Un oscuro panorama para las universidades públicas, en un posible gobierno de Duque siempre a la sombra de Uribe. ¿Quién estaría en Mineducación, Ordoñez o Cabal?
“Asumo el compromiso de devolverle a los colegios las cátedras de cívica y urbanidad, para volver a sembrar los valores en nuestra sociedad” Iván Duque
Es indudable que Duque como candidato presidencial con gran opción para ocupar la Casa de Nariño, o de “Nari” como se decía en el gobierno de su mánager Uribe, y acosado por ganar en la primera vuelta, algo hoy casi imposible, pues en la segunda se le pueden complicar las cosas por la polarización muy alimentada por su partido y gran líder, que lleva a votar más emocionalmente y por miedo a regímenes de extremos en los que se estrangula y asfixia la democracia.
Duque ha dicho varias veces en esta campaña que se compromete a volver a poner las clases de cívica y urbanidad en la educación primaria y secundaria. Ignora el candidato que esas materias se encuentran vigentes en la educación básica. Desde la Constitución del 91 y la Ley de General de Educación de 1994, en la que el currículo dejó de ser nacional, pero las instituciones educativas deben mantener en su pénsum las áreas obligatorias de Lenguaje, Matemáticas, Ciencias Sociales y Naturales, Educación Física y Artística, y Educación Ciudadana y para el Desarrollo Ético, Moral y Espiritual. Los temas de cívica y urbanidad se recogen de manera más integrada en la aplicación de las áreas mencionadas y particularmente en las Ciencias Sociales y en la Educación Ciudadana, como lo recuerda la exviceministra de educación Isabel Segovia Ospina.
Llevamos veinticinco años así y muy poco ha cambiado en el país en cuanto al comportamiento cívico y ético de los ciudadanos. Día a día se conocen nuevos casos de corrupción, desfalcos, deshonestidad y el “todo vale” que parece se ha convertido en norma. La ética se enseña primordialmente con el ejemplo de los padres, maestros o tutores, y para el caso de los políticos y figuras públicas es fundamental la ejemplaridad pública, esto es, la obligación de dar ejemplo de trabajar por el bien común y no por el particular, pulcritud, rigor, transparencia en el manejo de lo público que a todos nos pertenece. Con pocas y honrosas excepciones, en esto se está en pañales y hasta desnudos.
El lenguaje de los de la clase dirigente o, mejor, dominante, es otro factor decisivo como ejemplo para los alumnos y ciudadanos. Ese lenguaje tan agresivo, destructor insultante, vulgar, que ha estado tan presente a lo largo de la historia colombiana ha sido un generador de la violencia que como nube negra, ha estado presente en el país. El gran líder y estandarte del partido político del doctor Duque es claramente un mal ejemplo en este campo. Y el doctor Uribe que habla tanto de dar ejemplo, serán por mencionar algunos, estos: “le doy en la marica”, “nos están oyendo esos hijuep…”, “me tiro al magdalena con una piedra en el cuello”. ¿Con guías y “formadores” así para dónde vamos?
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El candidato Duque, en una de sus últimas intervenciones, planteó trasladar la embajada colombiana en Israel a Jerusalén, siguiendo el muy mal “ejemplo” de míster Trump. Ya le recordaron que eso sería ir contra la legislación internacional Dice el analista Álvaro Forero Tascón que el otro país que ha trasladado la embajada a Jerusalén es Guatemala, y es el hazmerreir del mundo como “banana republic”. Pero si Colombia fue el único país latinoamericano que apoyó la invasión de Iraq durante administración Uribe, qué esperanza. Como se dice “todo por la plata” de Trump. ¿Es eso un valor civil?
CODA. Mientras Uribe despotrica (hablar sin consideración, diciendo insultos o barbaridades contra alguien o algo) de universidades y profesores, esto responde un gran maestro: "La Universidad está en la mira de quienes desean que nadie cuestione nada, que todos pensemos igual; es el blanco de aquellos para quienes el saber y el pensamiento crítico son un peligro social" Héctor Abad Gómez
Un oscuro panorama para las universidades, especialmente las públicas, en un posible gobierno de Duque siempre a la sombra de Uribe. ¿Cuál sería su ministro o ministra de educación, Alejandro Ordoñez o María Fernanda Cabal? un régimen del terror en educación y mucho más para las universidades públicas