Mientras aumenta la cantidad de personas que eligen la bicicleta como medio de transporte en Medellín, la ciudad se ve cada vez más atrasada en las facilidades para estos actores viales.
Tener ciclorutas conectadas, infraestructura, parqueaderos para bicicletas, una cultura que los reconozca como actores viales y la conciencia de los demás por respetar sus espacios, componen el sueño de todo ciclista urbano.
Cada vez más personas se suman al cambio, sea por economía, tiempo, deporte o sentido ecológico; abandonan el mundo motorizado para mutar a las dos ruedas. Programas como EnCicla, que hacen parte del Sistema Integrado de Transporte del Valle de Aburrá, han incentivado su uso al estar articulado con el Metro.
Así, la bicicleta pasa ser parte de las personas, sirviendo como medio de transporte, trabajo, deporte o desestrés o sistema para conocer la ciudad, objetivo de las cicladas convocadas por el colectivo Síclas cada miércoles, una actividad que se hace desde hace siete años y que en la actualidad cuenta con hasta 1.000 participantes en cada ocasión.
Para sus organizadores, esta actividad “promociona el ciclismo urbano, que es utilizar la bicicleta como vehículo de transporte. Nosotros salimos a reconocer la ciudad, nos la tomamos de noche y visitamos diferentes comunas, corregimientos y barrios y por eso escribimos Síclas con s, por que sí se puede”, dijo a EL MUNDO Mauricio Mesa,coordinador de esta agrupación.
Mesa resaltó el crecimiento del programa EnCicla, que lleva seis años funcionando, uno menos que su colectivo, que al ser gratuito ha llevado a que miles de personas se movilicen, aumentado así el uso como medio de transporte. Aún así señaló que hace falta mucho más, pues el sistema funciona con unas 1.300 bicicletas en la actualidad.
Aunque no todos los ciclistas incorporan la bicicleta de la misma manera a sus vidas, las condiciones viales de Medellín no facilitan que más personas se convenzan de usarla. “La ciudad está diseñada para los carros, ni siquiera para los peatones. Las vías pasaron de ser de las personas para ser de los carros y las motos, apoyado esto en un mal sistema público de transporte”, opinó Mesa.
Daniel Suárez, activista y ciclista ya lleva varios años usando la bicicleta en diferentes espacios, superando el básico de la ciclovía, donde se usa más por deporte. Su visión, a medida que ha pedaleado las calles de la capital antioqueña, ha ido yendo al mismo lugar: “Medellín es caótica para el ciclista y el peatón”.
Transitar en bicicleta, para él, se convierte en una aventura todos los días, superando obstáculos, enfrentando situaciones en las calles con los conductores de automotores y los mismos peatones.
Ante todas las críticas de los ciclistas, EL MUNDO consultó a la gerencia de Movilidad Humana de la Secretaría de Movilidad de Medellín, que explicó que se está llevando a cabo el Plan estructural del uso de la bicicleta, bajo los componentes de infraestructura y formación, pedagogía y promoción.
45 kilómetros de ciclorrutas se han construido en Medellín durante los últimos 15 años, pero se espera tener 80 más de infraestructura para la bicicleta, acompañadas de cicloparqueaderos (ya hay 25).
La más reciente es el tramo de Las Vegas, con una distancia de dos kilómetros que esperan ser entregados este año.
“El primer paso fue crear la unidad de agentes en bicicleta, un total de 20 agentes, que se pasaron a hacer sus labores de esta forma en la ciudad. Ellos empezaron con el ejercicio más importante, quitar de las ciclorrutas a los venteros ambulantes, los carros estacionados y los motociclistas que transitaban por ahí cuando hay trancón”, explicó Juan Camilo Gómez, gerente de Movilidad humana.
Como otras acciones, Gómez destacó la pedagogía que se ha realizado en universidades, colegios y otros sitios públicos en la ciudad, promoviendo el uso de la bicicleta.
Además, la aplicación por decreto en Medellín de la Ley 1811 o ley pro bici, “por la cual se otorgan incentivos para promover el uso de la bicicleta en el territorio nacional y se modifica el código nacional de tránsito”. Programas como “Pedaleando al trabajo” busca que las empresas incentiven este sistema de transpòrte a cambio de días libres para los trabajadores.
