Sonar en las principales emisoras ha dejado de ser un indicador importante en el mundo musical, pues las nuevas tecnologías están ahora eclipsando la forma tradicional de escuchar música y de conocer a los nuevos artistas.

En este nuevo panorama, en el que cualquier persona llega a la fama por medio de las redes sociales, los artistas también están migrando al mundo digital donde las fronteras se pierden y la oportunidad de llegar a todas partes del mundo se hace tangible y medible.

Daniel Restrepo Múñoz, gerente general de la disquera y licenciante JM World Music que nació apenas dos años en Medellín, explica que “la digitalización no es solo estar en plataformas como Youtube y Spotify. También es entrar en el manejo profesional de las redes sociales, es decir, saber a qué hora montar una foto, en qué calidad, y todas estas cosas nos permiten tener una visión mucho más clara del impacto que tiene el artista”.

Y es que la distribución digital de la música y de la imagen de los artistas se ha vuelto tan rentable que empresas como JM World Music se enfocan en potenciarlo, en posicionar a los nuevos artistas y en atraer a quienes tienen trayectoria pero aún no están posicionados en el mundo digital. Esto lo han logrado con artistas colombianos, ecuatorianos, mexicanos y ahora buscan concentrarse en Centroamérica.

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Ese mundo digital está compuesto por más de 400 tiendas y plataformas virtuales y entre las más reconocidas están Youtube, iTunes, Deezer, Spotify y Google Play. Además están las redes sociales como Instagram y Facebook que se han convertido en vitrinas obligadas para alcanzar públicos jóvenes. Este cúmulo de nuevas formas de monetizar la música ha ido desplazando el disco físico.

Restrepo señaló que “la digitalización de la música ha servido para que los nuevos artistas que son verdaderos talentos se hagan conocer. Y segundo, sirve a los artistas para tener datos reales muy completos sobre sus seguidores; saber dónde te están escuchando, qué tipo de personas, si escuchan desde celular o computador y cuántas reproducciones y descargas tuviste en cada país”

Además señala que la entrada al mundo digital significa “tener vallas publicitarias vivientes”, pues el negocio va en varias direcciones.

Como primera opción, los artistas ahora pueden pautar en las plataformas digitales. Es decir, ya no tiene que viajar para promocionar su música, sino que paga a las plataformas y especifican en qué países quieren sonar. También pueden pagar para que su canción tenga un promo de 30 segundos, que se programe después de un artista determinado o que salga en un destacado.

La otra opción es poner los videos musicales en Youtube a disposición de las marcas para que pauten. De allí se desprenden diferentes condiciones de pago según el país, el número de suscriptores del canal y el número de reproducciones.

“El número de suscriptores es importante porque te mide el impacto, saber a cuántas personas llegas. Pero cuando tienes tu canal de Youtube posicionado, le has trabajado, los has difundido vas a tener un número de suscriptores que mínimo van a escuchar tu canción una vez. Y con el número de reproducciones sabes cuántas personas te escucharon desde el principio hasta el final”, explica el gerente de JM World Music.

En el mundo de las redes sociales también entran a competir los influenciadores, que pueden ser Youtuber o Instagramers, que también monetizan su contenido gracias al número de seguidores que acumulen.

Como influenciadores llegan a un punto en que consiguen tantos suscriptores y seguidores que la imagen tiene otro precio, entonces no ganan solo por lo que factura en las plataformas sino también por las marcas que utilicen su imagen.

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El ocaso de la industria tradicional

Daniel Restrepo, gerente de JM World Music, se atreve a anunciar el fin de la radio, ante la abundancia de nuevas tecnologías que se vuelven más eficientes y precisas a la hora de calcular y conocer las audiencias.

También afirma que los artistas que no entren en la dinámica digital están con el periodo contado o limitados a un territorio y un público cerrado que los deja sin posibilidades de crecer.

En ese paso de la música tradicional a la digitalización, Restrepo resalta lo que han logrado con artistas del género popular colombiano como Darío Gómez o Fernando Burbano, que siendo artistas de trayectoria, han entrado al mundo digital de la mano de ellos para consolidarse y empezar a ganar dinero gracias a su número seguidores y reproducciones.

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“Los artistas de trayectoria generalmente son muy desconfiados porque la industria tradicional los ha aporreado mucho con contratos que les quitaban derechos. Entonces a nosotros nos ha tocado aclararles el panorama para que confíen en nosotros. Cuando llegan a la disquera los digitalizamos y los ponemos a disposición del público para hacerles entender que el que quiera escuchar su música tiene que encontrarla en las plataformas digitales. Entonces, ellos se han adaptado”, comenta Restrepo.