La frase de De Roux es, en verdad, la disculpa que las organizaciones narco-castristas han fabricado para mostrarse como los buenos de la historia al desatar su violencia de masas contra la sociedad.
El jesuita Francisco de Roux dice que el video que circula “fue editado en las redes”. Sugiere, en realidad, que el video fue alterado, que es un “montaje”. Falso. Dos tipos de un mismo video circulan en las redes: la versión completa de las declaraciones de Francisco de Roux en un conversatorio del 28 de abril de 2017 (1), y una versión corta del mismo que consiste es escoger las frases más escandalosas del polémico personaje. De Roux ratifica su voluntad de ayudar a la lucha armada cuando hace de nuevo la apología de Camilo Torres, el sacerdote muy humanitario y sensible a la causa social y todo lo que quieran pero que terminó tomando las armas contra los colombianos y murió en una emboscada del Eln contra la fuerza pública. Si Camilo Torres hubiera renegado aunque fuera un solo día de la lucha armada, y lo hubiera dicho, De Roux sí podría decir que “si Camilo viviera hoy estaría entregado a la búsqueda de la Paz”. Pero eso no ocurrió. Camilo no buscó la paz sino profundizar la guerra y terminó enrolado en uno de los peores aparatos de muerte que el país ha sufrido, y murió en ese intento. Camilo sí habló de seguir a las mayorías, en sus proclamas para el periódico Frente Unido, pero, adoptando deliberadamente el doble lenguaje de los marxistas, reforzó una minoría totalitaria, violenta y criminal. Esa es la verdad que el cura De Roux no quiere que veamos.
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De Roux se queja: “borran mi llamada (sic) a que dejen la guerra”. ¿Pero su llamado es sincero? ¿Sincero cuando dice, en ese conversatorio, que “El planteamiento del Eln es muy de lo que en Colombia queremos”. Esa frase terrible él no la explica, ni la retira (2). ¿Sincero cuando afirma que “Colombia es uno de los países más inequitativos, más excluyentes, más impunes y más corruptos del mundo”? Esa frase es puro odio. Y es manipulación: en todos los países hay desigualdad social y corrupción y eso no justifica la lucha armada subversiva. Además, el sistema comunista fue el causante de las mayores desigualdades y atrocidades sociales de la historia. La frase de De Roux es, en verdad, la disculpa que las organizaciones narco-castristas han fabricado para mostrarse como los buenos de la historia al desatar su violencia de masas contra la sociedad. Y De Roux lo sabe muy bien. Esa es la frase-código destinada a borrar las otras frases sobre el presunto llamado de De Roux a abandonar “la guerra”.
En su violenta réplica donde no hay una sola alusión a las víctimas, donde De Roux acusa al departamento de Antioquia de haber “frenado el proceso de paz”, él nada dice acerca de lo que llevó a la reaparición del video tan comprometedor del 28 de abril de 2017: su abusiva y arrogante exigencia al ministro de Defensa de que le entregue “en contenedores” todos los archivos de operaciones, de inteligencia y de contrainteligencia del Ejército y de la fuerza pública colombiana desde 1953 hasta hoy. Nada menos. A De Roux no le ha gustado que algunas personas cuestionen la legalidad de ese pedido y alerten sobre los riesgos que constituye la entrega de tales archivos para la defensa militar, interna y externa, de Colombia.
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El jefe del grupo que se hace llamar “comisión de la verdad” se queja y acusa a sus críticos: “me quieren hacer mal”, “suprimen mi dolor expresado”, etc. Tales son los artilugios mediante los cuales el jefe jesuita trata de poner una mordaza a sus censores. Francisco de Roux no oculta su cólera. No quiere que glosen sus palabras, que examinen sus declaraciones, que descodifiquen sus mensajes. Monta en cólera porque no soporta que otros no quieran tragar entero sus monsergas, sus discursos con clave, su ambigüedad ante la violencia, su indolencia ante las víctimas del Eln y de las Farc, y su apetito de poder.
Por eso su carta termina con una advertencia: le pedirá a la Fiscalía que se lance contra sus críticos. ¿El activista político Francisco de Roux quiere resucitar el delito de opinión en Colombia? Después de explicar que Colombia es el país más corrompido del mundo, le pide a una de las instituciones “corrompidas” que venga a ayudarlo contra sus críticos. Ridículo.
Lo más extraño es que, al final, el cura De Roux se compara con el expresidente Álvaro Uribe, se atreve a utilizar el nombre del senador Uribe como escudo, le pide que venga a ayudarlo. Dice: “me quieren hacer mal” como otros han hecho con Álvaro Uribe, que quieren “ponerlo como paramilitar”. ¿Qué otra confusión quiere sembrar De Roux? ¿Quienes critican a De Roux son los que atacan a Uribe? Asombroso cambiazo. ¿Cuándo el Cinep y Francisco de Roux defendieron al expresidente Uribe? ¿No han sido ellos los que, por el contrario, azuzaron la jauría durante años contra Uribe y contra el uribismo? En ese conversatorio que él quiere que veamos como un idílico poema inofensivo, De Roux acusa al uribismo de ser guerrerista: “Un día de guerra más es para el uribismo”. Y gesticula que el uribismo se ha “unido” a las disidencias de las Farc (que acusan a las Farc de haber “entregado la revolución al capitalismo”) para “demorar el proceso del Eln” y para “destruir el proceso de paz”. La desfachatez del activista De Roux no tiene límites.
El activista ignaciano dijo que no iba a “reaccionar al video para no auparlo”. Pero lo hizo. Reaccionó y aumentó la visibilidad de su declaración de amor a Pablo Beltrán y al Eln, y atrajo más atención sobre el carácter aberrante de su pedido al ministro Luis Carlos Villegas. Un amigo que conoce bien al director del Cinep comentó: “Francisco de Roux es capaz de jurar, o mejor, perjurar, cualquier cosa con tal de echarle mano a los archivos de la seguridad nacional de Colombia. Si la traición siempre es horrible, la de los sacerdotes es la que causa mayor escándalo, como me enseñaron los jesuitas cuando eran hijos de Loyola y sacerdotes católicos”.