Crónica de un fracaso anunciado

Autor: Dirección
20 noviembre de 2017 - 12:00 AM

Los expresidentes César Gaviria y Ernesto Samper, y el senador Horacio Serpa, promotores de esta espuria convocatoria, deben darse por notificados de su ineptitud para manejar las riendas de la colectividad y hacerse a un lado para que nuevas figuras inicien cuanto antes su reconstrucción.

No era necesaria una bola de cristal para anticipar, como lo hicimos en nuestro editorial de la edición semanal de EL MUNDO, que la consulta del Partido Liberal para elegir su candidato presidencial iba a ser un fracaso. Ahora, con las cifras oficiales de la Registraduría en la mano, que muestran una abstención del 97,88%, ese es el término más acertado para calificar lo sucedido, que no es otra cosa que un ridículo de proporciones por parte de una colectividad que a duras penas logró convocar 744.521 votantes, de los cuales escasos 700.000 depositaron votos válidos por alguno de los dos candidatos en contienda.

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Cómo duele ese gasto inoficioso de 40.000 millones de pesos ($53.725,81 por voto) y quién sabe cuánto más, para legitimar el embeleco de quienes se han apoderado del Partido Liberal y con este fiasco dan otro paso adelante en su tarea de enterrar la colectividad. Ni las tradicionales maquinarias, en las que ambos candidatos tenían fundadas sus esperanzas, pudieron movilizar al electorado, quedando en esta ocasión lejos del 1.356.000 electores que participaron en la consulta de 2009. Los expresidentes César Gaviria y Ernesto Samper, y el senador Horacio Serpa, promotores de esta espuria convocatoria, deben darse por notificados de su ineptitud para manejar las riendas de la colectividad, otrora de mayorías y ahora al servicio del presidente Santos, y hacerse a un lado para que nuevas figuras inicien cuanto antes su reconstrucción ideológica y programática.

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Con relación al ahora candidato, Humberto de la Calle Lombana, quien con sus 365.658 votos a duras penas superó los 335.155 votos que sacó en la consulta de 1994 (cuando votaron más de dos millones de ciudadanos), es evidente que la gente lo sigue identificando como la cabeza de la negociación con las Farc. Tan bajo reconocimiento, más que ingratitud hacia su figura, lo que refleja es que el acuerdo firmado entre la guerrilla y el Gobierno sigue teniendo una bajísima aprobación entre los ciudadanos, tal como quedó claro en el plebiscito de 2016, cuando más del 50% de los votantes lo rechazaron a pesar de la manipulación para la cual el propio doctor De la Calle se prestó, como decir que si ganaba el No regresaría la guerra y que si no ganaba el Sí él renunciaría. Por cierto, ninguna de las dos cosas ocurrió.

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Estos engaños con los que el Gobierno ha ido llevando el acuerdo y ahora esta absurda e ilegítima consulta, seguirán acrecentando la desconfianza en el proceso de paz. Pese a los ingentes esfuerzos de Gobierno por lograr alianzas que garanticen su implementación, las elecciones del próximo año van a pasar su factura.

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Comentarios:

augusto
augusto
2017-11-20 06:12:52
La fallida consulta liberal dejó como experiencia para aprender, que ya los partidos están en vía de extinción. Que esa plata se recupera, recogiéndola entre los que salieron a depositar el voto, pues en el engaño politiquero creyeron que hacían algo por la democracia, democracia que solo existe en el papel y nada en la realidad.

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