Reseña de la obra De dientes para afuera que el artista Carlos Bonil tiene abierta al público en el Lab 3 (recinto de experimentación sonora) del Museo de Arte Moderno de Medellín. El público podrá verla hasta el mes de julio.
María Beatriz Villa
Licenciada en Letras
Docente e Investigadora
Una estructura que evoca la mandíbula de los humanos se suspende en la sala de experimentación sonora (Lab3) del Mamm. Al entrar al lugar los visitantes pueden observar 32 dientes formados por cucharas y cuchillos de plástico con aparatos sonoros y sensores que reaccionan a la luz, la cual es proyectada desde un video beam hasta la pantalla translúcida curva que se ubica frente a ellos. Se escuchan sonidos que varían entre lo rítmico y lo caótico, de acuerdo a las variaciones de luminosidad, cercanía y ángulo de los sensores.
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Lo ingenioso de esta obra no es solo la forma de los objetos expuestos –dientes creados con material desechable– y la sonoridad que se esparce por el espacio, sino también porque permite la interacción. Los visitantes pueden modificar las frecuencias y tonos al acercarse a las fotoceldas de algunos dientes, cuyas estructuras contienen parlantes de computador, caseteras, radios y osciladores; o alterar directamente el sonido dirigiendo la luz de una linterna sobre los sensores.
Al permanecer un tiempo en la sala es posible explorar las múltiples posibilidades sonoras. Podemos jugar con los sonidos al interponernos entre los sensores y la pantalla, movernos lento o rápido frente a la dentadura; descubrir los cambios en el volumen y el tono por encima de la programación automática de la pieza, un loop constante que se genera a partir de la luz del video.
En este ensamblaje, que involucra sonido, movimiento y luz, el artista Carlos Bonil (Bogotá, 1979), nos invita a formar parte de su experiencia plástica y sonora particular que tiene tanto una carga histórica como emocional y física. De alguna manera, esta es una forma de invitarnos a mirar dentro de su mente. Para él: ¨Los dientes son un punto sensible. Reciben parte de nuestro esfuerzo físico, de nuestra frustración, reciben los golpes, son los que dan la cara. Nos hacen ver bien o nos hacen quedar mal. Nos permiten comer y hablar con claridad¨.
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En su trabajo, Bonil ha realizado diversas formaciones óseas, creando esculturas con objetos no convencionales, como la que se observa actualmente en el Museo de Arte Moderno de Medellín. En esta ocasión, la atmósfera sonora producida por las variaciones de la intensidad lumínica, es una muestra de las indagaciones tecnológicas del artista: circuitos hackeados, experimentaciones con electrónica análoga, circuitbending, proyectos a partir del reciclaje, yuxtaposiciones, resemantizaciones, ensamblajes de objetos e instalaciones. Por tanto, De dientes para afuera es una pieza polifónica interactiva ideada a partir de la poética del sonido-ruido del artista.