El Suroeste es por excelencia la región productora de café en Antioquia, integrada al Eje Cafetero. Aunque los precios alcanzaron momentos difíciles hace algunos años, en 2016 mejoraron considerablemente. Los caficultores esperan que el panorama continúe así este 2017.
La cosecha de café en 2016 fue buena, mejor de lo esperado, según manifestó Marco Julio Zapata, cafetero de Concordia, quien explicó que el café ha subido, “ahora está a $900.000 la carga”, más del doble de lo que llegó a costar en tiempos de crisis.
Alonso Suárez, alcalde de Betulia, antiguo líder del movimiento Dignidad Cafetera y representante de Antioquia en las negociaciones con el Ministerio de Agricultura, señaló que “con el precio del café hoy es buen negocio ser cafetero, vender café por encima de $800.000 es rentable, hasta los $750.000 se sostiene”.
A partir de septiembre, los cafeteros inician a recolectar la cosecha que va hasta mediados de diciembre; dependiendo de la altura en que estén los cultivos, en la zona caliente inician la recolección más temprano, como lo indicó Juan David Restrepo, secretario de Gobierno de Concordia, quien explicó “que unas 10.000 personas vienen de otros municipios a trabajar en la temporada. El año pasado tuvimos una muy buena cosecha, hubo incremento en los sacos de café recolectados y también en el precio de venta de la carga”.
“La cosecha terminó en diciembre, en ese tiempo se contratan empleados, los otros meses se roza y se hace mantenimiento al cafetal, una mata de café bien cuidada puede durar diez años”, puntualizó Zapata.
Nicolás Gallego ha sido cafetero por más de 60 años en Salgar, desde que es niño trabajó en el cafetal de su padre y a lo largo de su vida ha visto múltiples crisis y bonanzas. Él afirmó que “la crisis de hace algunos años fue una de las peores. Ahora, aunque los precios mejoraron, todo está muy complicado, contratar empleados es cada vez más costoso porque no hay con quién, además los cafeteros estamos muy endeudados”.
“En 2013 el café estuvo a $400.000, una crisis muy grande. Para contrarrestar esto, logramos que a los caficultores se les diera un bono de $165.000 por carga vendida. Hoy podemos decir que el café está en bonanza, en calidad y en precio, porque tuvimos una cosecha muy importante. Muchos de los cafeteros lograron pagar parte de sus deudas y yo creo que tienen hoy un horizonte diferente, máxime con la proyección que se hace hoy del café, cuando se está hablando de que Brasil no va a tener la producción esperada”, precisó Suárez.
Suárez especificó que en el ranking de mayor producción de sacos de café en Antioquia, Andes es primero, le sigue Betania y el tercer lugar se lo disputan Salgar, Betulia y Concordia.
Relevo generacional
“Se nos está envejeciendo la población cafetera, porque los precios han tenido caídas. Para que el joven se quede en el campo debemos tener unos espacios educativos dignos y que ellos vean las fincas como verdaderas empresas. De lo contrario, la caficultura tiende a desaparecer en algunos años”, indicó Suárez.
Juan David Restrepo, secretario de Gobierno de Concordia, precisó que “para implementar el relevo generacional necesitamos del apoyo departamental y nacional, que nuestros jóvenes vean un atractivo en el campo porque tienen oportunidad de estudiar, de quedarse, tienen acceso a la tecnología. Creo que la apuesta del Gobierno no se tiene que enfocar sólo en las grandes ciudades sino también en el campo, porque no hay oportunidades”.
Como consecuencia de esto, en los territorios ha disminuido el número de recolectores. Gallego afirmó que muchas veces, por falta de quien recoja el café, se pierden las cosechas; precisamente eso le pasó a él este diciembre, “ahora como no hay quien trabaje cobran cada vez más y los cafeteros muchas veces terminamos perdiendo porque todo se va en gastos”.
“Es difícil saber cómo van a ser las cosas en los próximos años, los precios del café son muy variables y el costo de vida es cada vez más alto. Además, los insumos son muy costosos. Ser caficultor actualmente es muy difícil y no veo que como están las cosas vaya a mejorar”, añadió.
Rodolfo Correa, secretario de Productividad y Competitividad de la Gobernación de Antioquia, apuntó que “la única forma posible de incentivar el relevo generacional es darle a la gente la certeza de que trabajar la industria agropecuaria es un negocio rentable, hoy el 70% de las utilidades se queda en manos del intermediario, ningún joven va a querer estar en una actividad que no es negocio, porque uno no trabaja para ser pobre, uno trabaja para vivir mejor”.
Alternativas
En municipios como Jardín el primer renglón económico hasta hace poco era el café, según precisó Juan Carlos Rendón, subsecretario de Medio Ambiente y Desarrollo Rural. Este cambio se dio, entre otras cosas, por los bajos precios de la carga de café.
En Antioquia, muchos municipios de tradición cafetera han optado por la diversificación agrícola. Algunas veces la iniciativa surge de las administraciones locales, otras, de los propios campesinos.
Los fluctuantes precios del café y los riesgos que implica depender solamente de uno o dos productos agrícolas han causado que municipios enteros cambien su vocación productiva.
Aun así, la diversificación también implica riesgos, afirmó León Darío Vélez, agrónomo de la Universidad Nacional, quien señaló que para poder diversificar es necesario fortalecer las economías locales y entender el contexto de cada región.
Para el experto, introducir cultivos diferentes a los tradicionales es peligroso, porque los campesinos tienen una larga tradición y no se sabe si van a poder adecuarse al cambio. Por esto, sugirió basar esa diversificación en especies productivas locales. Precisamente, la mayoría de los municipios de la región, en lugar de sustituir los cultivos tradicionales de café cuando los precios estuvieron bajos, introdujeron nuevas especies a los cafetales para fortalecerlos.
“En el tema de cafés especiales hemos venido trabajando, pero yo creo que se necesita más, ampliar más ese abanico para abarcar más caficultores. Además darles la oportunidad de que tengan infraestructura para seguir manejando la cadena productiva con calidad”, puntualizó Suárez y agregó que un gran problema es que el café no tiene un valor agregado suficiente, pese a las buenas prácticas agrícolas, por la falta de tecnologías para el secado y porque “al caficultor nunca le tocó el tratado de libre comercio, si un caficultor va a exportar le ponen todas las trabas del mundo. Otra dificultad grande es el tema de los insumos, donde hay un monopolio grande en el comercio nacional. Sería bueno que algún día la Superintendencia revisara eso, porque ahí también hay un cartel”.
Respecto al programa de Cafés Especiales de la Gobernación, Correa especificó que “vamos a inculcar la cultura de la transformación para que los campesinos no vendan el grano en bruto, sino con el valor agregado que da la venta de los productos transformados. Ya hay varias iniciativas de cafés especiales, inclusive con marcas territoriales que están en curso”.
Restrepo indicó que además es necesario que las familias aprendan otra actividad y la puedan alternar porque la cosecha es sólo algunos meses, “pero el resto del año se tiene que realizar otras actividades para que perciban otro tipo de ingresos”.
Al respecto, Gallego dijo que en los meses en que no hay cosechas a los caficultores “no nos queda de otra que aguantar hambre o irnos para otros departamentos a buscar trabajo en alguna finca”.
Suárez concluyó que “hoy el precio del café es rentable, por debajo de eso está mal el caficultor. Yo creo que hay que apuntarle mucho al tema del campo, el campo es el que por muchos años ha generado paz”.