Si elegir escuela para la educación de los hijos es una decisión determinante dentro de una familia, optar por prescindir del modelo educativo convencional y continuar con la formación de los hijos en el hogar es una elección que encarna una responsabilidad innegable para los progenitores.

El modelo de educación en casa o homeschooling se ha convertido en una alternativa para padres que ven viable la posibilidad de formar a sus hijos por fuera de la estructura educativa tradicional.

“Vemos casos de parejas que deciden enviar a sus hijos a determinados colegios porque son técnicos o tienen una metodología especial, un buen puntaje ante el Icfes o porque abre puertas en otro lugar;  empieza uno a conocer múltiples experiencias al rededor de la toma de decisión acerca de en qué colegio mete uno a los hijos y en el mundo de la educación cada quien ve qué pesa y qué no pesa y a partir de eso decide. En el caso nuestro, con mi esposa decidimos que la educación de nuestro hijo se daría por fuera del colegio”, relató Edwin Ángel, un padre de familia que optó por formar parte activa en la educación de su hijo y apersonarse junto a su esposa del proceso formativo de Zoe (13 años), desde casa.

Según Julián de Zubiría, pedagogo y director el Instituto Alberto Merani, los modelos de educación en casa  “tienen gran impulso en Estados Unidos. Provienen de una sociedad que ha alcanzado pésimos niveles en la educación básica y muy baja cohesión familiar. La alternativa que han encontrado es retornar a la escuela en casa o homeschooling. También encontraron impulso en México con un educador australiano muy famoso y radicado en Cuernavaca en los años setenta: Iván Ilich, muy reconocido mundialmente por sus propuestas hacia la desescolarización de los niños”.

Le puede interesar: Itagüí tiene 3.064 cupos en instituciones educativas oficiales.

Entretanto, Ángel señaló que la decisión de educar a su hijo en casa surgió a partir del desencanto que Zoe mostró frente al colegio luego de una experiencia con una docente autoritaria cuando este apenas incursionaba en jardín. “El problema de todo esto es que uno no se pregunta sobre cómo aprendimos nosotros, uno está tan acostumbrado a que le tocó ir al colegio y lo acepta como normal, que llegado el momento de decidir sobre otra persona rara vez nos cuestionamos y concebimos como lo más normal mandar a nuestro hijo al colegio”.

Este papá contó también que cuando su hijo, estando tan pequeño, manifestó no querer volver más al colegio, él y su esposa decidieron no volverlo a llevar. “Empezamos a montar juntos en bicicleta y hablábamos de los números mientras íbamos por las calles y luego mi esposa empezó a tocar con él temas de historia a partir del arte; le fuimos dando a elegir un tema y el primero que eligió fue Egipto, se encantó con el tema y así por medio de un tema de interés se empieza a abrir el conocimiento, porque cada tema tiene que ver con todo o con muchas cosas de la vida”.

Él fue enfático en afirmar que con su posición no busca “atacar” el colegio, “me parece una posibilidad, pero que el hijo de uno pueda aprender fuera del colegio también es una posibilidad igual de valida, nosotros, por ejemplo, hemos implementado una metodología en la que vemos con nuestro hijo los temas que según su edad corresponden al curso del colegio, pero también exploramos sus intereses como la programación, a través de esta ha entendido asuntos como la aplicación y utilidad de las matemáticas pero también lo ha llevado a explorar el inglés porque es el idioma en el que se trabajan esos temas ”.  

De Zubiría señaló que en la actualidad se atraviesa una enorme crisis en la escuela. “Sigue siendo ampliamente generalizada en el país y en América Latina la escuela tradicional, rutinaria y memorística. De allí que, por desesperación y sin encontrar salidas viables, algunos padres opten por retirar a sus hijos de los colegios y por educarlos ellos mismos en casa”. 

En consonancia, Edwin Ángel relató un episodio en el que su hijo accedió a ir a la escuela. “En cuarto de primaria le propusimos entrar a un colegio como prueba, para ver cómo se sentía; los primeros días estuvo encantado jugando con sus compañeros pero con el paso del tiempo empezó a tener conflictos frente a asuntos como la insistencia por el silencio, el estar bien vestido y el detonante fue el hecho de perderse el tiempo de descanso, que era el momento que más disfrutaba, dado que sus profesores destinaban este tiempo a que él se quedara poniéndose al día en los apuntes de su cuaderno”.

