Una tercera vía, que no desecha los acuerdos, se compromete a cumplirlos pero en beneficio de todos
Si tuviéramos que resumir la guerra de los últimos 52 años en Colombia, en una palabra, yo escogería "pretexto". La guerra en Colombia, ha sido el pretexto, la oportunidad perfecta de algunos para mantener el statu quo y no hacer las reformas que el país necesita para superar la desigualdad. Ese "estado de cosas" los beneficia y claro, no les preocupa.
Colombia después de Haití es el país más desigual del continente, uno de los más inequitativos del mundo y aun así, no nos hemos propuesto como nación, cumplir la deuda histórica que tenemos con quienes nunca logran una oportunidad.
Me refiero especialmente a la Colombia rural y a la clase media empresarial donde está la mayoría de los colombianos, la que no puede pagar lobby en el Congreso y en el Gobierno para preservar su exención tributaria. El proceso de paz nos da la gran oportunidad de superar ese "pretexto histórico" que ha sido la guerra para superar un estado de cosas injusto e inequitativo.
Sin embargo, la extrema derecha opositora y la izquierda dogmática, han querido enfrascar al país en un falso dilema, un nuevo pretexto de dos modelos que coinciden en ser anti-democráticos y pretender una constituyente. Por un lado, el Centro Democrático y el expresidente nos dice que los acuerdos de paz no sirven para nada y que los harán "trizas". Pretenden devolvernos 50 años en el tiempo, perpetuar en Colombia las causas del conflicto, la injusticia y desigualdad sin transformaciones de fondo. En el otro extremo, están quienes dicen que nos quedemos en los estrictos acuerdos, mirando a las Farc y a 8.000 guerrilleros para cumplirles.
Existe un camino distinto, una tercera vía, que no desecha los acuerdos, se compromete a cumplirlos pero en beneficio de todos los colombianos, especialmente de los más pobres y de quienes nunca tienen oportunidades. Para convertir a Colombia en el país de las oportunidades, tenemos que derrotar el clientelismo y la desigualdad. Empecemos por cumplirle a 8 millones de víctimas que hace décadas esperan verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición en sus territorios.
La tercera vía que propongo le exige a las Farc que declaren los bienes y las tierras que despojaron y que aún no han devuelto. ¿Donde está el dinero en efectivo enterrado fruto del narcotráfico y el crimen? ¿Acaso lo guardan para hacer política en lugar de reparar a sus víctimas? El acceso a los beneficios de la Justicia Especial para la Paz debe estar condicionado a esa declaración individual y colectiva de bienes. Esa reparación del Estado a las víctimas debe ser subsidiaria, en primera instancia debe recaer en cabeza de los victimarios. Es ahora más que nunca cuando tenemos la oportunidad de convertir a Colombia en el país de las oportunidades.