Decime bandoneón: ¿qué tango hay que cantar?

Autor: Laura Cecilia Bedoya Ángel
17 septiembre de 2017 - 02:00 PM

Con este ensayo sobre la historia de La Cumparsita, obra universal e inmortal, Palabra & Obra da la bienvenida a Laura Cecilia Bedoya, experta escritora sobre tango.

Medellín, Antioquia

Sin saber por dónde empezar a escribir sobre esta joven que en 2017 está cumpliendo 100 años de su presentación en sociedad, sin saber qué datos me quedan más precisos y sin saber por qué siento esta saudade de no haber vivido el instante del estreno en el café La Giralda, te pido, fuelle, suenes las primeras notas de aquel tango que salió a recorrer el mundo entero para quedarse en todos nosotros.

Se llamó La cumparsita.

Estamos invitados a la Federación de Estudiantes en Montevideo porque esa fue su cuna. Allí había un piano y dicen que Gerardo Hernán Matos, estudiante de arquitectura y protagonista de todo este tiraje, garabateaba allí algunas notas que resultaron ser La cumparsita .

Hablo de la Federación de estudiantes, porque desde 1900 aparece en el Uruguay lo que se llamaría la Cuestión social: El movimiento obrero y los primeros movimientos universitarios. Lo que sucede, fuelle, es que estamos en la Cuenca del Plata, que recibió un flujo migratorio de grandes proporciones y con la población que arribó a estas tierras, desembarcaron nuevas lenguas, otras costumbres y un pensamiento político venido del anarquismo.

Becho, como le decían, se sentía enfermo, y la verdad era que sus padres en esos momentos se estaban separando. Entonces, el joven lleno de dolor sacó a la vida y al aire esta pieza que desde recién nacida fue arropada con la universalidad que suelen tener las creaciones que tocan a las almas, sin importar la cultura o la lengua. Sumado esto a la urgencia de tener una composición para el desfile del Carnaval de Montevideo.

Matos quien tenía escasos conocimientos musicales, le entregó su composición a Roberto Firpo un músico argentino muy importante, quien estaba invitado por esos días a tocar con su quinteto en el Café La Giralda. Hay quienes afirman que este gran pianista que fue Roberto Firpo, le agregó la tercera parte con algunas frases musicales de un tango suyo que se llamaba La gaucha Manuela y algunos compases del Miserere de Verdi-según anota el músico uruguayo, Miguel Villasboas. Esta es una de las versiones.

Hay otra historia y es que cuando Firpo tuvo la partitura en sus manos, le ofreció a Matos compartir la autoría y este se negó, lo que podría indicar que no habría recibido ayuda del director.

Bueno, fuelle, es mejor contar su aparecer.

Fueron Roberto Firpo y su Quinteto quienes la estrenaron en el Café  La Giralda el 19 de abril de 1917, acompañado de Juan Bautista Deambroggio (Bachicha) en el bandoneón y los violines de Tito Roccatagliatta, Agesilao Ferrazzano y Cayetano Puglisi, con Alejandro Michet en la flauta. Cuando termina la interpretación, los asistentes piden bis. Becho que estaba temeroso de que no gustara su pieza, es presentado allí mismo como su autor.

Después de un tiempo vende su composición a la firma Breyer.

En 1924, viaja a París, y entra a un sitio donde debuta  Canaro, quien luego  dice a Matos que en Buenos Aires presentan un sainete que se llama Noche de cabaret y allí incluyen La cumparsita con letra que le compusieron Pascual Contursi y Enrique Maroni, pero le han dado otro nombre: Si supieras. Aquí aparece la indignación del autor, porque nunca se le pidió permiso para ponerle letra, y también, reflexiona que él ya la había vendido.

Como algo providencial, aparece un amigo abogado y le pregunta si era menor de edad cuando vendió sus derechos  y él comprobó que sí. Después de un largo tiempo fallaron a su favor, aunque la obra ya no estaba en poder de la firma Breyer, la tenía La casa Ricordi.

En 1924 Gardel la graba en Buenos Aires con la letra de Pascual Contursi y Enrique Maroni. Después la vuelve a grabar en Barcelona - ya grabación eléctrica- con las guitarras de Barbieri y Ricardo.

Cuando Matos recupera los derechos de su obra, decide prohibir la letra existente, y se ve obligado por razones de mercado a ponerle letra de su autoría, porque le dicen que si fuera solamente instrumental, las orquestas no la incluirían en su repertorio, ya que en este año se está inaugurando el tango canción con Mi noche triste.

Traigo, entonces, algunas líneas de las dos  letras, la de Contursi que nos dice:

Si supieras,

que aún dentro de mi alma,

conservo aquel cariño

que tuve para ti…(…)

 

Los versos de Matos se inician así:

La cumparsa

de miserias sin fin desfila

en torno de aquel ser enfermo

que pronto ha de morir de pena,(…)

Para despedir esta columna, quiero decir que La cumparsita  se ha blindado de una manera tal, que puede despojarse del desdén de algunos críticos y de las sentencias de aquellos que se dan en escalafonar a su manera, lo que ya ha entrado en la historia y en el corazón de las gentes.

Por estos días del centenario de La cumparsita, a los uruguayos les regalaría unas líneas de Borges en su poema Montevideo:

Ciudad que se oye como un verso”

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