Lea además: Padres de la IE Cristóbal Toro están aprendiendo a "Crecer en familia".

Angel consideró que decidir educar a los hijos en el hogar representa un reto para cada familia,  “a uno a veces le cuesta mucho trabajo salirse del formato y el reto para nosotros es romper con los modelos de educación que traíamos, desescolarizarnos, porque uno no suele ver la educación más allá de un recinto y es necesario salirse del formato. Eso cuesta mucho, porque uno no se ve por fuera de un sistema. Nosotros, por ejemplo, empezamos yendo a la biblioteca dos veces por semana y él fue adoptando un cariño especial por los libros y la literatura y así fuimos accediendo hasta que le preguntamos nuevamente si quería entrar al colegio y ahí manifestó que no, ha ido explorando temas que le llaman la atención y esa exploración lo lleva a descubrir cada vez más capacidades y posibilidades”.

El debate en torno a las habilidades sociales

Sin duda, hoy en día, la educación en casa es un modelo alternativo. En el concepto de Julián de Zubiría es “profundamente equivocado”, ya que a los colegios se va no sólo a aprender algunas cosas. También se va a socializar, a aprender a resolver conflictos, a aplazar los deseos, a respetar el uso de la palabra, a convivir con los otros, a hacer deporte en grupo y a mil cosas más. 

El pedagogo añadió a su idea el que los estudiantes, de igual modo, aprenden “muchísimo” en los recreos, en los debates y en los fines de semana con sus iguales. “Se aprende gracias a la diversidad de compañeros, trabajadores, padres y profesores. 

Igualmente, de Zubiría expuso que el ambiente de la casa no es el más adecuado para desarrollar de manera integral un joven en todas las dimensiones. “Lo que más necesita un joven es la diversidad. Es por ello que la escuela ideal sería la antítesis de un hogar. Lo ideal es que exista una amplia gama de ideologías, razas, religiones y culturas para fortalecer la formación humana”. 

Por lo cual, ante el interrogante acerca de las habilidades sociales, Edwin Ángel indicó que no hay una regla general en ese sentido. “No es necesaria la comparación entre niños que acceden a cada modelo de educación, porque en últimas un niño no deja de serlo, mucha gente dice que uno no puede sacar al hijo del colegio porque pierde posibilidades de socialización y no, niño es niño y en ellos hay una sed de relacionarse y cuando ven a otra persona de su edad ven la posibilidad de juego, también el deseo de preguntar constantemente, de conocer y no podemos decir que un modelo sea mejor que otro porque la educación no se da sólo en la casa, nosotros acudimos a bibliotecas, talleres y muchas actividades donde hay una interacción con varias personas a partir del conocimiento, entonces no veo ninguna razón para afirmar que se tenga menos posibilidad de interacción”.

A la misma conversación, el psicoanalista Juan Fernando Pérez agregó que no hay una formula ideal para todos: “Hay casos en los que esto puede traer muchos beneficios pero también se puede tornar muy negativo, eso depende de cada familia y de cada posición del niño frente a la desescolarización, frente a la motivación y la posición que se asuma, porque hay casos en los que se solucionan problemas importantes que se presentaron en la escuela pero hay que evitar este mecanismo en casos donde se haga partiendo de un capricho. No hay una formula universal para todos los casos y el instrumento debe ser juzgado caso por caso según las necesidades y las motivaciones, pero algo claro es que esta situación exige un compromiso de la familia mucho más fuerte que en los casos donde el hijo está escolarizado”, concluyó. 

¿Qué dicen las leyes?

 El artículo 26 de la Declaración Universal de Derechos Humanos señala en su numeral tres: “Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”. 

 El artículo séptimo de la Ley General de Educación en Colombia consagra a la familia como núcleo fundamental de la sociedad y primer responsable de la educación de los hijos, hasta la mayoría de edad o hasta cuando ocurra cualquier otra clase o forma de emancipación.

 En la misma Ley General de Educación también se contempla que cumplidos los 18 años quien haya sido educado por fuera de la institución convencional podrá validar su bachillerato.