De nuevo El cerco de Bogotá

Autor: Diana Sofía Villa Múnera
13 mayo de 2017 - 02:09 PM

Reseña de la reedición del libro El cerco de Bogotá del escritor bogotano Santiago Gamboa.

Medellín

Después de 14 años, la editorial Ramdom House hace una nueva entrega del libro El cerco de Bogotá, publicado originalmente en 2003 por Ediciones B, que recuerda los inicios de la carrera de Santiago Gamboa, escritor colombiano ya consagrado, memorable por sus novelas pero no precisamente por los cuentos.

El libro agrupa la narrativa breve de Gamboa. Está compuesto por una novela corta –que da nombre al libro– y cinco cuentos (Clichy: días de vino y rosas, Urnas, Muy cerca del mar te escribo, La vida está llena de cosas así y Tragedia del hombre que amaba a los aeropuertos).

En las 207 páginas de este libro, el autor juega con la literatura urbana, el periodismo y las crónicas de viaje, tan propias de su prosa. En los cuentos, los protagonistas son periodistas o escritores, que intentan describir la realidad que pasa por sus narices.

Como el mismo autor confiesa en el prólogo “cada cuento salió de un encargo, de mi incapacidad de decir no”. Así como también señala que estos relatos reunidos son intentos de un novelista por dominar un género que no es el suyo, con excepción de El Cerco de Bogotá.

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La novela corta que da paso al libro, no es un cuento hecho por encargo. La trama traslada las vivencias de Gamboa, cuando fue corresponsal de El Tiempo en la guerra de Bosnia en 1993, a un escenario común a todos y que para principios del 2000 no se veía como tan improbable escenario de guerra: la capital del país.

A principios del siglo, era usual el pesimismo por el conflicto en Colombia, tras el fracaso de los diálogos de Andrés Pastrana. Y el panorama de la Bogotá que narra Gamboa es devastador y caótico.

En las primeras páginas del relato, se asoma una escritura adolescente con un diálogo entre dos mujeres, que deja ver frases como: “Los condones no tiene nada que ver contigo. Los usé yo. Estabas tan profunda que ni te diste cuenta. Quien me ayudó a traerte se detuvo un poco conmigo. Pesabas tanto que tuve que dar algo de propina, je je”.

No obstante, por fortuna, Gamboa deja fluir el texto a historias con tintes de misterio, muertes e investigaciones, acordes a su estilo.

En El cerco de Bogotá, la capital es una ciudad oscura, sitiada por la guerrilla y abandonada por las élites. Donde los pocos que aún la habitan escuchan el silbido de los obuses y el estallido de ráfagas y granadas a diario.

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Leer este texto en el contexto actual de país, donde se habla de paz y de guerrillas desarmadas, da tranquilidad, pues la Bogotá como escenario vívido de la guerra se ve lejos de la realidad y se queda, felizmente, en el recurso literario.

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