El colombiano Óscar Hernández recibió hoy su certificado de ciudadanía estadounidense, en medio de rumores de que el Pentágono quiere acabar con ese programa
El marinero de la Armada de los Estados Unidos, Óscar Hernández (Derecha en la imagen), nacido en Colombia, recibió ayer su certificado de ciudadanía, durante una ceremonia de naturalización para personal militar estadounidense nacido en el extranjero y sus cónyuges.
El acto se cumplió en el portaaviones USS Midway, en San Diego, California (EE.UU.). Cincuenta y cinco personas se convirtieron en ciudadanos estadounidenses durante la ceremonia en la cubierta de vuelo del portaaviones USS Midway, que se ha convertido en un museo en la Bahía de San Diego. Más de 15.000 extranjeros se convertirán en ciudadanos de EE. UU. este martes en el Día de la Independencia, una jornada que llama a la reflexión sobre el aporte de los inmigrantes a la nación en momentos en los que el discurso antiinmigrante del Gobierno de Donald Trump es cada vez es más duro.
De hecho, el Pentágono estaría valorando cerrar el programa que nacionaliza a inmigrantes, según indicó la agencia cubana de noticias Prensa Latina (www.prensa-latina.cu).
El portal asegura que el Departamento estadounidense de Defensa está considerando suspender el programa que permite que los inmigrantes legales, con habilidades de gran demanda, “se unan al Ejército a cambio de recibir la ciudadanía de forma acelerada”.
Prensa Latina cita a The Washington Post y a la organización de medios públicos NPR, quienes hacen referencia a un memorando dirigido este lunes al secretario de Defensa, James Mattis, “en el que funcionarios y personal de inteligencia citan preocupaciones de seguridad”.
La decisión afectaría a unos mil reclutas nacidos en el extranjero y con visados ya vencidos, quienes podrían ser objeto de deportación.
La agencia informativa cubana resalta que el Pentágono inició en 2009 el programa llamado Accesos Militares de Interés Nacional (Mavni, por sus siglas en inglés), “para reclutar a inmigrantes con habilidades médicas y lingüísticas urgentemente necesarias”, y añade que en la actualidad “se calcula la presencia de 10 mil personas en ese mecanismo”.
El temor del Departamento estadounidense de Defensa radica en la creencia de que los militares nacionalizados “pueden tener un mayor riesgo de conexión con los servicios de inteligencia extranjeros”, lo que los convierte en una “amenaza potencial”.
El objeto de la petición es “cancelar los contratos de alistamiento para los reclutas que esperan entrenamiento básico y luego detener el programa por completo”.