Entre la atareada agenda del papa Francisco en Medellín hay un momento reservado para visitar la sede original de los Hogares Infantiles San José, morada de 200 niñas de bajos recursos y con algún tipo de orfandad, quienes se disponen para la visita con los preparativos que la ocasión amerita.
La ajustada rutina de las niñas del Hogar Infantil San José va a ser totalmente desobedecida el 9 de septiembre de este año. Esa mañana tal vez se empiecen a despertar, como de costumbre, desde las 4:30 a.m.; tal vez organicen los dormitorios comunes, los pasillos y desayunen, pero, ese sábado no habrá más que emoción y ansiedad en los rostros de esas 200 niñas de primaria que duermen, comen y estudian en una casa con 109 años de historia ubicada en el barrio Bostón, en Medellín.
Ese día llegará el papa a visitarlas; ese señor del que han escuchado decir que es el mismo Dios en la tierra, el sucesor de los apóstoles, el representante de San Pedro, el jerarca de la Iglesia, su santidad, en resumen, una figura divina. Francisco irá a saludarlas a ellas en su casa y allí también estarán otros niños y jóvenes de las demás sedes de los Hogares San José para completar casi 600 niños y jóvenes que podrán saludar al papa.
María Paulina González Alzate, quien cursa el grado octavo en el internado será una de ellas y está segura de que se enfrentará a un acontecimiento sin precedentes. “Espero que sea una de las mejores visitas la que él haga, porque saber que una persona va a venir aquí a Colombia a representar a Jesús es la mayor alegría”, dijo.
La planeación comenzó desde hace más de tres meses. Las niñas dispusieron de una habitación en el primer piso de la casa, al lado del patio central, para que el papa descanse; han estado ensayando cantos –entre ellos el himno de San José– y bailes para que se sienta bienvenido; escribieron cartas contando su historia personal y las razones –tristes en todos los casos– por las cuales están en el hogar; han hecho sus tareas muy juiciosas, mejoraron su disciplina, han estado rezando con más fervor; todo, para estar preparadas para, quizás, la visita más importante que recibirán en toda su vida.
“Estoy muy contenta porque va a venir el papa y lo voy a esperar con una sonrisa. Le voy a pedir que me ayude para que no le pase nada malo a mi familia y que se arreglen los problemas en la casa”, comentó Kelly Johana Muñoz Londoño, estudiante de cuarto de primaria.
María José Mazo Palencia, de quinto de primaria, espera poder ver el papamóvil y, sobre todo, saludar al papa con “mucha alegría y esperanza” para que le vaya muy bien en esta visita al país. “Me estoy portando juiciosa y estudiando bastante para poder conocer al papa. En el primer periodo ocupé el primer puesto. Yo le voy a pedir al papa que ayude a mi familia y a las familias de las niñas, que el internado reciba más ayuda y que a las niñas les vaya bien en la escuela”.
El lugar no estará abierto a todo el público. Allí llegará Francisco acompañado por su comitiva de 30 personas y los directivos de Hogares San José. El recorrido del papa en este lugar será muy breve. Llegará a la entrada del hogar, saludará a algunos niños quienes estarán presentes, entrará hasta el patio, recibirá la bienvenida de los demás niños que le cantarán e intercambiará algunas palabras con ellos. Finalmente el papa se retirará para emprender su recorrido en papamóvil hasta La Macarena.
Este lugar fue elegido porque, de acuerdo con Ricardo Tobón Restrepo, arzobispo de Medellín, “el papa siempre quiere estar en contacto con obras sociales de la Iglesia y esta casa tiene el mérito de llevar más de 100 años sirviendo a niños y niñas. Además es sostenida por benefactores, personas humildes quienes le ayudan a los niños pobres. Entonces el papa quiere, desde aquí, saludar a todos los que trabajan por los niños y con los pobres”.
Consuelo Gómez Serna, hermana de la congregación Dominicas de la Presentación, quien convive con las niñas, señaló que “al papa le vamos a decir que continúe dándonos ese ejemplo de pobreza, humildad, sencillez, alegría, sobre todo para los pobres. Nos hemos admirado con esa belleza del papa, cómo quiere a los pobres y por eso escogió el Hogar San José, porque las niñas de aquí son muy pobres y con muchísimos problemas familiares”.
El director de Hogares Infantiles San José, Monseñor Armando Santamaría, explicó que las anfitrionas del papa son “niñas de primaria quienes tienen algún tipo de orfandad y pobreza extrema. Muchas han perdido los papás por abandono, accidentes o violencia. Las niñas reconstruyen aquí el tejido humano a través del cariño, de la buena atención, higiene, buena alimentación y, sobretodo, les reanimamos la esperanza y les demostramos que el amor de Dios se traduce en obras”.
Las niñas pasan las 24 horas del día en el internado, ese es su hogar, por eso ninguna de ellas está en adopción. Cuando terminan la primaria pasan al internado vecino, otra sede de Hogares San José donde funciona el bachillerato femenino. Cuando terminan bachillerato y empiezan la universidad, algunas se quedan viviendo con en el internado hasta que ganan independencia.
“Eso sí, procuramos que las que puedan salgan los fines de semana a su entorno familiar, que puede ser una abuelita, mamá en dificultades o una madrina, pero es importante mantener ese contacto. Pero las que son de muy lejos o no tienen a nadie, se quedan con nosotros”, añadió Santamaría.
Jessica Ríos Moncada, monitora de las niñas, aseguró que las historias personales de ellas son muy diferentes. “Ellas llegan aquí por diferentes motivos. Unas son por maltrato, otras por abuso sexual, porque no tienen papás o los papás no tienen cómo darles estudio ni alimentación. Otras han sido porque la mamá no puede tenerlas en el momento, entonces las internan mientras resuelven”.
Para estar a la altura de ese gran acontecimiento, las niñas y todo el personal del internado han tenido una preparación ardua.
“Estamos haciendo sacrificios, rezando el Santo Rosario a la santísima virgen con muchísimo fervor, porque el Santo Rosario es muy eficaz para cualquier necesidad y esta es una de las principales necesidades, dar las gracias por esa dicha y esa elección que el papa ha hecho de estar con nosotros. Además, nos estamos renovando por dentro para que el Señor nos purifique y nos santifique con la visita del papa, que es ver al mismo Cristo en la tierra aquí en nuestra casa”, explicó la hermana Gómez Serna.
En 1908, cuando Medellín era una provincia, el señor José Jesús Toro Uribe, fundó el Orfanato San José en la casona ubicada en Boston que visitará el papa.
En 1955 construyeron una segunda sede en el sector de Las Palmas, a donde trasladaron a los niños, mientras que las niñas se quedaron en Boston. Por ese entonces Santiago Mejía Herrera, era el director del orfanato.
En 1965 el orfanato dejó de tener ese nombre para llamarse Hogares Infantiles San José.
Luego, en 1992, Mejía Herrera se retira y le sucede monseñor Armando Santamaría, actual director y administrador de esta obra. Bajo su dirección, en 1999, se construyó un nuevo internado, esta vez, para las niñas que no tienen forma de seguir su bachillerato.
En 2011 abrió el Tallercito San José en el barrio Prado para 30 niños de 2 a 5 años. Muchos de ellos son hijos de padres que están pagando condenas en cárceles.
Actualmente, operan otro internado para niñas en Envigado, para completar cinco obras en las que trabajan por el bienestar de más de 630 menores de edad.
Esta obra social es operada por la Arquidiócesis de Medellín y su funcionamiento depende de donaciones de benefactores.
600 niños recibirán al papa el próximo 9 de septiembre y podrán compartir unos minutos con él.