De adhesiones y otros diablos

Autor: Rubén Darío Barrientos
1 junio de 2018 - 12:10 AM

La gente tiene el error de revivir la matemática electoral, en el sentido de creer que todo el que se adhiera garantiza y suma un número de votantes de su parcialidad.

El espectáculo post-primera vuelta es lastimero: conciliábulos para definir a quiénes se adhieren los perdedores (Coalición Colombia, Vargas Lleras y Partido Liberal) y reuniones para buscar los inefables “acuerdos programáticos” que disfracen esa posición manzanilla y mendicante. A ello, se suma la postura del Partido Conservador, ávido igualmente de burocracia y chanfas. Duque, en su discurso de la noche del triunfo, les abrió las puertas a todos, desde la afinidad, y Gustavo Petro, dueño de un acendrado populismo, asevera sin sonrojarse que “no está proponiendo un programa de izquierda”. Pura anestesia, para los propósitos de sumar.

A César Gaviria, uno de los sepultureros del Partido Liberal, no le da pena –tras haberse convertido en un acérrimo antiuribista- salir a adherir a Iván Duque (con el apoyo de 41 congresistas bermejos que resultaron electos) y aseverar que con Uribe los problemas fueron cosa del pasado. Además, recalca que aunque le dijo mentiroso al expresidente antioqueño, hay que entender que “la política es dinámica”. El liberal Juan Manuel Galán, sacando arrestos de decencia, explicó que “hacer esto, no es lo que defendió mi padre” y amenazó con revivir el Nuevo Liberalismo.

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Después de una derrota en primera vuelta, solo quedan cuatro caminos por tomar para los cabizbajos y derrotados: adherir a algún candidato, votar en blanco, dejar en libertad a sus militantes y no marcar el tarjetón. En esas opciones, se mecen la decencia y la impudicia política. Gaviria, como ventrílocuo del Partido Liberal, el Partido Conservador y muy seguramente Cambio Radical, van con Iván Duque. El Polo Democrático, anunció su apoyo a Gustavo Petro; la Alianza Verde fija cinco posiciones para adherir a Petro y Compromiso Ciudadano, seguramente recibirá la orden de quedar en libertad para votar. Entretanto, el Partido de la U, dejó la decisión al albedrío de sus seguidores.

Jorge Robledo es coherente y dada su enemistad con Petro, no adhirió para su facción política, diciéndole a sus seguidores (que son minoritarios en el global del Polo Democrático) que voten en blanco (signo de protesta). Posición seria y sin arrodillamientos. Lo que es indudable es que Petro ya había conquistado la mayoría de un dividido Polo, por tres razones básicas: fundador de esa colectividad, parlamentario estrella y candidato presidencial de 2010. Los votos de Vargas Lleras, entretanto, se van a Duque sin siquiera hacer un pronunciamiento Germán y sin tener que pedir que se haga: hay un natural origen uribista, que da aroma de proximidad.

Además: Votos nulos

Pero hablando de todo un poco, tremendo debate se ha armado con la casilla del voto en blanco dentro del tarjetón. Ello, porque su incidencia no tiene efectos para una segunda vuelta presidencial. Sin embargo, los defensores de éste, arguyen que es un derecho inalienable para los electores, mientras que el Magistrado del CNE, Armando Novoa, pidió que se elimine la casilla del voto en blanco del tarjetón, por cuanto ni quita ni pone en sus resultas finales.

Ahora bien. La gente tiene el error de revivir la matemática electoral, en el sentido de creer que todo el que se adhiera garantiza y suma un número de votantes de su parcialidad. Nada más mentiroso, porque en presidenciales no hay “voto amarrado”, como en elecciones para Congreso. Desde luego que se pone algún número de votos, bastante incierto. Por ejemplo, saber cuántos votos le pone el Polo Democrático a Petro es una incógnita, pues ya estaban muchos jugados a ese candidato (infieles a la Coalición Colombia), pero están los robledistas que no le marchan a éste. Muchos adeptos a Vargas Lleras, ya habían sido infieles al nieto de Carlos Lleras, por lo que existe la misma razón.

Se estima por los entendidos que por ser época de vacaciones, estar en su auge el Mundial de Fútbol y hacer pucheros los derrotados, habrá un 10% menos de votos en esta segunda vuelta versus la primera.            

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