Hay una tensa calma en Venezuela. Más allá de si hubo o no hubo fraude, las elecciones regionales del pasado domingo dejaron un claro ganador: el oficialismo, y un moribundo perdedor: la oposición.

La Mesa de la Unidad Democrática, MUD, está más fragmentada que nunca, no tiene rumbo y es difícil que en esta coyuntura una ciudadanía que está inconforme con el presidente Nicolás Maduro y molesta con sus líderes decida confiar de nuevo en quienes no solo no supieron manejar el curso de los últimos acontecimientos sino que un par de meses antes invitaron a salir a las calles a protestar contra el régimen imperante, con el ya conocido y lamentable resultado: pérdidas de decenas de vidas y de bienes a manos de unas desmedidas fuerzas armadas.

Luego, en un giro inesperado, los líderes opositores decidieron participar en una contienda electoral que de antemano calificaron de ilegal y fraudulenta. Un contrasentido.

“En Venezuela, con la adopción del sistema por voto electrónico, es muy difícil monitorear, verificar, si los resultados son transparentes o por el contrario hubo trampa. Es un software que se puede alterar, manipular fácilmente. Y la verdad es que hasta ahora no se ha comprobado fraude, solo se habla de anomalías”, expresó en tal sentido Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de Política Exterior Comparada en la Universidad del Rosario.

Este viernes, el Parlamento de Venezuela, dominado enteramente  por la oposición, declaró como fraudulentas las elecciones y anunció que pedirá a organismos internacionales que auditen los resultados que entregó el Consejo Nacional Electoral, al cual consideran igualmente fraudulento y al servicio del presidente Maduro.

La respuesta frágil y escasa y el rumor sobre una posible juramentación ante la Asamblea Constituyente de los cinco gobernadores ganadores, cuatro de ellos pertenecientes al partido Acción Democrática, no dejan bien parada a la MUD.

“Hay molestia, hay indignación. Los líderes se equivocaron”, sostuvo Michael Penfold, profesor del Instituto de Estudios Superiores de Educación de Caracas y doctor en economía política. “El país está en un atolladero, atascado en la parte más baja. Tenemos que salir de esta trampa histórica. Si lo logramos, eso va a determinar el tipo de sociedad en la que viviremos en el futuro. Este lugar no es habitable ni para los simpatizantes del Gobierno ni para los opositores. Quedarse en este punto muerto es prohibitivo para todos”, recalcó Penfold.

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, al igual que otros representantes de gobiernos extranjeros, no reconoció el resultado de los pasados comicios regionales y pidió que haya elecciones generales en Venezuela, con vigilancia de organismos internacionales y un Consejo Nacional Electoral independiente, no parcializado, con integrantes nuevos.

Tres caminos

Para Jaramillo Jassir, en este momento a la oposición venezolana le quedan tres caminos, uno de los cuales tomará seguramente en los próximos días: la sumisión, que los gobernadores opositores ganadores se sometan a la Asamblea Nacional; que la oposición se disperse, que haya una ruptura y eventual desaparición de la MUD; o que se radicalicen, que surja una nueva ola de bloqueos, de manifestaciones, de protestas, que haya un apoyo desde afuera, una presión, para que oficialismo y oposición se sienten a dialogar en un escenario internacional y con veeduría de organismos extranjeros.

La presión internacional debería aumentar, según Jaramillo. “Que los gobiernos de Francia y Estados Unidos endurezcan las sanciones a Venezuela, a los integrantes del gobierno, que les congelen sus cuentas, los activos que tienen en bancos europeos, que haya restricciones al comercio entre países y Venezuela, prohibición para que los venezolanos ingresen a Europa”, afirmó.

No se descarta una salida militar a la crisis, una revolución armada. “Todo depende de la posición de los militares. Si ellos deciden hacerlo es viable. Pero hasta ahora no ha habido un líder. Tal vez todos esperan un líder al estilo de Óscar Pérez, pero uno de verdad, un líder que robe helicópteros y que se declare en contra del régimen chavista, pero de verdad y no como parte de un show. Pero no pasa nada. Todo es complicado en este momento en Venezuela”, apuntó Jaramillo.

Por su parte, Carlos Alberto Patiño Villa, experto en conflictos internacionales contemporáneos y profesor de la Universidad Nacional, advirtió que en Venezuela habrá, probablemente, una suerte de “implosión”.

“En Venezuela el desconcierto es enorme. No se sabe qué va a pasar. Hay una oposición dividida, fracturada. Henrique Capriles, Leopoldo López y María Corina Machado se quedaron sin discurso. La crisis es cada vez mayor. La Unión Europea seguramente impondrá sanciones. Así que lentamente se va a presentar una implosión, la situación va a estallar. Es lo que puede suceder”, apuntó Patiño Villa.

Finalmente, el experto en asuntos electorales y constitucionalista, Eugenio Martínez, indicó que los resultados acercarán al régimen de Nicolás Maduro y a los representantes de la oposición, para un eventual diálogo que allane el camino a las elecciones presidenciales de los próximos doce meses. Y concluyó que es absurdo estar tan convencido de que muchos salen a apoyar a Maduro cuando su gobierno ha demostrado ser mal administrador y un pésimo conductor, pues no ha sabido superar la crisis económica y social del país vecino.