Cientos de personas que abandonaron las partes bajo el dominio de los insurgentes al este de Alepo acuden a Yebrín, un pueblo que les brinda asistencia en medio de la guerra que azota a Siria.
Las personas, muchas de ellas niños, con algún miembro amputado abundan en el centro de acogida de desplazados de Yebrín, en las afueras de la ciudad siria de Alepo, donde tratan de rehacer sus vidas tras el trauma que han pasado.
Una mirada alrededor es suficiente para hacerse una idea del sufrimiento que estos desplazados han padecido en los cuatro últimos años de guerra.
La mayoría de ellos procede de los barrios que estaban en poder de los rebeldes en el este de Alepo y conocen lo que es padecer hambre y la falta de atención médica.
Algunos tienen heridas de guerra y muchos han perdido algún miembro del cuerpo. De hecho, en gran parte de las familias hay al menos una persona a la que le falta una pierna o un brazo, debido a las heridas causadas por la metralla que se esparce tras el impacto de los proyectiles.
El adolescente Fuad Hach Saleh, de quince años y originario del este de Alepo, perdió una de sus piernas hace cuatro meses.
Trabajaba en una tienda cuando un proyectil cayó en las proximidades y lo hirió a él y a otras personas.
“No teníamos hospitales adecuados en las áreas en poder rebelde, sólo clínicas pequeñas y hospitales de campaña con enfermeras poco eficientes y sin médicos especialistas o profesionales”, señaló Fuad.
El joven lamentó que siempre que aparecía alguien con alguna herida grave en el brazo o la pierna se proceda a amputar en esos centros sanitarios.
Un año antes de que el adolescente resultara herido, la familia había pasado por el trance de perder a uno de sus integrantes, el hermano mayor de Fuad, quien falleció en un ataque similar.
A unos pocos metros de donde permanecen los Saleh, en su nueva morada situada en un antiguo hangar de Yebrín, el médico Musab al Isa atiende a algunos pacientes.
Al Isa, quien trabaja con una ONG local apoyada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) consideró que la asistencia sanitaria de la que estas personas dispusieron durante cuatro años ha sido “catastrófica”.
Muchos enfermos y heridos han pasado por una situación tan precaria que ya no se preocupan más por su condición.
El médico destacó que la mayoría de las personas que han sufrido amputaciones son menores de edad y que en muchos casos estas no fueron efectuadas en las mejores condiciones.
“En varios casos, tuvimos que trasladar rápidamente a la gente al hospital después de que alcanzaran áreas bajo el control del Gobierno porque la amputación fue llevada a cabo rápidamente y había infecciones”, apuntó.
Yebrín es un pueblo situado al este de Alepo y próximo al aeropuerto de la urbe, que alberga el mayor centro gubernamental de acogida de los miles de desplazados que abandonaron las partes bajo el dominio de los insurgentes en la mitad oriental de la ciudad.
A finales de diciembre de 2016, el Ejército anunció que controlaba totalmente la población de Alepo, después de un mes de ofensiva que llevó a los insurgentes a aceptar un acuerdo para abandonar junto a sus familias el este de la localidad.