En las últimas décadas se han desarrollado importantes obras en el Centro de la ciudad, como la construcción del Metro y del Tranvía, el desarrollo de La Alpujarra, Plaza Mayor, Parque de los Pies Descalzos, Plaza Botero, Museo de Antioquia y la peatonalización de Carabobo.
Museos, teatros, archivos históricos, comercio, industria textil, educación, calles emblemáticas y una población flotante de más de un millón de personas que, día tras día, son testigos de la historia, magia y transformación permanente del Centro de Medellín, un lugar que tiene vida, un espacio que inspira, pero que carece de orden.
Esa es la radiografía que hacen quienes conocen en detalle y han tenido la oportunidad, desde su experticia, de contribuir a la evolución y desarrollo de la zona céntrica de la capital de los antioqueños.
“El desorden genera inseguridad, pero vivir en el Centro es una maravilla. Es evidente que el exagerado flujo vehicular debe ser controlado, pero también es inadmisible que zonas como Carabobo, que es un espacio peatonal, hayan sido tomadas completamente por los venteros ambulantes”, expresó el arquitecto Luis Fernando Arbeláez, exdirector de Planeación de Medellín.
Además, el avezado destacó la necesidad de implementar un programa de vivienda masiva en esta zona, rehabilitando viejos edificios y dividiendo otros para que “personas de clase media se vayan a este lugar, lo cuiden y les duela, pues el Centro hay que habitarlo”.
Entretanto, Daniel Carvalho, concejal de Medellín y magíster en Urbanismo del Instituto Francés de Urbanismo, explicó que, para bien o para mal, el Centro de la ciudad “nunca ha dejado de transformarse”, pero lo que ahora se pretende es un nuevo cambio físico y social.
“Pretender que el Centro sea un lugar tipo postal de ciudad europea, en donde no hay ventas ambulantes, donde todo es silencioso, pues eso es falso, y esa nunca ha sido la idea que han planteado los urbanistas o las administraciones municipales”, dijo el corporado.
Y continuó: “Claro que estamos trabajando por un Centro más organizado y más limpio, pero tampoco podemos olvidar que este lugar es el reflejo de nuestra idiosincrasia, a veces con nuestro caos, pero podemos hacerlo un lugar verdaderamente agradable que invite, de día y de noche, a visitarlo”.
“La tarea es de todos”
Bien decían las abuelas: “el orden empieza por casa”. Ese orden que desde que llegó a ocupar el cargo de gerente del Centro de Medellín ha querido retomar Pilar Velilla Moreno, quien está convencida que la sociedad y la empresa tienen papeles muy importantes para la transformación de este territorio.
“En esta Administración se construirá sobre lo existente para recuperar la memoria de las calles, parques y corredores. Los andenes crecerán y las vías serán más angostas, dando prioridad al caminante y al ciclista”, detalló.
Velilla, quien ha dedicado su carrera a mejorar la calidad de vida de las comunidades, es consciente que esta evolución es un proceso lento, que implica la modernización y ordenamiento de los servicios de transporte público, una iluminación a escala humana, una desestimulación del uso del carro particular, entre muchos otros cambios que tiene que dar la ciudad en su proceso de civilización.
“No estamos inventando un nuevo Centro y, si bien la gran responsabilidad es de la Alcaldía, la sociedad y la empresa tienen papeles muy importantes en este proceso que yo llamo de civilización del Centro, pues tenemos desde la más pequeña indisciplina hasta el más grave delito. La tarea es de todos”, concluyó.
El exdirector del Teatro Pablo Tobón Uribe, activista cultural y una de las voces más calificadas para hablar del Centro de Medellín, Sergio Restrepo, considera que, aunque se han perdido algunos espacios, este territorio continúa siendo el símbolo de las resistencias sociales y culturales del Valle de Aburrá.
“Tenemos que aceptar realidades, y es que el Centro tiene un afán que, incluso, ha contagiado a las personas. Los ciudadanos ya no se detienen a ‘juniniar’, ni a mirar vitrinas, ni a disfrutar de los espacios precisamente por eso, porque ya andan siempre con afán”, dijo.
Restrepo, actualmente gerente del Claustro San Ignacio, ubicado en el corazón metropolitano, no dudó un solo segundo en aseverar que el Centro es “un lugar para la vida”, lleno de magia, historia y creación permanente.
Finalmente, resaltó que en el Claustro se desarrolla el proyecto de inversión privada más importante de las últimas décadas en Antioquia y uno de los más importantes del país, refiriéndose a los planes que la caja de compensación Comfama tiene para la cultura, motivo por el cual es el encargado de llevar el timón de esta iniciativa que involucra, no sólo al Centro de Medellín, sino a toda la sociedad que la habita.