El maestro dirigirá el concierto de aniversario de la Orquesta Filarmónica de Medellín, que se llevará a cabo el domingo 29 de abril en el Teatro Metropolitano,y que contará con la presencia de la soprano colombiana Juanita Lascarro y el barítono austriaco Günter Haumer.
Andrés Orozco- Estrada es el silencio que contiene todos los sonidos. Cuando está en el escenario, de espaldas al público y frente a los músicos, sus manos son las que se expresan: “si le ponemos metáfora, yo moldeo el sonido a través de mis manos”, comenta el maestro en una rueda de prensa convocada por la Orquesta Filarmónica de Medellín (Filarmed).
El director Orozco- Estrada viajó desde Viena para dirigir el concierto de aniversario de los 35 años de la Filarmed, que se realizará este domingo 29 de abril, a las 4 de la tarde, en el Teatro Metropolitano. No sólo viajó para dirigir, también viajo para “mostrarle al público lo valioso y lo importante que es tener una orquesta y trabajar con ella”.
Trabajar y sentir la música, porque para el maestro la música es un eterno disfrute, un juego que se convirtió en una profesión que lo ha llevado a dirigir la Orquesta Sinfónica de Houston, la Orquesta Sinfónica de la Radio de Frankfurt y a ser el director principal invitado de la Orquesta Filarmónica de Londres.
El maestro Orozco- Estrada inició sus estudios musicales en el Instituto Musical Diego Echavarría en los años 80, “fue allí donde aprendí a querer la música y a disfrutarla como si fuera un juego”, comenta el músico, quien por esos años jugaba a ser director de orquesta.
Fue así, en medio de la naturalidad del juego, como descubrió que la música sería su camino. A los 16 años abandonó su natal Medellín y se dirigió a Bogotá a complementar sus estudios en la Universidad Javeriana y, posteriormente, se trasladó a Viena para estudiar en la Universidad de Música y Arte Dramático.
Gracias a su preparación musical, el maestro ha sido invitado a dirigir orquestas como la Filarmónica de Viena, la Orquesta de la Academia Nacional de Santa Cecilia en Roma, la Orquesta Nacional de Francia, entre otras.
Para Andrés Orozco- Estrada la música es, también, un eterno aprendizaje: “yo no paro de aprender, creo que eso es lo que me mantiene vivo y con ganas de seguir”, dice. Ese continuo proceso de seguir perfeccionando el arte de sacar música desde el silencio lo llevó a ser nombrado director titular de la Orquesta Filarmónica de Viena para el periodo 2021- 2022.
“Mucha gente pensará que yo no tengo que seguir estudiando, pero para mí es todo lo contrario: entre más grandes son esas oportunidades y esos retos, es mayor el esfuerzo y menos duermo”, comenta mientras ríe, señalando que, tal vez, sólo logre dormir en su vejez o a la hora de su muerte.
Cuando le preguntan por los retos que vienen con el nombramiento, Andrés Orozco- Estrada sólo sonríe. Para él faltan muchos años para que se cumpla la importante cita. Por el momento, es enfático en decir que “es un proceso, estoy caminando por la vida y disfrutando al máximo lo que hago”.
Volver a dirigir la Orquesta Filarmónica de Medellín, después de cuatro años, le implica al maestro seguir estudiando. La obra que presentarán en el Teatro Metropolitano, Un requiem alemán de Brahms, se lo exige: “es una obra de belleza incalculable que celebra la vida y la muerte”.
Un requiem alemán de Brahms no fue escogida al azar. Pese a ser una obra pensada para lo fúnebre, Orozco- Estrada y la Filarmed la consideran una obra que plantea dos temas fundamentales, la reconciliación y el consuelo: “Eso nos tiene que servir de inspiración, de impulso para seguir adelante”, comenta el maestro.
Este requiem celebrará los 35 años de la Filarmed, una Orquesta que se ha mantenido viva a pulso, mediante la gestión de los directivos de la organización, y con recursos de empresas públicas y privadas.
Frente a esto, el director manifiesta que a la Orquesta le hace falta apoyo, no solo de los sectores públicos y privados, sino también de la ciudadanos: “el apoyo de la gente no es solo venir y comprar la boleta, es acompañar a la Orquesta, es que les duela la orquesta, que se identifiquen con ella”, señala el maestro. Y la ciudad también necesita a la Filarmónica, porque en el arte las ciudades se vuelven mejores ciudades y, “por consiguiente hay mejores personas”, puntiliza el maestro.