Aunque las pruebas militares conjuntas entre EE. UU. y Corea del Sur aumentarían tensión con Corea del Norte, los ensayos armamentistas seguirán su curso.
Estados Unidos y Corea del Sur mantendrán sus ejercicios militares agendados para la próxima semana, pese a los tensos intercambios que han mantenido recientemente Washington y Pyongyang, afirmó este viernes una fuente del Ejército surcoreano.
Los dos aliados ejecutan a partir del 21 de agosto en territorio surcoreano las maniobras anuales Ulchi Freedom Guardian, que incluyen la mayor simulación computerizada del mundo y suponen el despliegue de decenas de miles de efectivos.
"Los ejercicios militares de este año tendrán una escala similar a los realizados el año pasado", explicó en rueda de prensa un portavoz del Estado Mayor Conjunto surcoreano citado por la agencia Yonhap.
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Por su parte, un portavoz del Mando Combinado Corea del Sur-EE. UU. explicó que aún "no se ha hecho oficial nada sobre el Ulchi Freedom Guardian".
No obstante, una portavoz de Defensa estadounidense ya insistió esta semana en que Washington quiere seguir adelante con los ejercicios ante la posibilidad de que pudieran ser cancelados o tener un volumen más reducido a raíz de las recientes amenazas norcoreanas de atacar el entorno de la isla de Guam.
El año pasado uno 25.000 soldados estadounidenses y 50.000 surcoreanos tomaron parte en estos ejercicios que duran 12 días y en los que se simula una respuesta coordinada a una hipotética invasión del Sur por parte del régimen de Kim Jong-un.
Corea del Norte, que niega el carácter defensivo de estas maniobras y acusa al Sur y a EE. UU. de ensayar un ataque contra su territorio, respondió a las de 2016 lanzando un misil balístico desde un submarino.
Los ejercicios de este año llegan después de que la semana pasada se viviera la escalada de tensión verbal entre Pyongyang y Washington más aguda que se recuerda en los últimos años.
Corea del Norte amenazó primero con atacar EE. UU. en respuesta a las sanciones de la ONU por sus recientes lanzamientos de misiles balísticos intercontinentales, a lo que respondió con un tono inusualmente beligerante el presidente estadounidense Donald Trump.