Así lo aseguró Naranjo tras reunirse en Bogotá con el subsecretario para asuntos de narcotráfico de Estados Unidos, William Brownfield, y el embajador de ese país en Colombia, Kevin Whitaker.
El vicepresidente Óscar Naranjo confió este miércoles en que el Gobierno cumplirá al finalizar este año con la meta de erradicar 100.000 hectáreas de cultivos ilícitos para lo cual privilegiará la técnica manual sobre la fumigación.
Así lo aseguró Naranjo tras reunirse en Bogotá con el subsecretario para asuntos de narcotráfico de Estados Unidos, William Brownfield, y el embajador de ese país en Colombia, Kevin Whitaker.
"Más de 19.000 hectáreas erradicadas y un proceso que ya comenzó con 7.000 familias y 5.000 hectáreas para sustitución hablan de que será posible el final de este año cumplir la meta", dijo Naranjo en una declaración divulgada en redes sociales.
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El vicepresidente colombiano explicó que en la reunión se realizó "una revisión de lo que significan los avances incontrovertibles que estamos obteniendo para erradicar y sustituir los cultivos ilícitos en nuestro país".
Igualmente calificó de productivo el encuentro con los funcionarios de Estados Unidos y reiteró que Colombia seguirá trabajando para lograr sus propósitos en materia de erradicación de cultivos ilícitos.
El Gobierno colombiano tiene como meta acabar 100.000 hectáreas de cultivos ilícitos de coca a través de la erradicación forzosa y la sustitución voluntaria pactada con campesinos en los departamentos más afectados por el conflicto armado en el país.
Los cultivos ilícitos de coca en Colombia crecieron el año pasado 18 % hasta alcanzar la cifra récord de 188.000 hectáreas sembradas, con una producción potencial de cocaína de 710 toneladas métricas, según los cálculos de la Casa Blanca.
A mediados de mes, Naranjo aseguró que el país quiere tener la oportunidad de probar su estrategia para combatir los cultivos ilícitos y que privilegia la erradicación manual sobre la fumigación.
El secretario de Estado de EE. UU., Rex Tillerson, instó a Colombia a retomar la aspersión aérea luego de que el Gobierno dejó en 2015 de asperjar los cultivos de coca con el herbicida glifosato porque el químico era arrastrado por el viento, contaminando siembras legales y fuentes de agua, algo que incluso motivó un litigio con Ecuador.