El escritor chileno Carlos Franz presentó en Colombia su última y muy premiada novela Si te vieras con mis ojos.
Carlos Franz ya era una referencia de las letras chilenas antes de ganar, con su novela Si te vieras con mis ojos, el Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa, que lo impulsó a un público internacional que empezó a descubrir su literatura. En la novela Franz cuenta la historia de un joven Charles Darwin y del pintor viajero Johann Moritz Rugendas, que se encuentran a mediados del siglo XIX en Chile. Distintos en todo pero enamorados de la misma mujer casada, el metódico naturalista y el impulsivo artista se enfrentan y luchan, y su combate los llevará a través de una naturaleza agreste hasta las alturas de los Andes y los precipitará a un abismo. El escritor chileno habló con EL MUNDO sobre esta novela y otros asuntos.
¿Cuál fue el origen o punto de partida de Si te vieras con mis ojos?
Desde hace más de veinte años quería escribir una novela de amor. Tanto para volcar en ella mis propias experiencias, como porque el tema amoroso es un desafío complejo para cualquier narrador. Y a mí me gustan los retos. Hace dos décadas le comenté esa ambición a mi madre y ella me dijo: “hay una estupenda historia de amor vacante para que un novelista la ocupe: la de Rugendas con Carmen Arriagada”. Entonces leí las cartas de amor que ella le dirigió al pintor a mediados del siglo XIX y me conmovieron (soy, y a mucha honra, muy sentimental).
¿Qué le llamó la atención de estos dos personajes, Rugendas y Charles Darwin, para escribir sobre ellos?
Me gustó la idea de oponer dos maneras de entender y sentir el mundo que se manifiestan en el conflicto por una mujer. Pero que son más amplias que ese conflicto. El pintor romántico, Rugendas, desconfía del científico racionalista, Darwin. Le parece que sus investigaciones científicas “desencantan" el mundo. Sin embargo, la oposición entre ellos no es absoluta ni maniquea. De hecho, a partir de ese conflicto surge una amistad profunda basada en el reconocimiento de una envidia mutua. El pintor apasionado y aventurero envidia la estabilidad y armonía familiar que logra Darwin, mientras éste confiesa que envidia las aventuras y la plenitud vital del otro. Esta oposición complementaria ya asoma en la aventura de la montaña Aconcagua, cuando ambos están en peligro de muerte. Entonces Darwin le concede a Rugendas que hay cosas que su ciencia no es capaz de comprender, de la misma forma que hay aspectos del mundo que el arte no puede ver. En Si te vieras con mis ojos esta oposición se encarna sobre todo en visiones contradictorias del amor: la visión utilitaria, procreativa de Darwin, contra la visión romántica y sentimental de Rugendas.
Carmen Lisperguer es un personaje femenino poderosísimo y convincente, ¿cómo hizo para modelar un personaje, y en particular femenino, con estas características?
En mi vida erótica yo he pensado mucho más en mujeres que en hombres. Las he imaginado e intentado desentrañar. Esa experiencia se volcó de forma natural al escribir Si te vieras con mis ojos. Por otra parte era natural escoger a Carmen como narradora ya que ella es el objetivo de ese trío de hombres que la aman de diversas maneras. Desde el momento en que ella se adueña de la voz narrativa se vuelve poderosa. Y este poder suyo se ve reforzado por el ángulo oblicuo que escoge para narrar: lo hace en segunda persona, en "tú". A primera vista, con ese recurso ella busca responder a la demanda de su amante que siempre le decía “Si te vieras con mis ojos sabrías por qué te amo”. Pero en la práctica su voz se adueña de la palabra de su amante formando un discurso entrelazado. Así intenté representar en el texto ese deseo de los amantes de fundirse en uno solo.
¿Cuál es su rutina de escritura (si tiene una): horarios, manías, etc?
La inspiración debe encontrarnos trabajando. Así que escribo a diario. Por otra parte, soy muy lento en la maduración de mis proyectos. En el caso de Si te vieras con mis ojos pasé casi veinte años tomando apuntes para esta historia, antes de sentarme a escribirla. Seguramente esto podría ser considerado una manía mía. Pero yo prefiero llamarlo pasión por mi arte.
En la lectura de la novela se nota un trabajo con la prosa y la música interna de la narración muy consistente, ¿esto es algo de verdad trabajado o fue surgiendo con naturalidad?
Es un trabajo muy exigente y duro. Hay escritores que se conforman con contar una buena historia sin importarles demasiado el estilo. Yo no puedo hacer eso. Para mí la forma de la novela es tan importante como su fondo. El texto debe tener un valor estético, debe ser un objeto verbal audible. En mi labor la “música” del idioma es tan importante como lo que éste comunica. Pero tampoco soy un escritor formalista: no me gusta sacrificar la comunicación en aras de la expresión. Busco un equilibrio.
¿Cuáles son los referentes literarios y artísticos (músicos, pintores, cineastas) que atraviesan su estilo como escritor?
Mientras escribía Si te vieras con mis ojos, volví a escuchar a los grandes compositores románticos: Beethoven, Schubert. Pero también a los posrománticos e impresionistas como Satie. Miré con mucha atención pintura paisajista desde Lorraine y Poussin, pasando por Turner y Corot, hasta el paisajismo contemporáneo de David Hockney. En esta novela también hay homenajes explícitos a grandes maestros como Velásquez y Holbein, por ejemplo.
En cuanto a cineastas, en este libro me gustaría haberme aproximado a lo que Stanley Kubrick consiguió en "Barry Lyndon": una obra cuya suprema modernidad consiste en la ilusión de antigüedad que produce.
Después de Si te vieras con mis ojos , ¿qué sigue para usted en términos de escritura, está escribiendo algo?
Estoy avanzando lentamente en una nueva novela. Creo que será muy diferente a la anterior. Todos mis libros son muy distintos entre sí. Ya que acabo de mencionar a Stanley Kubrick, podría decir que si fuera cineasta aspiraría ser como él: un artesano universal, capaz de narrar en muchos estilos.