La Asociación de Bananeros de Colombia (Augura) le salió al paso ayer  a las informaciones sobre supuestas vinculaciones de los bananeros de Urabá a grupos armados ilegales de autodefensas y fue enfática en declarar que los productores de la fruta fueron obligados a aportar a las Convivir, que eran legales, pero no a los paramilitares. 

Este gremio se pronunció ayer en relación con la resolución proferida por la Fiscalía General de la Nación, mediante la cual declaró delito de Lesa Humanidad la conducta de concierto para delinquir agravado y que señaló un posible compromiso de empresarios bananeros en la financiación de grupos armados ilegales de autodefensas. 

En un comunicado de once puntos, Augura recordó que por más de 20 años Urabá fue azotada por el conflicto armado, y que tanto guerrilla como paramilitares sembraron el terror en la región y dejaron más de 3.000 muertos y miles de personas desplazadas, sin distingo de condición social. Al tiempo que la región sufrió la violencia descarnada que se ensañó con niños, jóvenes, trabajadores de las fincas bananeras, transportadores, empresarios, comerciantes, entre otros. 

Ante esa situación, esa Asociación aclaró que durante esta dura etapa que vivió esa región, los urabaenses se vieron obligados a ser parte de la estrategia de defensa y seguridad promovida por el Gobierno Nacional, a través de las Cooperativas de Seguridad y Vigilancia (Convivir).

Enfatizó que esas organizaciones legales fueron creadas, fomentadas y apoyadas por los gobiernos local, regional y nacional, e incluso por organizaciones internacionales como la ONU y la OEA, que vieron con buenos ojos la creación de una red de vigilancia que permitiera combatir a todos los actores armados ilegales que azotaban la región. 

“Bajo la presión social y la urgencia de acciones que permitieran salir de la crisis, los empresarios bananeros nos vimos prácticamente obligados a hacer aportes a las Convivir, que permitieran apoyar la compra de equipos y herramientas para las labores de vigilancia. Las Convivir estaban legalmente constituidas y vigiladas por la Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada. Dichos aportes están debidamente documentados, mediante el debido proceso de contabilidad y auditoría, pues se hicieron bajo el marco de la ley y ante los ojos de las autoridades. Una vez fueron desactivadas retiramos nuestra participación en las mismas”. 

Augura respeta la decisión de la Fiscalía General de la Nación y espera que las investigaciones adelantadas logren establecer realmente las verdaderas responsabilidades sobre la financiación de los grupos armados ilegales, no sólo en Urabá sino en todo el país.

Pero enfáticamente reiteró que "afirmar equivocadamente que los bananeros colombianos patrocinan a los paramilitares, pone en riesgo no solamente a los más de 22.000 empleos directos, a los más de 120.000 indirectos y a la economía de toda una región, sino que además genera un gran daño al comercio exterior en Colombia”. 

En torno a los señalamientos sobre supuestos patrocinios de parte de empresarios bananeros a grupos de autodefensas, Augura expresó que los empresarios agremiados    siempre han actuado conforme a la ley y a la institucionalidad.

“La región ha sido estigmatizada”
Juan Camilo Restrepo,  presidente de Augura, habló con el mundo sobre la situación e indicó: “Frente a lo ocurrido por parte de la Fiscalía, el sector bananero lo recibe como una gran oportunidad para poder contarle a Colombia y al mundo que los bananeros colombianos no patrocinaron grupos paramilitares. En la década de los 90 sí existió una región que ha sido estigmatizada, donde el común denominador fue la ausencia del Estado, pero que además fue víctima de grupos guerrilleros como de paramilitares es el sector bananero y el Urabá. Con la presencia de estos grupos muchos bananeros, trabajadores no sólo perdieron su vida sino que se vieron obligados a desplazamientos. Este es un gran acontecimiento en el sentido de que vamos a tener la posibilidad de desmontar y desvirtuar aquella tesis perversa que hace daño al sector y a la región. En Urabá ya pasamos la época de la violencia y estigmatización”.