El Congreso y el Atlético Nacional, dos instituciones visibles de las cuales los colombianos debemos aprender tanto de lo bueno como de lo malo.
Se cierra el telón de la legislatura denominada para la paz, un Congreso que se tiene que reinventar. La reingeniería a la que se debe someter es una operación de corazón abierto. Una institución que está sumada en los más profundos índices de impopularidad que no es gratuita, sino que con creces así lo han demostrado, debe ponerle la cara a sus electores y con responsabilidad transformarse en un órgano republicano capaz de responder a las exigencias del siglo XXI y no al anquilosado siglo XX en el que se quedaron. Amanecerá y veremos…
En la página de la Secretaría de Senado, están registradas 13 leyes correspondientes a 2017, de ellas la Ley 1828 de enero 23 de 2017, relacionada con el Código de Ética y Disciplinario del Congresista. Una de esas cláusulas leoninas de la citada norma es el artículo 8 (deberes del congresista) literal f: “Guardar para con los Congresistas, servidores públicos y todas las personas el respeto que se merecen, actuando frente a ellos con la cortesía y seriedad que su dignidad le exige.” A través de los debates, algunos de ellos bastante álgidos, se ha visto la violación a este precepto, en especial en los relacionados con los temas del proceso de paz.
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Se cierra el telón para el director técnico Reinaldo Rueda en Atlético Nacional, solo la verdadera razón para dejar la institución verdolaga la tiene él en su real saber y entender. Varias razones, a son de chisme, circulan de boca en boca en la ciudad, una relacionada con la injerencia de Juan Pablo Ángel en quitar y poner miembros del cuerpo técnico, otro motivo al que alude Rueda es su problema de salud, que lo tuvo alejado del equipo al inicio de la temporada por más de 40 días y otra versión de la historia, o más bien que ayudó a profundizar el desazón del orientador, fue la salida del Presidente De la Cuesta.
En la historia reciente de Nacional, también circularon rumores sobre la intromisión de dos ex jugadores del equipo: el Chicho Serna y Víctor Aristizabal, quienes enturbiaron el ambiente y en ese período el equipo tuvo una de sus peores temporadas del presente siglo y ahora Juan Pablo Ángel que llega a enturbiar el ambiente.
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Dos telones que se cierran, uno más lleno de sinsabores que de gloria y el otro en lado opuesto. Del Congreso y del Atlético Nacional, dos instituciones visibles, de las cuales los colombianos debemos aprender tanto de lo bueno como de lo malo.