Si no se sacan a flote los sentimientos que se tienen, estos harán heridas más profundas
Como psicóloga, he ejercido desde los años hippies cuando los de pelo largo eran los hombres, para que nosotras los pudiéramos arrastrar y no ellos a nosotras, como se usaba cuando andábamos de falda larga, y que parece que aún se usa ahora, así andemos de pantalones.
Para seguir los preceptos bíblicos, que curiosamente dicen en los Evangelios que Dios es el dueño del hombre y que éste tendrá el pelo corto y que el hombre es el dueño de la mujer y por esto ella debe cubrir cuello
nuca y orejas con su pelo, y así será cuidada por los ángeles (¿de qué sexo?)
Una cosa curiosa: el “retrato” de Dios que yo recuerdo es el que hizo en la Capilla Sixtina del Vaticano, el artista Miguel Ángel Buonarrotti (de tendencia sexual sabida). Allí aparece Dios justamente de pelo largo, y túnica.
Bueno, como psicóloga me tocaba atender, escuchar a los pacientes, sus historias y quejas, pero, sin dar consejos sólo poner atención para que el impaciente paciente contara más.
Pues si no se sacan a flote los sentimientos que se tienen, estos harán heridas más profundas. Hay que sacarlos para afuera, pero no donde los victimarios, sino donde psicoanalistas y psicólogos, que debemos ser como una buena caneca de basura.
A las tragedias se sobrevive cuando uno logra “desfogarse”, echar todo a donde sabemos y aprender a reírse de las que vendrán. Sale la gente más tranquila después de su consulta; y después de oírse sus propias dudas puede tomar una decisión para manejar su problema. Recuerdo con horror que la tal becaria pseudo secretaria de BC, un presidente bien conocido y querido, Mónica L., le contó a una su amiga sus aventuras con él y la tal amiga publicó libro sobre el tema.
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Aquí va una pequeña lista de los tipos de problemas:
- “Puse mi celular encendido debajo del asiento del conductor en el carro de mi marido, ¿debo creer lo que se oye quedó grabado allí?”
-¿Cómo saber en últimas quién es quién y qué es qué? - ¿Por qué las apariencias engañan? -¿Cómo descubrir quién me está mintiendo? -¿Cómo estar seguro de saber quién roba, joyas, platas y hasta corazones? -¿Cómo olvidar los desagrados? -¿Produciéndoselos a los otros? O sencillamente gozándolos, porque para eso tiene uno un corazón independiente y fuerte y sabe por la que “los otros” estarán pasando.
-“¿Si me le disfrazo de damisela del Parque Lleras de Medellín, mi marido me querrá más?
-Ya conozco las casas de modas y juguetes, de ese bien conocido y bien situado vecindario, lleno de ‘hostales’ entre las dos iglesias del Poblado”.
Qué diría don Miguel de Aguinaga el fundador de Medellín que lo fundó precisamente allí en la Plaza del Poblado, donde está su estatua.
Conocí muy bien Medellín en el año 49, volteando con los amigos de "El Estudio". Y a Caracas, la de la de Venezuela en el año 67, me la mostró Gabriela la señora del entonces embajador allí Germán Arciniegas. Los mercados me parecieron medio vacíos, pero no del todo como ahora.
NOTA A ESTE ÚLTIMO PROPÓSITO: Los venezolanos muy creídos porque Bolívar nació en Caracas, se llaman país bolivariano y su ya triste moneda se llama bolívar. Segurito han olvidado y los jóvenes nunca lo supieron que a sus 47 años Simón Bolívar, ya enfermo de tuberculosis, no fue recibido en Venezuela, cuando quiso ir a morir a su primera patria, y murió aquí en Colombia en una hacienda de Santa Marta. Y ahora los venezolanos maltratados en su tierra, también han venido a refugiarse donde nosotros, para sobrevivir. Ojalá haya cama pa´ tanta gente.