Candidatos por consultas vs. candidatos por firmas

Autor: Nacho
24 septiembre de 2017 - 02:00 PM

La consulta popular sería una de las armas que utilizarían los partidos para nominar con democracia sus candidatos únicos contra los aspirantes por firmas.

Medellín Colombia

La campaña electoral para la presidencia de Colombia en 2018 viene avanzando, en el tema político y no programático, en medio de cuatro términos que por ahora copan la atención de los electores: candidatos por firmas, candidatos de partidos, candidatos de coaliciones y candidatos por consultas.
Hasta el momento se ha ganado el interés nacional y de los analistas el fenómeno político de los candidatos por firmas, que según las más primarias interpretaciones, es el reflejo de la crisis de los partidos políticos en Colombia, por el desgaste ante los colombianos y por estar vinculados a los más indignantes casos de corrupción contra los recursos y las instituciones del Estado.
Y aunque no se puede ocultar que es un asunto que debe suscitar la reflexión partidista, también hay otras opiniones y explicaciones, como la que se escucha y se esgrime: que las aspiraciones por medio de firmas no es más que una trampa contra la democracia y los mismos partidos.
El exjefe liberal en Antioquia de la década de los años 70 y 80 del siglo pasado, Bernardo Guerra Serna, siempre ripostó que los malos no son los partidos, los malos son algunos militantes que hacen ver mal a las formaciones partidistas.
¿Y porque las firmas son una trampa? La respuesta desde la orilla de los políticos no se hace esperar. Porque es una trampa para que los candidatos por firmas adelanten la campaña, es una forma de violar los topes electorales y de esa forma adelantarse a los candidatos de los partidos.
El neto político, exministro del Interior y precandidato liberal a la Presidencia de la República, Juan Fernando Cristo Bustos, fustigó aún  más duro a esa modalidad de candidatos y los tildó de oportunistas y con la peligrosa maniobra de destrozar a las colectividades que han hecho la historia de Colombia.
Recientemente dijo a la prensa que se trata de un engaño, de una farsa, de un festival de las formas, que en el día se reúnen con los políticos y por las noches salen a recoger firmas disfrazados de cívicos.
Así las cosas, se observa hoy una gran batalla verbal entre los candidatos por firmas versus los candidatos que no denigran o no les da pena de sus  partidos.
La Constitución del 91 fue la que se inventó y consagró en Colombia dos modalidades de candidatos: por medio de los partidos y a través de las firmas, esta última precisamente para ampliar la participación política y electoral de los colombianos que no se sienten representados por los partidos, que se refleja en la apatía ante las urnas.

Meterle democracia
Entonces, es muy clara la estrategia de los partidos políticos contra el auge de los candidatos por fuera de su órbita, o sea, los que están recogiendo firmas desde ya para inscribir sus opciones y tratar de derrotar a las colectividades.
Para contrarrestar a su nuevos rivales, los partidos con candidatos van acudir a un elemento básico que los acerque el ciudadano y es elegir sus candidatos únicos metiéndole democracia, o sea, a través de las consultas populares internas o abiertas.
Se trata de un método que va a cumplir 30 años y que fue promovido por el Partido Liberal cuando llegó a tener casi cinco millones de votos, al que le dio grandes resultados porque sus aspirantes nominados por consulta fueron presidentes de Colombia. Pero después vino la narco política, el proceso 8.000, Álvaro Uribe y el fin del bipartidismo y ese partido hoy no escapa a la crisis de todas las demás formaciones.
Pero aún así disminuido, el liberalismo junto a su archirrival el arribista Centro Democrático, irónicamente, son los que en esta campaña están impulsando candidatos únicos de partidos mediante las llamadas “primarias”.
Los liberales se complican y enfrentan, como si fuera el glorioso partido de hace 30 años, un desgastante debate entre sus seis precandidatos ad portas de una decisiva Convención Nacional, que debe encontrar una luz al final del túnel que están atravesando.
El exnegociador de paz Humberto de la Calle insiste en que el candidato liberal se defina este 9 de noviembre durante la consulta de los partidos que fija el Consejo Nacional Electoral, CNE, precisamente para dar cumplimiento a un mandato constitucional que obliga a la democracia interna en los partidos con personería jurídica.
Pero otros precandidatos rojos insisten a su vez en que el candidato salga en marzo del año entrante, paralelo a los comicios legislativos y dentro de una consulta multipartidista, en la cual corren el altísimo riesgo de una derrota electoral.
En lo que sí están de acuerdo los liberales es en que el candidato no salga de la Convención de esta semana; también en hacer parte de una coalición que enfrente a la derecha de centro que ellos relacionan con el arribismo.
Los rojos por ahora se cuidan mucho de un acercamiento a uno de los candidatos favoritos a la Presidencia, como es el caso de Germán Vargas.
Entre tanto, los arribistas se debaten también por estos días en resolver cómo escogerán su candidato entre el quinteto de aspirantes.
Su líder político Álvaro Uribe insinuó emplear la consulta del 19 de noviembre, pero por lo que dicen los “pre” no se han descartado otros sistemas de selección, entre ellos una encuesta.


¿También por consulta?
El tridente de moda por estos días en la campaña electoral a la Jefatura del Estado: Sergio Fajardo, Jorge Robledo y Claudia López, que configuran la suma de las minorías, también podrían emplear la consulta previa para nominar al candidato oficial de esta exótica coalición.
Sin embargo, en el comunicado que emitieron para anunciar el pacto, no dejaron aún entrever cuál será el camino definitivo.
Una consulta en marzo con los comicios para Congreso, sería una de las posibilidades.

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