Charalá es patrimonio histórico y cultural de la nación, pequeño territorio que vale la pena visitar.
El municipio de Charalá, fundado en 1540, está ubicado en la provincia de Guanentá, en el departamento de Santander, a 130 km de Bucaramanga por una excelente vía hasta San Gil y desde allí a solo 30 km por una carretera que está en rectificación y pavimentación, que según dicen sus habitantes llegará hasta Duitama en Boyacá, hace que el turista se adentre en lo variopinto del paisaje de la cordillera Oriental, hasta llegar a un terruño de paz, que bien podría clasificar para estar en la categoría de slow city.
Charalá desempeñó un importante rol durante los procesos emancipadores de los criollos en el siglo XVIII y XIX. De allí son oriundos José Antonio Galán (1741-1782) uno de los integrantes del movimiento de los comuneros en 1781, quienes sembraron la semilla libertadora en el pueblo granadino, y el otro de los héroes patrios, José Blas Acevedo y Gómez (1773-1817), denominado el “tribuno del pueblo”.
Un hecho histórico que pasa desapercibido en las lecciones de historia patria, es la Batalla del Puente del Pienta, el 4 de agosto de 1819, en donde fallecieron más de 300 combatientes de ambos bandos, pero que le cerró el corredor de abastecimiento de tropas a los realistas, a punta de piedra, palos y agua caliente impidieron qué cerca de 800 hombres comandados por el coronel Lucas González, considerado uno de los líderes más sangrientos de las fuerzas hispanas, llegasen a reforzar las filas españolas en el Puente de Boyacá.
Pero en pleno S.XXI, la historia es tejida (literalmente) por un grupo de personas agrupadas en Corpolienzo (http://corpolienzo.wix.com/charala) que transmiten entre sus descendientes una tradición de más de 500 años, denominada el lienzo de la tierra, el cual es un tejido a base de algodón fabricado artesanalmente, En el proceso de elaboración de los diversos artículos no intervienen los productos químicos. En la visita al museo del Algodón y Taller del Lienzo de la Tierra, se puede observar como allí aún el huso (indígena) es utilizado para hacer el hilo que le dará “vida” a la tela para ser transformada en productos espectaculares, se teje en telares de mano y pedal. Las técnicas utilizadas para el tratamiento de la misma son completamente naturales; la manera como le quitan el color natural (color crudo) a la tela es metiéndola por tres días en un recipiente con boñiga de vaca y ceniza, luego se lava y se extiende al sol por otros dos días, para que el sereno la blanquee. Para tinturarla, utilizan entre otros productos, guayaba, cebolla cabezona, hojas y frutos
Aparte de aprender cómo se hace una tela, el visitante hace un recorrido por las tres salas, en donde se expone a través del tiempo la evolución del tejido en algodón desde los indios Guanes, en la sala siguiente la historia de la confección socorrana y su decadencia con la llegada de la revolución industrial y los procesos de industrialización en Santander y en la tercera se evidencia el renacimiento del Lienzo de la Tierra en Charalá.
Se lee en el museo: “Para los guanes, las mantas no sólo eran abrigo. Los diseños y colores de su vestimenta eran símbolos de la edad, condición y oficio….”
“Los gobiernos colombianos no se preocuparon por proteger la industria casera de la competencia inglesa.
Florentino González, político nacido en Cincelada (Santander), indiferente a la suerte de sus coterráneos pregona la libre importación de textiles:
“El fuerte derecho [de aduanas] impuesto sobre las telas de algodón aleja la importación de estos productos, induce a los granadinos a emprender ser fabricantes y mantiene a una parte de la población en la improductiva de manufacturas montadas sin inteligencia y cuyos artefactos no pueden tener salida ventajosa.” (Florentino González, 1847)”
170 años después esa sentencia de Florentino González, tiene aún vigencia, solo basta con devolver unas cuantas hojas del periódico de ayer, cuando una de las principales textileras del país, Fabricato, anunciaba la suspensión de producción por 15 días, y seguimos pasando de agache...
Charalá es patrimonio histórico y cultural de la nación, pequeño territorio que vale la pena visitar y su Lienzo de la Tierra proteger y promocionar como se hace con las artesanías de otras regiones del país, que tienen denominación de origen.
Allí su historia tiene vida en pleno siglo XXI, solo que cambiaron los actores