La crisis de gabinete en Medellín fue superada con un movimiento interno y nuevas críticas a la ciudadanía participante que reclama cambio de rumbo
Con seis movimientos internos, ascensos en realidad, Federico Gutiérrez pasó la página de la crisis de gabinete que declaró públicamente al pedir la renuncia a todo su gabinete, acción inusual que revela la necesidad de replanteamiento de la dirección del gobierno. Ese anuncio de crisis hizo desear que el alcalde tomara decisiones para corregir errores en la conformación de su primer equipo de trabajo y para fijar el rumbo que tendrá el gobierno municipal en sus dos últimos años.
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Como lo hizo en su primer gabinete, el alcalde eligió como acompañantes y ejecutores de su proyecto a profesionales inexpertos, algunos con títulos de posgrado, pero sin desempeño previo en cargos directivos con grandes retos. Como los del primer equipo, los recién nombrados tienen homogeneidad de origen y formación que difícilmente pueden reconocer, entender y representar a una ciudad plural y diversa, urgida de soluciones a profundos problemas de tan diversa índole como su conformación. Mal hace el gobernante al adoptar sólo una mirada de ciudad, la de sus electores, desconociendo que al tomar posesión deja de ser el personero de sus votantes para hacerse responsable por tomar decisiones y actuar procurando el bien común.
Cuando se encuentra a tres meses de la mitad de su gobierno, momento crítico en la ruta de acciones transformadoras para la ciudad, el gobierno del doctor Gutiérrez no ha ofrecido claridades sobre cómo va a seguir enfrentando los graves problemas que Medellín acumula y a seguir mejorando en aquellos campos en que la continuidad de objetivos y principales acciones había comenzado a quebrar históricos vergonzosos, como los de irrespeto a la vida, la persistencia de la pobreza, la desprotección a la infancia, la falta de espacios públicos y las dificultades para el acceso al empleo.
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Los problemas no resueltos, la investigación penal sobre las actuaciones de su Secretario de gobierno y otros yerros de la Alcaldía y su líder movilizaron a la ciudadanía, que en Medellín empieza a ser crítica y participante, para demandar nuevas respuestas y soluciones. Contrario a lo que piensa el colega de La Ayurá, esas voces no corresponden a intereses particulares no atendidos por la actual Alcaldía; ellas expresan el pensamiento de grupos de interés en tener una mejor ciudad, y a ciudadanos con voto de opinión, que son los que toda democracia necesita para que hagan seguimiento a las ejecutorias de los gobiernos Nacional, departamentales y municipales. Bienvenidas esas críticas, que son aportes desde la diversidad para mejorar los gobiernos y el devenir común.
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