Su ingreso a la arena política es una buena señal de la renovación en la dirigencia política
Quiero decir, bienvenido a la carrera presidencial por el Centro Democrático. En esta semana comenzó a moverse su precandidatura. Es un hombre joven, preparado, con excelentes relaciones con dirigentes conservadores y liberales, con oficiales retirados de las fuerzas Armadas y de Policía, con movimientos sociales y con empresarios. Conoce el país, ha seguido las negociaciones entre el gobierno y las Farc, de las cuales ha sido un crítico con argumentos y participó como vocero del No en las conversaciones fallidas, por tramposas por parte del gobierno, posteriores al triunfo de la oposición. Sabe de relaciones internacionales y ha defendido los intereses del país en litigios en los que ha estado en juego el territorio nacional, a pesar de la actitud entreguista del actual gobierno. Y por encima de todas las cosas, le cabe el país en la cabeza.
La semana pasada publicó un artículo que es un verdadero esbozo de programa de gobierno, en el que defiende la construcción de una coalición nacional que enfrente al estado actual de cosas del país y permita la llegada al poder en 2018 de las fuerzas que se han opuesto a los excesos del binomio Santos – Farc, que han generado un golpe de Estado y una entrega acelerada de nuestra democracia a esa guerrilla. De tiempo atrás ha propuesto esa idea, que aquí, en esta columna, también se ha defendido. Su ingreso a la arena política es una buena señal de la renovación en la dirigencia política, que en el Centro Democrático se expresa así mismo en la precandidatura de Iván Duque.
La alianza que propone Nieto, presupone en primer lugar, la unidad del Centro Democrático, a propósito de la Convención que se realizará este sábado (escribo este artículo el viernes), que seguramente formulará en las líneas fundamentales para el accionar de ese partido en el futuro próximo con el objetivo de obtener la mayoría del congreso y ganar la Presidencia de la República en la primera vuelta.
Dicha unidad se expresará en la posibilidad de que los distintos candidatos a la Presidencia puedan presentar sus propuestas y someter sus nombres a consideración del Partido, bajo la condición de unas reglas adoptadas por consenso, para que este finalmente tome una decisión (para mi gusto, el Centro Democrático debería delegar en Uribe la responsabilidad de escoger el método de selección del candidato, que incluiría la opción de que el expresidente lo haga directamente, luego de escuchar sus planteamientos y seguir su evolución durante un cierto tiempo).
La unidad interna es, en la lógica que Nieto presenta, condición necesaria pero no suficiente del triunfo de la oposición en 2018. Para este objetivo se requiere el concurso de “la base conservadora, los católicos, cristianos y judíos amenazados en su fe, los militares y policías en retiro y sus familias, las víctimas de la guerrilla, los campesinos, agricultores y ganaderos”, pero deberá ´poder incluir a esa mayoría que se abstuvo en el plebiscito, a los desengañados con el sí, a esa inmensa masa de compatriotas que desaprueba a Santos en razón de la corrupción y su desastrosa gestión económica, la reforma tributaria, etc. (http://www.elcolombiano.com/opinion/columnistas/gran-alianza-por-una-colombia-justa-y-prospera-ED6423666).
Se trata de un gran Frente, que implicaría, en una segunda etapa, según mi leal saber y entender, un pacto con todas las fuerzas y sectores que se opongan al actual estado de cosas, que se encarne en una fórmula presidencial ganadora y en coaliciones para el congreso, donde ellas sean aconsejables y posibles. Aquí hay un punto crucial, para mí: el país requiere que esa coalición, con boleto presidencial definido, esté lista para enfrentar la primera vuelta.
Ahora bien, esto se puede lograr con un programa que recoja las reivindicaciones de todos esos grupos, y Nieto presenta uno con esas características: defensa de la democracia y las instituciones que le son inherentes; que corrija lo inaceptable de los acuerdos entre gobierno y Farc, luche contra el narcotráfico, resultado de las concesiones del gobierno a las Farc, pero proteja a los desmovilizados; cree riqueza y avance en la eliminación de la pobreza en el marco de la economía de mercado con seguridad y estabilidad jurídicas e incentivo a la inversión; que promueva la austeridad y el gasto público eficiente y con enfoque social; recupere el papel central en defensa de la soberanía interna y externa de la Fuerza Pública, asegure los derechos de sus miembros, recobre su moral de combate y sus valores; enfrente a los violentos de cualquier denominación, haga de la seguridad ciudadana el centro del accionar del estado, luche contra el microtráfico y la drogadicción; y luche decididamente contra la corrupción, empezando por la que surge del clientelismo que es la marca de fábrica de este gobierno; y proteja la vida y los valores de familia, retados por un puñado de “progresistas” (Ibid).
Piensa Nieto que una coalición con estos objetivos es del centro a la derecha, no obstante, estoy seguro de que muchas personas que son de izquierda, pero les duele el país y no tienen compromisos burocráticos con los gamonales de esos partidos, pueden apoyar una propuesta de esta índole. Tal como están esbozados los puntos del programa eso es posible: todo mundo puede verse reflejado en ellos y defenderlos desde su particular punto de vista.
Ahora bien, puede presentarse el caso de que alguien no esté satisfecho con determinados aspectos de un programa como éste. La consideración esencial aquí es si la propuesta apunta a resolver el problema central del país, la amenaza marxista. Si ese es el caso, otro tipo de consideraciones y valores, por importantes que parezcan, son secundarios y su discusión puede aplazarse, porque lo que es claro es que bajo la égida marxista no cabe la defensa de ninguna creencia, religiosa, política o social, que no sea la que esa dictadura maneje.
Los colombianos estamos a la espera de otras propuestas similares a las de Nieto, con matices probablemente distintos, pero que apunten a eliminar el peligro inminente de la dictadura marxista que se cierne sobre el país. Ojalá surjan. Enriquecerían nuestro arsenal ideológico.