El panorama electoral empieza cada vez más a aclararse de cara a las elecciones de 2018.
El panorama electoral empieza cada vez más a aclararse de cara a las elecciones de 2018. Marzo está ya a la vuelta de la esquina y se vienen tres meses de mucho trabajo para los políticos que quieren aspirar al Congreso. Del mismo modo, los candidatos presidenciales tienen su primera prueba, algunos de ellos con consultas y otros con la búsqueda de la consolidación de sus bancadas, las cuales son claves para su eventual futuro como gobernantes.
Las más grandes coaliciones presidenciales ya están definiendo su futuro. Por una parte, la Coalición Colombia ya ha nombrado a Sergio Fajardo como su candidato y, por otra, la Alianza para la Reconstrucción de Colombia tendrá a Iván Duque, Marta Lucía Ramírez y, eventualmente, Alejandro Ordoñez, compitiendo por ser la representación de la derecha colombiana que tiene a Álvaro Uribe y a Andrés Pastrana como sus adalides.
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Mientras tanto, existen candidatos presidenciales que pueden destacar en la baraja de opciones, pero sin muchas posibilidades de crecer más de lo que ya han marcado las últimas encuestas. Gustavo Petro, Humberto de la Calle y Juan Carlos Pinzón, si bien pueden tener algún reconocimiento, tienden a ser minimizados por una opinión pública que va marcando dos sectores protagónicos y en contraposición, perfectos para la novela preelectoral: en la centro-izquierda, defensora de los acuerdos y anticorrupción: Fajardo y su coalición; y en la derecha, que defiende al país de “no convertirnos en Venezuela” y que se ve representada en la idea del No al acuerdo actual con las FARC, estará liderando aquel que los medios han denominado: “el que diga Uribe”.
Finalmente, y no con una menor importancia, aparece el hombre que representa el poder de la maquinaria pura y dura; un candidato que no despega en las encuestas, pero que es capaz de presentar más de cinco millones de firmas para respaldar su candidatura en un tiempo récord. El exvicepresidente que desde hace cuatros años es candidato y que a punta de casas e inversiones en infraestructura en todo el país, ha estado sembrando las semillas que ahora quiere recoger como frutos. El nieto de expresidente… el polémico, Germán Vargas Lleras.
El listado de candidatos aún está largo y serán las grandes coaliciones las que logren desequilibrar la balanza. En una eventual segunda vuelta, parece evidente que el uribismo y Vargas Lleras se unirán, por supuesto, solo en caso de que la competencia no esté entre ellos mismos. Y la centro-izquierda podrá llegar a una segunda vuelta si logra decantar aún más su listado de candidatos. Sergio Fajardo, Gustavo Petro y Humberto de la Calle, tendrán muy difícil competir con opciones reales frente al engranaje de Germán Vargas Lleras y el poder movilizador de Álvaro Uribe. A lo mejor, tendrán que ceder ante algunos aspectos que hoy parecen inviables, pero que en términos prácticos representan una oportunidad concreta que motive, tanto los votos de opinión, como los que ya tienen amarrados algunos de estos líderes, como parte de su capital político.
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Amanecerá y veremos, pero, muchos de quienes trabajan en la vida política o la siguen con estudio, plantean que estas votaciones serán muy difíciles, porque nadie tiene muy claro lo que puede pasar. Por lo pronto, al menos permitámonos sospechar y alertar, para que el ciudadano se prepare para cumplir uno de sus roles en la vida democrática. El rol de todos es fundamental y, para estas votaciones, es especialmente importante el papel de aquellos desinteresados que no votan o se distancian de la política. En ellos puede estar el futuro Presidente y de Colombia.
Nota de cierre: ojalá, en las redes sociales, la gente pasara más del Me Gusta al real compromiso con causas.