A falta de un año para las elecciones presidenciales de Colombia el panorama político del país se agitó este viernes, jornada en que concluye el plazo para que renuncien altos funcionarios a fin de no inhabilitarse para posibles candidaturas de cara a los comicios.

El plazo para que los ministros y otros cargos públicos renuncien y puedan aspirar a ser candidatos en las elecciones de 2018 vence este viernes, merced a la última reforma legal que elimina también la reelección.

Esa figura se instauró en Colombia en 2004, cuando el entonces presidente Álvaro Uribe promovió una polémica enmienda a la Constitución aprobada gracias al voto de dos tránsfugas que terminaron en prisión.

La baraja de aspirantes a reemplazar al presidente colombiano, Juan Manuel Santos, la componen más de una docena de nombres para unos comicios que suponen la entrada al escenario de las Farc.

La más reciente renuncia fue la del ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, quien dejó el cargo ayer pensando en las elecciones de 2018.

Cristo, del Partido Liberal, no ha dicho si buscará la primera magistratura, pero se da por descontado que eso ocurra.

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En esa misma línea está la renuncia del embajador de Colombia en Estados Unidos, Juan Carlos Pinzón, del Partido de La U.

El primero que renunció de cara a las elecciones de 2018 fue el entonces vicepresidente Germán Vargas Lleras, del partido Cambio Radical, cuya fuerza política radica en la región de la costa caribe.

El político, de 55 años, dejó su cargo a mediados de marzo y desde entonces ha permanecido en silencio.

Según una encuesta del fin de semana pasado Vargas Lleras lidera con un 21,5 % la intención de voto para las elecciones presidenciales de mayo de 2018 en Colombia.

El exvicepresidente aventaja en esa encuesta al exalcalde de Bogotá Gustavo Petro, del Movimiento Progresistas (izquierda), quien tiene una intención de voto del 14,2 %.

Sin embargo, otro sondeo que fue publicado ayer muestra que el 12% de los colombianos quiere que el "candidato que ponga" el expresidente Álvaro Uribe para las elecciones de 2018 sea el próximo jefe de Estado.

Uribe, presidente entre 2002 y 2010, es fundador del partido Centro Democrático, que todavía no ha elegido a su candidato para las contiendas.

Tanto es así que en la terna de posibles candidatos que se les presenta a los encuestados, los representantes del Centro Democrático aparecen en los últimos lugares en intención de voto.

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Esa situación es similar a la que se vivió en 2014, cuando Óscar Iván Zuluaga consiguió ganar en primera vuelta y puso en duda la reelección de Santos en segunda.

Zuluaga era prácticamente un candidato desconocido a nivel nacional, pero el apoyo de Uribe le dio impulso.

Por su parte, las Farc tienen previsto hacer una conferencia en agosto para transformarse legalmente en un partido político.

Hasta el momento no han dado su apoyo a ningún candidato, aunque este viernes la exsenadora y candidata Piedad Córdoba (con una escasa intención de voto) participó en un acto con los parlamentarios del movimiento político Voces de Paz, ligado a las Farc.

Lo que sí está garantizado por el acuerdo de paz es que contarán con diez asientos en el Congreso, independientemente de los resultados que obtengan.

La izquierda está fuertemente dividida, ya que además de Petro, la exministra de Trabajo Clara López renunció a su cargo para poder aspirar a la Presidencia.

López fue candidata en 2014 por el Polo Democrático Alternativo (PDA), un partido que en este caso se ha dividido al tener como aspirante al senador Jorge Enrique Robledo, que en las encuestas aparece muy alejado de las opciones de victoria.

También lejos está el jefe del equipo negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, también liberal, quien competirá con Cristo y con el senador Juan Manuel Galán para ser el candidato del partido.

El panorama lo completan dos precandidatos del Partido Verde, la senadora Claudia López, y el exalcalde de Medellín Sergio Fajardo.

Este último ha comenzado a despuntar en las encuestas que, en ocasiones, lo sitúan en segundo lugar, pero su origen puede restarle apoyos en el país.