido en cuenta a las viejas glorias, hemos sido estimulados por el gobierno y por eso estamos muy agradecidos, porque hemos recibido mucho apoyo y hemos sido beneficiados no sólo con una pensión sino con elogios y reconocimientos organizados anualmente por Coldeportes en varias ciudades”, recordó.
Es que como Happy hay deportistas retirados que fueron héroes en su momento y como a veces el tiempo se encarga de que los logros se llenen de polvo y pasen al olvido, es necesario que haya un ente encargado de reconocerles a ellos todo lo que le supieron dar a Colombia. Por eso se creó el programa Glorias del Deporte, el cual consta de una pensión vitalicia equivalente a cuatro salarios mínimos legales vigentes, en el que está incluido Happy.
“La pensión vitalicia se reconocerá en las modalidades de vejez o invalidez y tendrán derecho a la misma los deportistas que hayan sido campeones mundiales oficiales, medallistas en campeonatos mundiales oficiales en la máxima categoría, o de Juegos Olímpicos”, dice el artículo 45 de la Ley 181 de 1995.
Los medallistas olímpicos o campeones mundiales empezarán a recibir la pensión vitalicia a partir de los 50 años. Otro requisito para recibirla es no tener ingresos mensuales superiores a cuatro salarios mínimos y la pensión es de carácter insustituible.
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Pero no es sólo el reconocimiento económico, porque los deportistas también viven del afecto de los aficionados, que está presente con toda seguridad cuando se encuentran en la cima. Por fortuna, en el caso de Miguel Lora no le han faltado las voces de aliento que le recuerdan a él y a todas las viejas glorias del deporte, que el metal de las medallas y los títulos que supieron ganar otrora puede estar oxidado, pero el cariño y la admiración permanecerán intactos siempre.