Colombia como el cangrejo

Autor: Guillermo Maya Muñoz
16 abril de 2018 - 12:06 AM

El CW hizo revertir las políticas de intervención estatal y en general todas las políticas que sustentaban las políticas de industrialización por sustitución de importaciones.

A pesar de los resultados positivos de las economías latinoamericanas, entre 1945 y 1975, Los Treinta Gloriosos, el modelo de industrialización por sustitución de importaciones cepalino fue reemplazado por el modelo aperturista neoliberal del Consenso de Washington (CW), que ya sobrepasa las cuatro décadas, con resultado muy decepcionantes, en crecimiento, desigualdad del ingreso, y transformación de las estructuras productivas.

El Consenso de Washington no sólo toma su nombre por su lugar de origen y asentamiento de los organismos multilaterales del FMI, el Banco Mundial, y la Secretaria del Tesoro de los EEUU, como operadores de las políticas neoliberales, sino también por ser la expresión de quien daba las órdenes y daba cuerpo a la doctrina neoliberal: “Liberalizar el comercio, privatizar las empresas estatales, equilibrar el presupuesto, fijar el tipo de cambio, y habrá sentado las bases para un despegue económico” (Paul Krugman). “El Mandato” de Washington

Según el historiador estadounidense Joseph Love (The Rise and Decline of Economic Structuralism in Latin America), el factor mas sobresaliente para el cambio de modelo en Latinoamérica fue la disolución de la Urss en diciembre de 1991, y que fue interpretado por las elites como el Fin de la Historia (1992, Francis Fukuyama) y por lo tanto como el triunfo de los valores liberales y del mercado sobre la planificación y el socialismo.

En consecuencia, debido a las fallas reales o supuestas del modelo de la Cepal, ese sí un modelo hecho por latinoamericanos para Latinoamérica, y a las circunstancias históricas, el CW hizo revertir las políticas de intervención estatal y en general todas las políticas que sustentaban las políticas de industrialización por sustitución de importaciones. La ventana de oportunidad para Latinoamérica había pasado, como diría la profesora Alice Amsden, y había llegado la globalización corporativa a dictar y a implementar las reglas del juego económico a su favor.

El CW privilegia la libertad de comercio (eliminación de la política industrial) y de capitales (eliminación a las restricciones de la cuenta de capitales), y por otro a la reforma institucional de la banca central independiente centrada en la inflación, como exigencia previa de la austeridad fiscal, para resguardar los activos financieros de la erosión del aumento de precios.

Estas reformas de política que eliminan la capacidad de los estados de conducir políticas expansivas propias a través de la emisión monetaria para financiar sus déficits fiscales y reflacionar sus economías, conllevan a la pérdida de soberanía nacional, y al endeudamiento permanente que favorece los intereses de la banca internacional, y sus filiales locales, que se convierte en succionadora de los ingresos nacionales convertidos en renta.

Esta renuncia a la soberanía nacional, en nombre del cosmopolitismo globalizador, es la expresión de los intereses nacionales de los países dominantes, con efectos negativos especialmente sobre los países de menor desarrollo que no han podido impulsar su base productiva manufacturera e incluso sobre aquellos en donde ha retrocedido en un proceso de desindustrialización temprana, como es el caso de América Latina, siendo Colombia un ejemplo sobresaliente con la reprimarización de la economía.

Vea además: La economía política nacional keynesiana

Este proceso ha producido un cambio de estructura productiva regresiva, en donde el crecimiento del PIB es apropiado de manera extractiva, rentística y patrimonialista. En consecuencia, la clase dirigente no distingue la frontera de lo público y lo privado cuando se trata de controlar recursos y políticas, generando desigualdad en la distribución del ingreso y de la riqueza.

Sin embargo, no es casualidad, en en el informe de la Unctad (Conferencia de la ONU para el Comercio y el Desarrollo), con el título de Structural transformation for inclusive and sustained growth (2016), citando a José Antonio Ocampo, en la actualidad miembro de la Junta del Banco de la República, se haya señalado que: “Ningún país ha hecho el arduo camino de la pobreza rural generalizada a la prosperidad post-industrial sin el empleo de políticas gubernamentales selectivas y metas para desplazar la estructura productiva hacia actividades y sectores con mayor productividad, empleos mejor remunerados y de mayor potencial tecnológico. Estas políticas son llamadas convencionalmente políticas industriales a pesar de que podría denominarse con más exactitud “políticas de transformación productiva”. Un lenguaje desarrollista, sin duda. Desacostumbrado entre los hacedores de política en AL y Colombia.

No se trata solo de que el PIB crezca sino de transformar la base productiva, con el apoyo de la innovación tecnológica basada sobre el desarrollo científico tecnológico.

¿Cuál es el plan económico de los candidatos a la Presidencia de la República? ¿Quién propone algo distinto a rebajar impuestos? ¿Quién propone trasformar la estructura productiva primaria exportadora en una estructura moderna basada en el desarrollo científico-tecnológico? ¿Cómo se construye un país capitalista avanzado? ¿Capitalista? Si. ¿cambiando la destinación de los lotes rurales en urbanos o invirtiendo en empresas dinámicas e innovadoras? ¿Quién es un empresario y quién un rentista? El empresario crea riqueza, el rentista la disminuye para fines productivos.

¿Quién propone disminuir la desigualdad en la distribución del ingreso y cómo? ¿Quién propone cambiar la distribución de la tierra? ¿No es acaso la alta concentración del ingreso y de la tierra consecuencias de la lucha de clases a favor de las clases tradicionales rentistas parasitarias y del atraso económico? ¿Odio de clase? Si fuera por el número de muertos y desplazados, el odio de clase vendría de arriba hacia abajo. No al revés. Los lobos se disfrazan de ovejas.

Lea también: Presidente, el escogido de Uribe

Avanza más el cangrejo caminando hacia atrás. Por eso el candidato de los jóvenes no es el que tenga menos años (Duque), sino el que pueda construir un futuro para ellos. Ahí tampoco está Vargas Lleras.

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Comentarios:

Oscar
Oscar
2018-04-16 07:09:39
Clarito como el agua.Porqué la mayoría no entiende?Problemas con la educación y engaño por parte de los poderosos.

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