El país no alcanzó las previsiones que la Ocde había pronosticado para 2017, paralelamente la economía global muestra mejoría.
La Ocde corrigió este lunes a la baja sus previsiones de crecimiento de la economía colombiana para 2017, pero las mantuvo para 2018, año para el que ve un fortalecimiento impulsado por tipos de interés más bajos y un alza de las exportaciones.
Su informe semestral de Perspectivas apuntó a un incremento del 1,7 % en el producto interior bruto (PIB) colombiano en 2017, cuatro décimas menos que lo anunciado hace seis meses, y a otro del 3 % para 2018, el mismo porcentaje que en su análisis de junio.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), la reforma tributaria de 2016, una baja confianza de los consumidores, un declive continuado en las exportaciones de petróleo y una tasa de desempleo todavía elevada, del 9,2 % en 2016 han pesado sobre el consumo de los hogares.
La Ocde estimó que el histórico acuerdo de paz firmado en noviembre de 2016 con las Farc impulsará la inversión, al igual que lo harán mejores condiciones de financiación y nuevos proyectos de infraestructuras, mientras que el consumo privado crecerá gracias al fortalecimiento del mercado laboral.
El organismo constató que, aunque la reforma tributaria de 2016 financia en parte las políticas en favor de un crecimiento más inclusivo y de una reducción de la informalidad laboral, se necesitarán mayores inversiones al respecto a medio plazo. La Ocde precisó que reformas estructurales centradas en la inclusión pueden incrementar el apoyo a la transición iniciada tras el pacto con la guerrilla.
Su informe concretó que la productividad se vería impulsada con políticas que fomenten la inversión en innovación, lo que mejoraría la competitividad y la calidad de las infraestructuras y de la educación, y contribuiría a cerrar la brecha en la igualdad de género.
La Ocde, que valida la política monetaria neutral lanzada para 2018 y 2019, sostuvo que entre los principales riesgos para la economía colombiana se encuentra una evolución desfavorable del comercio y de los precios de las materias primas.
Una recesión en algunos de sus principales socios comerciales, como Venezuela, reduciría las exportaciones, añadió el organismo, según el cual aplazamientos en los proyectos público-privados también disminuirían la inversión.
Entre los factores que podrían influir positivamente en sus previsiones están una recuperación más acentuada de la confianza de los consumidores, lo que impulsaría el consumo, y de los precios del petróleo y del carbón, aumentando así los ingresos gubernamentales.
Por otro lado, la economía mundial confirma su recuperación, con mejoras del PIB del 3,6 % en 2017 y el 3,7 % el 2018, aunque no de manera "sólida ni integradora" en un contexto empañado por el elevado endeudamiento de los hogares y las empresas no financieras, alertó la Ocde.
El secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), Ángel Gurría, advirtió este martes al presentar el informe semestral de Perspectivas que aunque el impulso actual es "positivo", en 2019 se espera una desaceleración, hasta el 3,6 %.
"El crecimiento todavía debe ser más inclusivo y más sostenible a nivel medioambiental", dijo el representante de ese organismo con sede en París, para quien el alto nivel de deuda de los hogares de cierto número de economías avanzadas y el lento avance de la productividad son algunas de las preocupaciones.
Su economista jefe, Catherine Mann, apostó por implementar reformas en favor de una mayor productividad y salarios más altos, y por desarrollar una estrategia "integrada" que permita un equilibrio entre la necesidad de garantizar el crecimiento y de reducir los riesgos en el sector financiero.
La Ocde aboga por reformas económicas que faciliten el comercio internacional, reduzcan los impuestos en las empresas y fortalezcan el sector privado para que este ejerza "el rol que le corresponde" en la mejora de la economía.
Su informe atribuye la mejora de las perspectivas semestrales a las políticas de estímulos y recuerda que la progresión del producto interior bruto (PIB) no era tan alta desde 2010, después del comienzo de la crisis global.
El organismo mantiene para 2017 el incremento del 3,6 % avanzado el pasado junio y eleva la perspectiva para 2018, del 3,6 % al 3,7 %. A pesar de este aumento, la Ocde aclara que aún no se han alcanzado los niveles de renta per cápita registrados antes del estallido de la crisis, en 2008.
Las variaciones más positivas de sus proyecciones respecto a las del verano son de nuevo para la zona euro, con un aumento del 2,4 % en 2017 (tres décimas más que en junio) y del 2,1 % en 2018 (dos más). Hay una leve mejora de una décima en las perspectivas para Estados Unidos (2,2 % en 2017 y 2,5 % en 2018).
Los indicadores del Reino Unido confirman su tendencia a languidecer en 2017 ,una décima más, hasta el 1,5 %, y un leve repunte de dos décimas en 2018, hasta el 1,2 % gracias al impacto positivo resultante del periodo de transición acordado entre Londres y Bruselas para la salida del Reino Unido de la UE.
Otro de los gigantes de la economía mundial, China, mejora las proyecciones de junio con un aumento del PIB en 2017 del 6,8 % -dos décimas más- y del 6,6 % en 2018 -otras dos más- gracias a la pujanza del sector servicios y algunas industrias estratégicas.
Brasil, otro de los grandes países emergentes que no pertenecen a la organización, finalmente ha reiniciado su recuperación económica después de ocho trimestres seguidos a la baja y crecerá en 2017 el 0,7 % -lo mismo que lo esperado en junio- y el 1,9 % en 2018, tres décimas más que lo divulgado hace un semestre. El endeudamiento en el sector privado y en los hogares genera preocupación en la Ocde, especialmente en países como China.
En las economías más avanzadas, se teme que el largo periodo de bajos intereses haya estimulado la toma de decisiones demasiado arriesgadas e inflado los precios del mercado inmobiliario, algo que según Gurría es un buen indicador de futuras recesiones. "Los países altamente endeudados pueden ser vulnerables a choques financieros y ese endeudamiento puede lastrar el crecimiento económico a medio plazo", avisó el organismo.
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La Ocde también analizó el papel de los bancos centrales en este periodo de recuperación económica y aconsejó retirar los estímulos monetarios vigentes en los últimos años, aunque de manera gradual en caso de que la inflación -más baja de lo deseado- se deba a factores fuera del control de los bancos reguladores.
La OCDE, fundada en 1960, agrupa a 35 países miembros de todo el mundo con la misión de promover políticas que mejoren el bienestar económico y socia, y a ella pertenecen las naciones más desarrolladas y otras emergentes como México, Chile y Turquía.