De ética, política y los candidatos

Autor: Hernán Mira Fernández
29 abril de 2018 - 12:08 AM

Aquí se califica de comunistas a opositores políticos y el Papa dice: "los comunistas nos robaron la bandera de los pobres que es cristiana”.

“El bien es ciertamente deseable cuando interesa a un solo individuo, pero se reviste de un carácter más bello y más divino cuando interesa a un pueblo y a un Estado. A ello va, el tratado de ética, que es de alguna manera, un tratado de política.” Aristóteles

Sólo unas pocas voces en las redes sociales han expresado ahora su interés y preocupación por que en la actual campaña presidencial se ventilen, debatan y se delibere sobre los valores morales y la ética, primordialmente la ética civil, en la que se sustentan las propuestas de gobierno de los candidatos y sus grupos políticos. Quizás, esto se deba a que aquí siempre se califica o, mejor, descalifica a quienes introducen estos temas de “moralistas”, desconociendo, primero, que una de las líneas preponderantes de ética hoy es la dialógica, esto es la deliberación abierta sobre principios y valores, y segundo, que un gobierno se sustenta siempre en los postulados ético-morales del gobernante y su grupo político.

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En la actual elección presidencial, a los ciudadanos y electores nos obliga pensar más allá de las promesas de bajar impuestos, edad de jubilación, obras públicas, salud, etc., para mirar los principios y valores del candidato a presidente y su grupo con los que gobernarían, algo esencial en el presente y para el futuro del país. Ese talante moral de los candidatos es definitivo para la ciudadanía a la hora de elegir.La democracia exige la práctica constante de valores como la defensa de la vida, la libertad, la tolerancia, la confianza, la participación, la solidaridad entre los ciudadanos y la legalidad, por mencionar los principales.

Hablar hoy de política es igual a hablar de corrupción, maldad, deshonestidad, injusticia, irresponsabilidad, irrespeto, traición, inseguridad e inclusive odio. La política actual y los políticos, con honrosas excepciones, se han olvidado de su fin primigenio que es el bien común y se han dedicado a trabajar por su bien particular en aras de la corrupción que es, exactamente eso, la privatización y apropiación de lo público que es de todos.

La corrupción es un cáncer con metástasis generalizadas que ha invadido a Colombia. “Corruptos se roban $50 billones de los presupuestos” dice el contralor Edgardo Maya. Moralmente  es absolutamente condenable, pues ataca directamente el bien común en aspectos fundamentales como la salud, educación, justicia. Prácticamente todos los partidos están contaminados de este mal, pero a unos se los señala más que a otros. En esta campaña uno de los candidatos es bien cuestionado en su partido, mientras un partido que respalda a otro avanza en una consulta anticorrupción. Cara y sello en valores.

El valor de la vida es un punto de partida de toda moral y por lo tanto la paz con la que se evitan tantas muertes como aquí, es un valor superior. Mientras un mentor de uno de los candidatos más destacados, publica un twitter en el que hablaba de “un buen muerto”, que aunque dijo que no era de su autoría, tampoco aclaró que no compartía esa aseveración y dejaba en el aire que la asentía, otro de los candidatos es un abanderado de la paz.  La vida es un valor máximo en la moral y de primerísima línea en los Derechos Humanos. Blanco y negro en valores.

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Uno de los candidatos propone rebajar los impuestos de los más ricos como los empresarios e inversionistas, otros señalan que esto traería aumentar los de las clases menos pudientes. En esta campaña y la del Congreso, ligeramente se ha tildado de comunistas a quienes hablan de las reivindicaciones de los pobres. A propósito, el papa Francisco, gran líder moral y político, ha dicho muy claramente que los comunistas robaron a la Iglesia Católica la causa o "la bandera de los pobres", que a su juicio "es cristiana" puesto que se sitúa en el centro del Evangelio desde hace 20 siglos. Bergoglio dice que "los comunistas nos robaron la bandera" porque "la bandera de los pobres es cristiana.” A los ciudadanos votantes nos corresponde ejercer el discernimiento (virtud o valor moral), juicio por medio del cual percibimos y declaramos la diferencia que existe entre varias cosas, sobre los principios y valores de los candidatos para depositar el tarjetón. El llamado es a ejercer plenamente la ciudadanía activa.

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