Las calles de Chapecó palpitan en las horas previas a la final esperada con Nacional.
Las calles de Chapecó vuelven a lucir los colores del Chapecoense, pero con una diferencia, los lazos negros que tiñeron de luto la ciudad tras la tragedia aérea son hoy banderas colombianas para vivir con los "hermanos" del Nacional una final tan deseada como esperada.
La vida de esta pequeña ciudad del sur de Brasil, de apenas 200.000 habitantes, se ha detenido para albergar la ida de la final de la Recopa Sudamericana en medio de una atmósfera que supera el mero evento deportivo que cada año enfrenta a los campeones de la Libertadores y la Sudamericana.
Lea: El partido que sí se jugará
"Un solo corazón, para siempre 'Chape'", reza un cartel a la entrada de la Catedral en la plaza Coronel Bertaso, punto de encuentro de las dos aficiones horas antes del partido.
Del torreón del templo cuelgan tres bandas con los colores amarillo, azul y rojo de la bandera colombiana y a sus pies, decenas de aficionados disfrutan del momento sin importar demasiado la barrera lingüística.
"Es el partido de la paz, fue muy triste lo que pasó con nuestros hermanos del Chapecoense. Sentimos esa tragedia como nuestra y venimos a acompañarlos de todo corazón. Solo hay un color", dijo a Efe el aficionado Santiago Castaño, que llegó hasta Chapecó desde el municipio de Rionegro, expresamente para el partido.
Por su parte, André Davis, natural de Chapecó, es "fanático desde pequeño del Chapecoense" y señaló que "esa conmoción que tuvo Colombia" tras el accidente "es hora de retribuirla de alguna forma proporcionando esta alegría".
Él perdió "un familiar" en el fatídico vuelo, por eso hoy "lo deportivo pasa a un segundo plano porque "esto es más que fútbol".
A diferencia de otros partidos en los que cada afición está separada y va al estadio escoltada por policías, la hinchada del Chapecoense y el Nacional fueron de la mano hasta el estadio Arena Condá, al que abrazaron literalmente.
"Cuando un hermano viene a visitarnos la ciudad se desborda de emoción y alegría", reza otro de los mensajes de camino al feudo 'verdao'
"Es la hermandad entre dos países. Lo que pasó el año pasado fue algo trágico que hizo que las dos hinchadas se unieran y es algo que nunca nos va a separar, es una especie de fraternidad", comentó Juan Pablo Palacios, de Medellín.
Lea: El día que el rival recibió honores de héroes
Ya en el interior del estadio está previsto que suenen los acordes de "Día especial", de Duca Leindecker, para la que hay preparada una coreografía que se ensayó horas antes en la zona de aficionados.
La confraternización entre los dos clubes se sellará en la llamada "Cápsula del tiempo", un monumento de manos entrelazadas que recibirá las cartas de aficionados de ambos equipos.
Esa cápsula será enviada a Medellín para el partido de vuelta, prevista para el 10 de mayo en el estadio Atanasio Girardot, para finalmente volver a Chapecó, donde se instalará en el futuro "Parque Medellín".
Para el partido de esta noche se espera incluso que algunos aficionados del Chapecoense celebren tímidamente los eventuales goles que anote el Atlético Nacional.
"Voy a aplaudir (si marca el Nacional). Hoy el resultado es lo que menos importa, lo que importa es la amistad entre dos equipos, dos ciudades y dos países", añadió Davis.
La fiesta se cerrará con una traca final de fuegos artificiales, un broche que de alguna manera anestesia el dolor que produjo la tragedia que sesgó la vida de la generación de oro de este humilde equipo brasileño.