Demarquía

Autor: Sergio I. Prada
14 junio de 2018 - 12:06 AM

¿Cómo acabar de una buena vez con los políticos y los partidos políticos? Con un gobierno elegido por lotería.

Los seres humanos tienen millones de años de existencia, y han existido muchas formas de gobierno. La más reciente y triunfante es la democracia. Pero este modo de gobierno sólo se popularizó en los últimos 200 años. Hoy en día la mayoría de los países del mundo eligen a sus gobernantes usando el voto popular o una versión del mismo.

Con la democracia y de manera natural se crearon los partidos políticos y se creó una carrera: ser político. La mayoría de las personas están de acuerdo con que la democracia como sistema es mejor que los demás (dictadura, monarquía, etcétera). Pero de igual manera la mayoría de las personas están de acuerdo en que la democracia de su país no funciona. El cáncer de la democracia es la captura de los votos usando prácticas corruptas o usando estrategias de mercadeo político. Los representantes elegidos así, no gobiernan con el interés colectivo como principio que les guía, sino con base en el interés individual de favorecer a minorías poderosas.

Lea también: Del miedo a la economía

¿Cómo curar ese cáncer? La consulta anticorrupción no es la respuesta. Las leyes son suficientemente duras en Colombia, el problema es que no se cumplen. El problema de fondo sigue siendo que el sistema electoral tiene precio y que existen políticos de profesión. Una opción es acabar de manera definitiva con el sistema de elección, con los partidos políticos y con los políticos. Esto se puede hacer pasando del voto comprado a la lotería.

En efecto, en la antigua Grecia, cuna de la democracia, la mayoría de los cargos eran elegidos por sorteo. En los Estados Unidos los jurados de casos legales son personas seleccionadas por sorteo del conjunto de ciudadanos mayores de edad que viven y trabajan en la ciudad. Así mismo se podría hacer para elegir todos los cargos de representación popular, desde los concejales hasta el Congreso.

Esto suena loco, pero ya se está haciendo en ciudades y provincias de países como Canadá, Islandia, Australia y Alemania. Confiemos en que esos experimentos funcionen bien y que en un futuro no muy lejano, usted y yo, sin necesidad de formar un partido podamos tener la oportunidad de verdaderamente servir al país sin intereses. Esa es la verdadera democracia, no el triste mercado que hoy tenemos.         

Compartir Imprimir

Comentarios:


Destacados

Carlos Vives
Columnistas /

Para adelante y para atrás

El Mundo inaugura
Columnistas /

EL MUNDO fue la casa de la cultura de Medellín

Mabel Torres
Columnistas /

Firmas y responsabilidad

Guillermo Gaviria Echeverri
Columnistas /

La desaparición de EL MUNDO

Fundamundo
Columnistas /

Mi último “Vestigium”

Lo más leído

1
Columnistas /

¿Dulcecito o dulcesito?

El elemento que agregamos al final de una palabra para cambiar su sentido se llama sufijo… Este sufijo...
2
Columnistas /

Cinco cosas a favor y cinco en contra sobre el comunismo extinto

Los comunistas son tan enfáticos en su convicción que con la mayoría resulta imposible hacer un diálogo
3
Columnistas /

Medellín, modelo de pensamiento

En el país, Medellín es la ciudad que más invierte recursos en innovación. Ahí están los frutos…
4
Urbanismo /

El castigo humillante sólo genera temores y violencia

Golpear o humillar a un niño o niña es un abuso, es una vulneración de sus derechos como humano, es un...
5
Caricatura /

Conejo orejas cortas

Conejo en el Parque de la Vida
6
Religión /

Dos caminos alternativos simbolizados en la sal y la luz 

Hoy Jesús, en el evangelio de Mateo, nos presenta dos caminos alternativos simbolizados en la sal y la luz.