No levanta cabeza la colectividad roja y lo peor, no se ve opción clara de que las cosas mejoren en el futuro.
Empezamos el análisis de los resultados electorales. Las consultas de partidos para escoger sus candidatos a la Presidencia confirman lo que todos sabemos: que la opinión pública se encuentra terriblemente polarizada entre derecha (Duque) e izquierda (Petro) y que muchas personas ajenas a estos partidos se entrometieron en la decisión, para votar en contra del que no les gustaba. Esa la razón por la cual Colombia Humana y el Centro Democrático obtienen menos votos para sus listas a Congreso de los que obtuvieron sus candidatos presidenciales.
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Sin duda, el Centro Democrático y su candidato Iván Duque, salen fortalecidos del debate. Por lo menos les permitió dar a conocer, ¡y de qué manera!, a su desconocido aspirante. De otro lado Gustavo Petro se consolida como la alternativa frente a Duque.
El partido Liberal sale bien maltrecho del certamen electoral: pierde tres senadores y varios representantes a la Cámara, no obstante que continúa siendo la primera fuerza en esta última corporación, algo así como un consuelo o una buena disculpa para descrestar ingenuos. No levanta cabeza la colectividad roja y lo peor, no se ve opción clara de que las cosas mejoren en el futuro. No creo que Juan Fernando Cristo, quien encarna la rebelión contra el expresidente César Gaviria, sea el líder que requiere el liberalismo. A decir verdad y a pesar del respeto que le tengo, Juan Manuel Galán también salió del evento muy chamuscado: puso su organización al servicio de la candidatura del doctor Omar Hoyos Agudelo, quien no sólo naufragó en su intento de llegar al Senado, sino que los votos anunciados por Galán tampoco se vieron en ninguna región de Colombia. El intento de revivir al Nuevo Liberalismo se ve cojitranco con el capital mostrado.
En Antioquia el liberalismo perdió una curul de Cámara y el liderazgo y carisma de los elegidos está lejos de ser lo que merece un partido respetable. Pocas ideas y bastante plata es lo que se observa.
El partido Conservador, en cada elección va perdiendo también su preminencia en Colombia y en Antioquia. Lo que siempre he dicho: es un partido sin vocación de poder, sin candidato presidencial, convertido en una buena escalera por donde suben otros partidos a la cima. Parece que sólo le interesan burocracia y contratos, no el sustrato ideológico; el Centro Democrático se va apoderando de sus banderas y de sus seguidores, mientras su grandeza va quedando relegada a los libros de historia, como la del partido Liberal.
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El Centro Democrático destrona a la U como el partido con más adeptos en Colombia. La U se va diluyendo y su futuro es incierto. Seguramente quedará convertido en un simple “dispensador de avales”.
Cambio Radical crece notoriamente. Se convirtió en el refugio de muchos políticos de profesión que pueden ser lastre en la elección presidencial para su candidato Germán Vargas Lleras.
En otra ocasión comentaré lo sucedido con los nuevos partidos y movimientos, que auguran un refrescamiento de la política en Colombia.