Entre tanto y sobre el avance de los kilómetros de ciclorrutas, Gómez sostuvo que las próximas que tendrá la ciudad son las que unirán al componente occidental de la ciudad, conectando los barrios Estadio, Belén y Laureles, los kilómetros del Centro, la galería Bolívar (a la altura del Museo de Antioquia) que va a estar acompañada de una red de bicicletas y el tramo que tendrá La Playa.
Para Carlos Cadena Gaitán el problema no se centra en la falta de personas que quieran usar la bicicleta, por el contrario cada día son más.
El asunto se centra en el atraso de Medellín, puesto que “sabemos muy bien hacia dónde deberíamos ir pero no nos dirigimos hacia allá todavía. El uso de la bicicleta todavía no es lo suficientemente grande, ni satisfactoria la tasa de su uso y esto se debe en parte a que no hemos generado las condiciones para que eso se haga”, detalló el experto en movilidad sostenible y miembro del colectivo La Ciudad Verde.
Los principales obstáculos para que la ciudad pedalee a tener condiciones óptimas para los ciclistas son que “todavía no hay infraestructura y condiciones realmente explícitas. Llevamos muchísimos años en esto y más allá de la retórica de los discursos, en la práctica es una ciudad que todavía le apuesta al carro, entonces hay una gran preocupación”, argumentó Cadena Gaitán.
Por otra parte, para Mauro Mesa lo que hace falta es “voluntad política para construir las ciclorrutas que faltan, la seguridad de poder llegar de un lugar a otro, tener una vía segregada, trabajar en la organización del tráfico, el control de velocidad y brindar servicio público de calidad para que la gente se motive a usarlo y no a seguir comprando vehículos”.
Desde la perspectiva de Daniel Suárez lo que hace falta se resume en “Compromiso, de exigir la infraestructura y entender que aunque la ciudad es en su mayoría loma, ya hay otras alternativas”, replicó el activista.
Otra de las problemáticas que afectan a los ciclistas es la señalización, dentro de la que se incluyen los semáforos especiales para el tránsito de ciclistas, pues su función no es entendida por peatones, conductores y ciclistas.
“En Laureles, por ejemplo, hay una señalización que no es muy conocida por todos los actores viales, no entienden que esta le da prioridad al ciclista para desplazarse por esa calle. Es una forma de ciclorruta aplicado de forma errónea, porque el otro que va en moto, carro o bus no la entiende, entonces el ciclista es afectado en ese sentido”, evidenció Daniel Suárez.
El desconocimiento juega un papel fundamental en este aspecto, puesto que el respetar los 1.5 metros de distancia que debe tener un vehículo para sobrepasar a un ciclistas (según la ley 1811), no es muy usual en el día a día de los ciclistas que ven arriesgada su vida en las vías de la ciudad que aún no cuentan con ciclorrutas.
Al respecto, el gerente de Movilidad humana explicó a EL MUNDO que como acciones para el mejoramiento de este aspecto “hicimos un mantenimiento a finales de 2016 de ocho kilómetros de ciclorrutas, de los 45 ya hechos y se hizo la intervención de señales, como lo establece la norma del Ministerio del Transporte de Colombia”.
En cuanto al respeto por la distancia que se debe guardar a los ciclistas, que según el Código Nacional de Tránsito deberían ocupar un carril, Gómez indicó que “hace dos meses elevamos una solicitud al Ministerio de Transporte porque queremos acoger una serie de señales nuevas orientadas a la bicicleta, por ejemplo la de la distancia de los 1.5 metros”.
Volviendo a la bicicleta como forma de ser amigables con el medio ambiente, Carlos Cadena fue enfático en que “la gran crisis del aire nos indica que no podemos seguir motorizados, que ese no es el camino. Sabemos que los tenemos que solucionar y definitivamente sabemos que tiene que ver con el transporte colectivo, la bicicleta y la articulación”.
El director del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, Eugenio Prieto Soto, presentó el pasado miércoles más de 30 acciones en las que trabaja la entidad para mejorar la calidad del aire en el territorio, integrado por diez municipios. Una de estas acciones fue la denominada Ciclocamininabilidad, con la que se proyecta a 2019 la construcción de 120 km de ciclorrutas en toda la región, con lo que los diez municipios del Valle de Aburrá se convierten en los únicos de Colombia en los que los habitantes podrán movilizarse en bicicleta por todo el territorio.
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