Resulta por lo menos simpático, lo de volver al proyecto inicial a las pirámides de la Avenida Oriental en Medellín, es decir, terminar de arborizar el circuito longitudinal que lo permita
En un país con cerca de 30 precandidatos presidenciales, uno no sabría si reaccionar con admiración o con espanto, pues lo que sí es claro, es que no es la formación ciudadana que debería entregar el esquema educativo lo que lleva a semejante multitud de aspirantes, sino más bien, el cálculo y la perspicacia politiquera de la mayoría de estos abanderados de la democracia criolla.
Como la mayoría de estos ilustres precandidatos simplemente repetirán enunciados y clichés veintejulieros como propuestas, y antes de que nos sofoquen con peroratas que no son propuestas, sino referencias a las necesidades básicas insatisfechas y a los derechos constitucionales no cumplidos, lo cual no tiene nada de original, pero nos llenarán los oídos de expresiones como: La Educación es lo más importante, Salud para todos, Empleo digno, plena Competitividad, los buenos somos más, ni un paso atrás en la lucha contra la corrupción, el futuro está en el campo, sí a una minería sostenible, por fin llegó la hora de las verdaderas reformas a la Justicia, las Pensiones, al esquema Tributario, entre otros varios lugares comunes. Para evitarnos estos adefesios, sugiero que traten de generar propuestas a través de tres únicos ejes temáticos de actuación, para que al menos traten de organizar sus ideas: la soberanía alimentaria, la soberanía energética y la explotación sustentable de los diversos recursos naturales. De todas maneras, el año 2018 con elecciones parlamentarias y presidenciales y mundial de fútbol, es poco lo que vamos a avanzar en la solución de los problemas que nos agobian y que están comprometiendo seriamente nuestro futuro como sociedad.
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Entre otras curiosidades, si acá hubiese un poco de dignidad, deberíamos iniciar un pacto para comenzar a reconstruir nuestras instituciones y no reelegir a ningún Honorable Representante a la Cámara o al Senado. Insisto en la oportunidad de estudiar una transformación al actual modelo parlamentario teniendo dos Senadores y dos Representantes a la Cámara por Departamento.
Otro asunto que debe ser abordado, ya como incompetencia profesional, ya como elemento de corrupción, es el mal resultado de la mayoría de las obras públicas que se realizan en lo local, lo regional y lo nacional. Finalmente, un proyecto requiere estudios previos, diseño, cálculos, ejecución e interventoría. En Colombia es difícil que los cronogramas y los presupuestos se cumplan y no pasa nada. ¿Quién es el responsable y cómo debe responder? Yo sí considero que la Ingeniería está en crisis, pues si no es que fallan los diseños, si no es que colapsan algunas obras, los costos y los tiempos se incumplen, lo cual evidencia una deficiente gerencia de proyectos, y qué decir de la pobre labor de interventoría, que finalmente no responde por nada, pero sin cuya firma no se pagan ni se amplían los plazos, entonces, ¿Qué es lo que pasa?
Y no es que ahora salgamos como las cruzadas a renovar nuestros votos con respecto al compromiso y la importancia de tener códigos de ética y de conducta que nos libren y nos protejan de las malas prácticas y las malas compañías, pues como se ha demostrado hasta la saciedad, el papel puede con todo y un código de ética no se le niega a nadie.
Resulta por lo menos simpático, lo de volver al proyecto inicial a las pirámides de la Avenida Oriental en Medellín, es decir, terminar de arborizar el circuito longitudinal que lo permita. Sin embargo, hay que recordar que el espíritu de las pirámides, fuera de su controversial postura estética y arquitectónica, era evitar que los ciudadanos maleducados de Medellín no pudieran pasar la calle por cualquier lado, sino que tuvieran que ir hasta las esquinas, como es apenas obvio. A mí personalmente me llena de indignación el ver como una señora entaconada con un niño en brazos y paquetes adicionales, de todas maneras, como alpinista, se atreve a violar la lógica, arriesgando la vida de su hijo y su integridad personal, violando las normas de la razón y la urbanidad, bregando a hacer un atajo en medio de las susodichas pirámides. Este tipo de personajes, sobran y brillan por su irrespetuoso comportamiento cívico.
Insistamos por ahora, en dotar a Medellín de un adecuado Centro de Espectáculos.