La alerta máxima sigue latente en el proyecto Hidroituango. El Gerente de EPM manifestó su preocupación debido a que tras la última contingencia el agua está golpeando la base de la presa, lo cual representaría un potencial colapso, aunque todavía no se registran afectaciones en la infraestructura.
La situación de alarma continúa en el proyecto hidroeléctrico de Ituango, Antioquia, luego de las contingencias de las últimas horas por una obstrucción en la salida de agua de la casa de máquinas que generó que el líquido fuera expulsado a través de unas galerías de tránsito.
El fenómeno, que se presentó hacia el mediodía del miércoles, se volvió a repetir en horas de la noche, aunque de forma más controlada y con menos presión. Sin embargo, el gerente de Empresas Públicas de Medellín, Jorge Londoño De la Cuesta, reportó que a diferencia del primero, y más grande, este último continúa latente en la represa, sin indicar un aumento de presión y de caudal.
Según expresó, la situación que hoy se está viviendo en materia técnica es indeseable y compleja porque la salida de agua actualmente está golpeando la base de la estructura. “En nuestro concepto esa agua golpeando la base de la presa podría estar erosionando y desestabilizando la infraestructura de la presa y en ese sentido fue que hicimos ese llamado de alerta máxima y que invitamos a las comunidades a evacuar río abajo de la presa”, manifestó Londoño De la Cuesta.
De haber un rompimiento de la presa, indicó, el volumen de agua sería significativo y habría que hacer evacuaciones en todos los municipios del área de influencia del río Cauca en la región. Se estima que más de 150.000 personas se verían afectadas.
“En Puerto Valdivia las aguas podrían llegar en hora y media, a Taraza y Cáceres en cuatro horas, por Caucasia en diez horas y por Nechí en veinte horas. Las primeras poblaciones son las que sentirían todo el impacto inicial”, aseguró el gerente de EPM, quien recalcó la invitación a los pobladores a estar pendientes de las alertas y advertencias que sean emitidas con el fin de que no haya pérdidas humanas.
De los 11.000 trabajadores que hacen parte del proyecto, la mayoría tuvieron que ser enviados a periodos de vacaciones por la gravedad del momento y porque todas las acciones de EPM se están enfocando en terminar la represa, a la cual le hacen falta unos siete metros de muro, para que el agua pueda ser evacuada por el vertedero original.
En este momento, se calcula que sean 1.000 los trabajadores, entre técnicos, ingenieros y obreros, los que están dedicados a levantar el muro. Para ello se está utilizando una mezcla rocas y limo arcilloso.
No obstante, desde hace más de 24 horas la construcción se ha suspendido por razones climatológicas. Las rutas de tránsito de las volquetas se han visto seriamente afectadas pues “se está presentando un lavado de ese material de afirmamiento de las vías” lo cual no es óptimo para el desplazamiento de las volquetas.
Además, los túneles y vías de tránsito, por donde hoy sale agua, imposibilitan que los 90.000 metros cúbicos de material lleguen a su punto para la construcción. EPM reveló que actualmente el limo arcilloso está en el punto, pero que debe emplearse con la roca de forma simultánea para que sirva de algo este material. Ante la no llegada de la roca, la obra simplemente no puede seguir.
Entretanto, debido a sus propiedades, el limo arcilloso hay que compactarlo y a raíz de las lluvias que se presentan no es posible desarrollar este proceso. “El invierno nos impacta en la forma en que si llueve ese limo se nos vuelve es en un pantanero y no se hace nada”, indicó Londoño De la Cuesta.
De no completarse la obra del muro, un incremento del caudal, que en promedio aumenta entre uno y tres centímetros por hora, podría rebosar la presa y causar que el agua lavara las paredes y desmoronara la estructura. En las últimas horas, el nivel del río ha sido óptimo para la situación pues están ingresando menos de 2.000 metros cúbicos por segundo de agua y en contraste están saliendo 1.600, lo cual mantiene el nivel estable.
El muro se podría completar en condiciones normales en no más de cuatro días, pero las condiciones del terreno no permiten dar un dato concreto luego de la última contingencia.
El nivel del agua llega hoy a la cota 369, iniciando en la base que está en la 210. Es decir, serían unos 160 metros de profundidad la que tendría el líquido en el embalse, que está a sólo 30 metros de llegar al vertedero, sin que se haya completado el muro.
“No es bueno que esté pasando y por eso activamos la alerta máxima”, sentenció el gerente de EPM.
El agua que golpea la base de la presa podría desestabilizar el terreno y provocar un colapso. Ante esto, explicó que la forma más inmediata de detener el choque del río con la estructura sería cerrar dos puertas de la casa de máquinas, aunque ello aumentaría el nivel en el embalse y si no se termina el muro tendría más implicaciones negativas incrementando la potencialidad de que se rebose.
“El temor que tenemos hoy es por la parte baja y hay que observar que la pata de la presa no se desestabilice”, referenció Londoño De la Cuesta, quien aseguró que no hay evidencia de erosión ni movimientos en masa en la montaña, por lo que el monitoreo de la presa se realiza las 24 horas del día ante cualquier cambio que amenace la integridad de la estructura.
Por el momento, a través de los Puestos de Mando Unificados (PMU) de Bogotá, Medellín, Ituango y Valdivia, instalados de manera permanente, trabajan articuladamente la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd), Ministerio de Minas, Dapard, Cruz Roja, Ejército Nacional, Policía Nacional, los bomberos y EPM, en los planes de evacuación y atención previendo el peor escenario posible que sería que el proyecto colapsara.
La alerta máxima sigue en las localidades ubicadas aguas abajo del proyecto, en las riberas del río Cauca: Ituango, Briceño, Valdivia (corregimiento de Puerto Valdivia), Cáceres, Tarazá, Caucasia y Nechí.