El vaticanista Nestor Pongutá y el padre Juan Álvaro Zapata explican a los lectores de EL MUNDO el proceso que se adelantó entre Colombia y el Vaticano para elegir las cuatro ciudades que recibirán al papa entre el seis y el nueve de septiembre.
Desde el momento en que monseñor Augusto Castro, presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana para abril de 2015, recibió la carta del Secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolín, confirmando la visita del papa Francisco a Colombia sin especificar aún fechas y lugares para el viaje apostólico, hubo expectativa en todo el país por conocer las sedes que albergarían al máximo jerarca de la iglesia católica durante su periplo por Colombia.
El vaticanista Nestor Pongutá, corresponsal de W Radio en Roma, expresó en diálogo con EL MUNDO que “el 24 de enero de 2016, la Conferencia Episcopal Colombiana presentó al santo padre la agenda inicial; ese día vino a Roma el Nuncio apostólico Ettore Balestrero, el presidente de la Conferencia Episcopal para ese momento que era monseñor Luis Augusto Castro, el vicepresidente y actual presidente, monseñor Oscar Urbina, y el cardenal Rubén Salazar y trajeron la propuesta de agenda para la visita a Colombia”.
Pongutá explicó que la delegación trabajó desde el 2 de abril de 2015 en la preparación de la propuesta de agenda. “Lógicamente todos querían que fuera, monseñor Castro quería que pasara por Tunja, monseñor Ricardo Tobón se manifestó por Medellín, monseñor Rubén Salazar lo hizo por Bogotá y también quería que fuera a Barranquilla y así cada uno, pero desde la secretaría de Estado estaba claro que su santidad quería estar en lugares donde nunca había ido ningún papa, como lo había hecho recientemente en México. Él quería ir a las periferias porque el papa habla siempre de cómo conocer un lugar y plantea que la mejor manera de entender un lugar es yendo a sus periferias y eso lo hace desde que estaba en Argentina porque era un caminante que lo hacía para entender a la gente, sus problemáticas y necesidades”.
El padre Juan Álvaro Zapata, secretario adjunto de la Conferencia Episcopal Colombiana, coincidió en lo relatado por el vaticanista y planteó que “en la propuesta inicial se trató de abarcar todo el país; además de las ciudades que resultaron seleccionadas hubo propuestas para ir a Quibdó, Florencia, Buenaventura, La Guajira y así comprender todos los puntos cardinales del país. Pero era imposible que el papa estuviera en tantos lugares por su edad y por el tiempo que se dispone para cada visita, aún cuando la santa sede brindó a Colombia cuatro días de visita, a diferencia de los dos que se dan generalmente a cada país”.
Según manifestó Pongutá, la propuesta fue posteriormente analizada por la dirección de viajes, un comité interno del Vaticano que estudia los lugares presentados a la luz de criterios como seguridad y logística, detallando, además, que estos sitios no deben demandar mayores esfuerzos por parte del papa debido a las restricciones de su equipo de seguridad y el cuerpo médico que le acompaña.
“Después de la tragedia en Mocoa se propuso como posible destino para replicar de alguna manera lo que se vivió con Su Santidad Juan Pablo II, qiuen después de lo ocurrido en Armero lo incluyó como destino en su agenda, pero esto era muy diferente porque él, para ese entonces, no sólo estuvo siete días sino que tenía 66 años y era un hombre muy joven”, dijo el vaticanista.
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El padre Juan Álvaro Zapata agregó que “incluso se consideró, entre las propuestas iníciales, la posibilidad de visitar dos sedes por día pero la santa sede nos hizo entender que él tiene 80 años y eso sería someter al santo padre a una carga muy grande, entonces pasaron a considerar estas cuatro ciudades, entendiendo que son representativas para la nación y cuentan con vías de acceso que posibilitarán la llegada de fieles provenientes de todas las regiones”.
La elección de las ciudades
Nestor Pongutá explicó que “el papa llega a Bogotá a bordo del Pastor 1 de la aerolínea Alitalia porque es una visita pastoral pero él también es un jefe de Estado y en Bogotá está la sede de la Nunciatura. Además, por temas de logística y seguridad, sólo pernoctará en esta ciudad.
Luego está Villavicencio que es, entre las cuatro ciudades elegidas, la única que nunca antes ha recibido la visita de un papa. Villavicencio no sólo representa a los Llanos Orientales sino que es esa puerta a la Amazonía y la Orinoquía, zonas de especial interés para el santo padre por lo planteado en su encíclica Laudato si en defensa del medio ambiente; además, esta ha sido una zona afectada por diferentes actores del conflicto armado y hace parte de ese llamado a dar el primer paso”.
Según el experto, la elección de Medellín se da por múltiples motivos; el paso de la ciudad más violenta del mundo a una ciudad que en los últimos años ha vivido una gran transformación, la gran tradición católica del departamento de Antioquia y el hecho de tener en este departamento a la primera y hasta ahora única santa colombiana, la santa Laura Montoya, a quien el mismo papa elevó, elementos que al confluir dan como resultado la necesaria visita a Medellín.
Finalmente está Cartagena. “Allí no solo está San Pedro Claver, santo español y jesuita como él, sino que es una ciudad que reúne opulencia y miseria, que es precisamente eso que el papa denuncia, la desigualdad, por eso él no va a estar en el centro histórico ni en los lugares donde más dinero hay, sino que va a querer ir a los sitios en los que se hace más evidente la desigualdad”, apuntó Pongutá.
El padre Zapata concluyó expresando que esta elección no se debe mirar desde la inclusión o exclusión de ciudades, pues lo que se verá desde el seis de septiembre es la visita del máximo jerarca de la iglesia católica a Colombia y este es un hecho que sólo puede representar la unión del país en torno a una figura que llega con la invitación de dar el primer paso hacia la reconciliación.