Amor a tiempo

Autor: Henry Horacio Chaves
13 diciembre de 2019 - 12:04 AM

Una comercializadora ofrece productos elaborados por desmovilizados de las Farc que cumplen su compromiso de reintegrarse a la sociedad. Consumirlos es completar el círculo y aportarle a la reconciliación. 

Medellín

Se ha vuelto una especie de lugar común la queja por el veneno que destilan las redes sociales, la agresividad que generan y lo que aportan a la polarización del país. Sin embargo, vale recordar que no son las redes sino las personas que las usan, ellas no son más que canal y la agresividad o no, la ponemos nosotros al digitar, al opinar, al contestar. Y es justo decir también que, así como ese canal ha servido para hacer famosos a muchos necios, también sirve como vehículo para conocer buenas experiencias.

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Es el caso de Amor a tiempo, una comercializadora que nació como estrategia para impulsar las iniciativas productivas de los reinsertados de las Farc en distintas zonas del país. Utilizan las redes sociales, la tecnología, para hacer visibles los productos, para vender, y para dar testimonio de que la paz es posible más allá de los discursos políticos, en el día a día de quienes decidieron dejar las armas y reconciliarse con la vida.

Era claro que no iba a ser fácil. Décadas de guerra y violencia no se borran en meses, menos cuando algunos desde el principio se negaron a desmovilizarse y otros no lograron reincorporarse a la sociedad y volvieron a las armas, a la ilegalidad y al absurdo. No es fácil pero sí posible porque la mayoría de los excombatientes sigue fiel al compromiso, honra la palabra y alimenta todos los días esa esperanza de paz. No suelen ser los protagonistas de las noticias ni el ejemplo que más usamos, pero ahí van en su cotidianidad, tejiendo nuevos lazos y siguiendo el ejemplo de otros que se desmovilizaron antes, del M19, del Epl, el Quintín Lame, las Milicias del Pueblo, las Autodefensas Unidas de Colombia y de las propias Farc.

Cada una de esas experiencias ha escrito su propia historia de logros y frustraciones. Muchas vidas, muchísimas, ha costado el propósito de la paz y la reintegración, pero es obligatorio reconocer que en la mayoría de los casos se ha logrado. Y como todo, las mejores historias son de personas que ya no son identificadas como desmovilizadas, o excombatientes, sino como líderes políticos, profesores, campesinos, obreros, camarógrafos, padres, amigos, hermanos. Cuando superan el apelativo y se vuelven uno más, la reintegración se materializa y hay muchos ejemplos, pero precisamente no son visibles y esa es parte de su gracia y debería ser un propósito colectivo.

Son seres humanos que encontraron razones para dejar la guerra, que como se llama la comercializadora, se comprometieron con el amor a tiempo. Muchos campesinos que se encontraron con las históricas dificultades de llevar sus productos a los centros de consumo e incluso atravesar las fronteras como testimonio de que vale la pena insistir en la paz. Esa es la gracia de la comercializadora que desde Bogotá procura poner en contacto a los productores con los distribuidores, y que ojalá les vaya tan bien que se animen a tener otros centros de distribución que hagan más fácil el trabajo y aumente la cobertura.

El portafolio lo componen el café cultivado en diversas regiones de un país como el nuestro, que ha sido considerado como el productor de la mejor calidad, cerveza artesanal y otros productos elaborados en los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETRC) que se crearon en donde funcionaron antes las Zonas Veredales Transitorias de Normalización, como resultado de los acuerdos de paz. Cada producto es en sí mismo un testimonio del cumplimiento de la palabra y representa un acto de fe de quien lo compra.

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Insistamos en que la mayoría de los desmovilizados están cumpliendo la palabra y construyendo paz. Otro tanto debemos hacer nosotros, la sociedad, que debemos cumplir nuestra parte en la reincorporación de quien asumió el reto de dejar las armas. Más allá de los discursos y los escenarios políticos, cada uno puede apoyar ese es esfuerzo y mantener viva la esperanza. Se trata de comprar y compartir los productos como una manera de contribuir a la reconciliación y ratificar que la paz no puede ser efímera, sino que debe convertirse en una expresión del amor a tiempo.

 

 

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